Por Sonia Almada (*)
El caso de Lucio Dupuy ha revelado, de manera inmersiva, que los malos tratos, las torturas, el abuso sexual al que se ven sometidos miles de niños y niñas, desde bebés, son prácticas cotidianas.
La Organización Mundial de la salud afirma que, que casi 3 de cada 4 niños de entre 2 y 4 años sufren con regularidad castigos corporales o violencia psicológica de la mano de madres, padres o cuidadores y que una de cada 5 mujeres y uno de cada 13 hombres declaran haber sufrido abusos sexuales durante la infancia
Se calcula que cada año son asesinados más de 40.000 niños y niñas, aunque estas cifras no reflejan la realidad que es mucho más atroz. Una importante proporción de las muertes debidas al maltrato infantil es atribuida erróneamente a caídas, quemaduras, ahogamiento u otras causas. Las mismas causas que los imputados de esos crímenes esgrimen para salvarse.
En Argentina desde octubre de 2020 y septiembre de 2021 se registraron 9.989 casos de niños y adolescentes víctimas de violencia familiar y/o sexual. La estadística revela que el 74,2% de las víctimas fueron violentadas por alguien de su entorno cercano o ámbito de confianza, es decir que sufrieron violencia intrafamiliar. “Violencia contra Niñas, Niños y Adolescentes: Un análisis de los datos del Programa las Víctimas contra las Violencias 2020- 2021″ Ministerio de Justicia y UNICEF
El maltrato a los niños ha existido desde siempre. En la Edad Antigua el infanticidio era una práctica naturalizada. Los padres disponían de la vida así como de la muerte de sus propios hijos. No es muy distinto en muchos casos a la realidad de hoy.
El maltrato infantil está sostenido en la desigualdad de poder adherida en la creencia que las mentes y los cuerpos de los niños les pertenecen a los adultos. Este imperialismo es una consecuencia de la indefensión del cachorro humano que necesita del otro, para sobrevivir y desarrollarse.
A pesar del horror mediatizado al que asistimos azorados ante cada infanticidio, cada caso de violencia sexual o malos tratos, la violencia contra la infancia no llega a la agenda de las políticas públicas, porque los niños y niñas siguen sin estar en primer plano.
Esa invisibilización de sus vidas hace que contra ellos pueda esgrimirse todo tipo de violencia que queda escondida en el interior de las casas, en los informes escolares, en los expedientes judiciales o en las historias clínicas a las que no se les presta la atención debida.
Los niños y niñas no tienen donde guarecerse de aquellos que en lugar de cuidarlos los lastiman y tampoco tienen la autonomía para lograr la ayuda y salir de ese infierno
La indolencia y la falta de preparación para ayudarlos son nuestra deuda pendiente como nación. Es posible prevenir el maltrato infantil antes de que comience. Es una decisión ética y del Estado hacerlo posible.
Desde la asociación civil Aralma se presentó un proyecto de ley ante la Cámara de Diputados de la Nación para crear el Ministerio de la Infancia en Argentina. Los fundamentos de la norma se puden descargar en: https://aralma.org/proyecto-de-ley-para-crear-el-primer-ministerio-de-la-infancia/También se creó una petición en la plataforma Change,org para recibir apoyo para esta iniciativa. Change.org/MinisterioDeLaInfancia
* Sonia Almada es escritora, psicóloga, magíster internacional en DDHH para la Mujer y el Niño, Violencia de Género e Intrafamiliar por la UNESCO.