Los sexalescentes están construyendo una generación que entiende que se puede ser optimista y tener una actitud positiva, enérgica y dinámica. Que se puede ser consciente de las limitaciones físicas, pero esto no implica limitarse mentalmente.
Por lo tanto, sostienen que todo es una cuestión de actitud, es decir, tomar el toro por las astas y construir la vida que uno quiere. Ellos y ellas se preguntaron y se preguntan ¿Cómo quiero vivir los próximos 20 años de mi vida?
El Argentino
Porque el optimismo y la mirada positiva frente a la vida, genera neurotransmisores bienhechores como la serotonina y las endorfinas. Que una vida al aire libre y deportiva produce BDNF, el factor neurotrófico que protege la producción de neuronas. Que el estudio y la actividad produce e incrementa la neuroplasticidad.
Pero la longevidad no solo ha modificado y creado un último ciclo evolutivo: la cuarta edad, sino que este fenómeno ha llevado a una total modificación del resto de los ciclos evolutivos.
El entender o concienciar que la vida no se acaba en a los 60/70 años, ha variado el ciclo de la adultez: las edades de inicio de una relación de pareja formal, las de tener hijos y también ha modificado el inicio y la culminación de la adolescencia.
Por lo tanto, se ha modificado toda la vida. Aunque, a decir verdad, no se trata únicamente de la supervivencia en términos de cantidad de años, sino de la calidad con que se viven esos años, porque ¿de que serviría vivir mucho tiempo una ancianidad decrépita?
El Argentino
Parece ser que esta generación sexalescente ya ha instaurado su propia cultura y filosofía, y augura a las próximas generaciones que hoy tienen 30, 40 y 50 años, un futuro con más entusiasmo, mirada positiva y por sobre todo lograr calidad de vida.
Por Martín Epstein (Politólogo y Analista Económico del CEPA)
Se presentaba como lo nuevo, rupturista y antisistema, pero a la primera oportunidad que tuvo se acomodó al lado de los jugadores de la champions de las finanzas y en vuelo privado encaró su primer destino como presidente electo. Así es, Milei se convirtió en un abrir y cerrar de ojos en la cara visible de un nuevo viejo programa de valorización financiera, mucho más clásico y conocido que lo que el libertario pretendía en campaña. Telegramas de despido que empiezan a llegar bajo el amparo de la eliminación de la obra pública ya anunciada, incertidumbre respecto a continuidad de puestos de trabajo en todos los sectores de la economía, hasta inquietud sobre el cobro del aguinaldo de repente son parte de una diaria muy vertiginosa que nos empuja desde hace una semana.
La confirmación de Luis Caputo al frente del ministerio más importante, es toda una definición: Milei no va a ser quien tome las decisiones trascendentales en materia económica en el inicio de su gestión. La dolarización quedó en los papers académicos, la eliminación del Banco Central también parece ser slogan de una campaña que rápidamente quedará para el recuerdo. Pero, ¿para qué viajó la comitiva a Estados Unidos días antes de la asunción presidencial?
Milei, en principio, a un viaje casi místico religioso, pero su futuro ministro a hacer negocios. Sí, porque lo que se está cociendo en estos días no tiene otra explicación. Dicen desde el entorno de Macri-Milei que las LELIQs son un problema, que tiene que resolverse de forma urgente. Dicen, que si se desarman de manera rápida todos los pesos liberados en la economía provocarían una hiperinflación. Entonces, los dos caminos que plantean son la confiscación de depósitos vía plan Bonex, o tomar deuda en dólares para asegurar la salida de esos pesos. Pero, las LELIQs no son otra cosa que la contrapartida de los plazos fijos de los ahorristas, y de hecho, hoy ya están desarmándose a pases diarios (un instrumento mucho más líquido) por temor a una devaluación que el mercado descuenta cercana al 80% y su consiguiente suba de tasas de interés. No hay que hacer nada con las LELIQs, o con los pases, no hace falta tomar decisiones abruptas. Habría que generar incentivos para que desde los bancos se promueva el crédito, y con eso se resuelve el problema de los pasivos remunerados. Aunque sería un programa bien distinto del que se anuncia para el nuevo gobierno.
El Argentino
La medida que se viene, ya se aplicó y parte de un error fundamental de conceptualización que los amantes de la valorización financiera repiten al infinito: igualar deuda en pesos con deuda en dólares. Es más, endeudarse en dólares para pagar deuda en pesos es como cuando en el juego de la oca caemos en el casillero que nos manda devuelta al inicio.
Argentina se encamina, una vez más, al sendero de endeudamiento, apertura, especulación financiera, y veranito en dólares mientras por abajo las PyMES se desploman, los puestos de trabajo desaparecen, y la desigualdad se profundiza.