Una derrota que reconfigura el escenario y lo tendrá a Kicillof como el principal actor del peronismo
El triunfo de Javier Milei abre un escenario inédito en todo el país y el impacto en la provincia de Buenos Aires será mayúsculo. El gobernador se para en el centro en el peronismo y deberá administrar su gestión con un presidente que hace una oda al neoliberalismo más salvaje.
La derrota de Sergio Massa ante Javier Milei abrió una nueva etapa en la historia del país en la que se asoma un capítulo escalofriante para las grandes mayorías.
En medio de la transición que se avecina hasta el 10 de diciembre, Axel Kicillof será una figura clave por dos aspectos centrales: encabezará a un peronismo como oposición nacional y administrará la provincia de Buenos Aires bajo la presidencia de La Libertad Avanza.
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Los momentos que se vivieron ni bien cerraron los comicios el domingo comenzaron a marcar el escenario sombrío para Unión por la Patria. Los votos que cosechó en el territorio bonaerense no alcanzaron y ahora el peronismo deberá prepararse para lo que se viene.
Todos los focos estarán centrados en la reconfiguración política y del pasaje de oficialismo a oposición a nivel nacional. En tanto, el escenario económico genera enorme preocupación ante el programa de gobierno que plantea Milei y en el que Mauricio Macri pondrá todas sus fichas.
El ajuste salvaje propuesto pasadas las 20:10, Massa salió al escenario del búnker para reconocer la derrota y felicitar al presidente electo. El dato a resaltar es que estuvo escoltado por el grupo de la dirigencia bonaerense del peronismo. Entre ellos se encontraban Axel Kicillof, Máximo Kirchner, dirigentes del Frente Renovador y ministros provinciales.
En el plano estrictamente de la gestión, lo más urgente para el gobernador reelecto tiene que ver con lo económico. Ahora tendrá que reformular el Presupuesto 2024 que tenía previsto enviar esta semana a la Legislatura.
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La preocupación por los recortes de recursos y el futuro de la coparticipación son dos elementos, de los tantos, que por estas horas hacen recalibrar la ley de leyes.
Además, la conformación del nuevo gabinete tendrá una nueva dificultad a la hora de llenar casilleros ya que la demanda de lugares creció a raíz de la derrota a nivel nacional.
Contener a todos los sectores de UP se transformará en un verdadero desafío hacia el 10 de diciembre.
En lo que hace al aspecto político, mientras Sergio Massa dejó la puerta abierta y se puso a disposición para los tiempos que se vienen, Kicillof se erige como el principal dirigente del peronismo en medio de la reconfiguración de los liderazgos.
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El otro punto a evaluar será el rol de Cristina Fernández de Kirchner, que por lo pronto el jueves tiene previsto dar una charla en Italia en la Universidad de Nápoles Federico II y el tema de su ponencia será “La insatisfacción democrática”.
A su vez, el Partido Justicialista bonaerense y el nacional también serán motivo de discusión en torno a la conducción. El primero, conducido por Máximo Kirchner y el segundo por Alberto Fernández.
El clamor para que Kicillof esté al mando del justicialismo de la provincia se hizo sentir hace semanas y otros no lo descartan como posible conductor del Consejo Nacional partidario.
Hasta el momento, el gobernador no mostró intenciones de hacerlo pero se recostó sobre el Grupo de Ensenada para obtener volumen político hacia el interior de UP.
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Comienza una nueva etapa en la historia de Argentina en la que el peronismo sufrió una dura derrota en todo el país, pero que sostiene la provincia de Buenos Aires luego de las elecciones generales. La discusión por los liderazgos será vital y Kicillof está llamado a ser una pieza clave.
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Por Martín Epstein (Politólogo y Analista Económico del CEPA)
Se presentaba como lo nuevo, rupturista y antisistema, pero a la primera oportunidad que tuvo se acomodó al lado de los jugadores de la champions de las finanzas y en vuelo privado encaró su primer destino como presidente electo. Así es, Milei se convirtió en un abrir y cerrar de ojos en la cara visible de un nuevo viejo programa de valorización financiera, mucho más clásico y conocido que lo que el libertario pretendía en campaña. Telegramas de despido que empiezan a llegar bajo el amparo de la eliminación de la obra pública ya anunciada, incertidumbre respecto a continuidad de puestos de trabajo en todos los sectores de la economía, hasta inquietud sobre el cobro del aguinaldo de repente son parte de una diaria muy vertiginosa que nos empuja desde hace una semana.
La confirmación de Luis Caputo al frente del ministerio más importante, es toda una definición: Milei no va a ser quien tome las decisiones trascendentales en materia económica en el inicio de su gestión. La dolarización quedó en los papers académicos, la eliminación del Banco Central también parece ser slogan de una campaña que rápidamente quedará para el recuerdo. Pero, ¿para qué viajó la comitiva a Estados Unidos días antes de la asunción presidencial?
Milei, en principio, a un viaje casi místico religioso, pero su futuro ministro a hacer negocios. Sí, porque lo que se está cociendo en estos días no tiene otra explicación. Dicen desde el entorno de Macri-Milei que las LELIQs son un problema, que tiene que resolverse de forma urgente. Dicen, que si se desarman de manera rápida todos los pesos liberados en la economía provocarían una hiperinflación. Entonces, los dos caminos que plantean son la confiscación de depósitos vía plan Bonex, o tomar deuda en dólares para asegurar la salida de esos pesos. Pero, las LELIQs no son otra cosa que la contrapartida de los plazos fijos de los ahorristas, y de hecho, hoy ya están desarmándose a pases diarios (un instrumento mucho más líquido) por temor a una devaluación que el mercado descuenta cercana al 80% y su consiguiente suba de tasas de interés. No hay que hacer nada con las LELIQs, o con los pases, no hace falta tomar decisiones abruptas. Habría que generar incentivos para que desde los bancos se promueva el crédito, y con eso se resuelve el problema de los pasivos remunerados. Aunque sería un programa bien distinto del que se anuncia para el nuevo gobierno.
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La medida que se viene, ya se aplicó y parte de un error fundamental de conceptualización que los amantes de la valorización financiera repiten al infinito: igualar deuda en pesos con deuda en dólares. Es más, endeudarse en dólares para pagar deuda en pesos es como cuando en el juego de la oca caemos en el casillero que nos manda devuelta al inicio.
Argentina se encamina, una vez más, al sendero de endeudamiento, apertura, especulación financiera, y veranito en dólares mientras por abajo las PyMES se desploman, los puestos de trabajo desaparecen, y la desigualdad se profundiza.