Pluribus: la distopía donde la felicidad es obligatoria y la tristeza rebeldía

¿Qué pasa si el mundo entero es feliz menos vos?

La nueva apuesta de Vince Gilligan, el celebrado creador de «Breaking Bad» y «Better Call Saul», llegó a la plataforma Apple TV+ este 7 de noviembre. «Pluribus», un drama con tintes de comedia negra y ciencia ficción, fue escrito específicamente para la actriz Rhea Seehorn (la recordada Kim Wexler) y plantea un escenario tan inquietante como original: un mundo donde la infelicidad ha sido erradicada por la fuerza.

Una distopía al revés

La premisa oficial de «Pluribus» es contundente: «La persona más desgraciada sobre la faz de la tierra debe salvar el mundo de la felicidad». La trama se desarrolla después de un evento global conocido como «La conexión», un suceso que unió mentalmente a toda la humanidad, eliminando de raíz el sufrimiento, el odio, las guerras y el racismo. El resultado es una aparente utopía de paz y armonía universal. Sin embargo, la serie utiliza este concepto de ciencia ficción como telón de fondo para explorar un dilema más profundo, centrándose en las consecuencias humanas de esta perfección impuesta más que en la tecnología futurista.

La anomalía infeliz

El eje del conflicto recae en Carol Sturca, el personaje interpretado por Rhea Seehorn. Carol es la única persona que, por razones desconocidas, no puede acceder a esa felicidad compartida. Mientras el mundo vive en una dicha colectiva, ella «sigue jodida», convirtiéndose en una falla en el sistema. La interpretación de Seehorn se aleja de su registro en «Better Call Saul», logrando que el espectador empatice con el dolor real y la profunda soledad de su personaje, evitando caer en la «caricatura de la mujer amargada», según describen las primeras impresiones críticas.

El precio de la felicidad

Aunque la historia nació de una reflexión de Gilligan sobre la felicidad, «Pluribus» mantiene un delicado equilibrio entre géneros. La serie transita en un constante «vaivén entre la risa y la angustia», mezclando el drama existencial con un humor que por momentos es negro y por otros, absurdo. Con este enfoque, la producción plantea preguntas incómodas: ¿es realmente felicidad si es impuesta? ¿Son las emociones negativas como la tristeza o la rabia una parte esencial de la identidad humana? De esta manera, «Pluribus» conecta con debates actuales sobre la salud mental y la presión social de tener que estar siempre bien.