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Espectáculos

Mirtha Legrand se somete a una cirugía para la colocación de un marcapasos

La conductora de televisión, de 96 años, se someterá a una cirugía programada para colocarle un marcapasos en el Sanatorio Mater Dei con el objetivo de seguir activa y continuar con su carrera. Se espera que después de la operación, pueda comenzar a tener una vida normal.

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Mirtha Legrand va a someterse a una intervención quirúrgica en la que le colocarán un marcapasos. Se trata de una cirugía planificada y recomendada por sus médicos personales para “mantenerse activa”.

La presentadora de televisión de 96 años será operada en el Sanatorio Mater Dei el martes y se espera que sea dada de alta el miércoles para comenzar a tener una vida normal.

Fue Mirtha quien anunció la noticia en sus redes sociales, confirmando que la operación tiene como objetivo ayudarla a seguir con su carrera.

Les quiero contar que para seguir activa como a mí me gusta, y porque siempre apuesto a la vida, decidí instalar un marcapasos de última generación que regule adecuadamente mi ritmo cardíaco, algo que ya venía conversando desde la colocación de los stent hace un tiempo“, reveló.

Es importante destacar que Mirtha está en plena negociación para saber en qué canal regresará con sus cenas y almuerzos después de varios meses sin trabajar.

Horas antes de la operación, la presentadora asistió a una obra de teatro y ante los medios dijo: “No me duele nada, estoy perfecta. Fueron mis médicos los que me lo recomendaron”.

Puedo decidir no hacerla, pero por seguridad, la hago“, agregó Mirtha dando a entender que su intención es permanecer en la pantalla chica todo el tiempo que pueda.

El marcapasos que se le colocará a Mirtha es un pequeño dispositivo operado con pilas que envía una señal al corazón para que lo haga latir al ritmo correcto cuando la frecuencia es demasiado lenta.

Mario Fitz Maurice, médico cardiólogo y miembro de la Sociedad Argentina de Cardiología, explicó: “Es un dispositivo médico implantable y programable que se utiliza para ayudar a controlar los latidos del corazón. Consiste en un pequeño generador que se implanta debajo de la piel en el pecho con anestesia local y sedación leve, y está conectado a uno o más cables que se insertan en las venas y se colocan en el corazón“.

El marcapasos funciona detectando la actividad eléctrica del corazón y emitiendo impulsos eléctricos para regular el ritmo cardíaco. Esto es especialmente útil para las personas que tienen un ritmo cardíaco demasiado lento, lo que puede provocar complicaciones como fatiga, desmayos, falta de aire, entre otros.

Fitz destacó que se trata de un procedimiento de implantación “relativamente simple y que se realiza bajo anestesia local en un hospital”. Aunque toda operación tiene riesgos, los resultados y beneficios son mayores.

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Análisis

Vientos de integración

Con el auspicio de Lula como presidente anfitrión, casi la totalidad de los mandatarios sudamericanos convergieron ayer en Brasilia para relanzar a la UNASUR

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Por Emiliano Guido

Los presidentes de Sudamérica, salvo la ilegítima mandataria de Perú Dina Boluarte (que llegó al cargo tras el golpe constitucional a Pedro Castillo), volvieron a verse la cara y darse la mano tras un largo período sin registrarse cumbres regionales significativas. En concreto, con el auspicio político del Jefe de Estado anfitrión Luiz Inácio “Lula” Da Silva, los gobiernos del Cono Sur se reencontraron en una cita atípica, una cumbre ajena a cualquier tipo de corsé institucional -el cónclave en la capital brasileña se realizó, en los hechos, por afuera de las arquitecturas comunes de la región-, pero con el capital de contar con la voluntad política necesaria para sentar las bases de una refundación integracionista.

En términos oficiales, los líderes sudamericanos dialogaron en Brasilia para construir “salidas políticas consensuadas a los temas de agenda convergentes, tanto en materia de infraestructura económica, comercial o energética”. Pero, bajo esa esquela informativa bien intencionada, pero con poca sustancia política, el motor del suceso radica en un hecho bien concreto que surcó todos los off periodísticos lanzados al continente ayer desde Brasilia: el interés de los presidentes progresistas por relanzar al bloque UNASUR.

Un dato interesante del reencuentro presidencial sudamericano en Brasilia fue la participación del Jefe de Estado venezolano Nicolás Maduro, que no pisaba suelo brasileño desde el 2015 para manifestar, primero, su rechazo al golpe parlamentario contra Dilma Rousseff, y su desacuerdo político profundo con el gobierno de Jair Bolsonaro. El regreso de la Venezuela bolivariana y chavista a un mecanismo de concertación zonal, la futura mesa política común incluirá a gobiernos progresistas moderados como el liderado por Gabriel Boric en Chile, implica superar la reitera diatriba macartista contra Caracas y sumar al concierto regional a una administración con fuentes reservas petroleras.

En segundo lugar, resulta significativo destacar la intención diplomática de Brasilia de sentar en el nuevo espacio integracionista a todos los gobiernos sudamericanos, incluso a los que tienen una visión aperturista de la economía zonal. Por ese motivo, ayer Lula como su par argentino Alberto Fernández celebraron la participación del presidente neoliberal ecuatoriano Guillermo Lasso.

Gisela Padovan, secretaria para América Latina y Caribe de la Cancillería brasileña, fue muy explícita cuando en rueda de prensa reiteró cuál era el objetivo político de una cita impulsada por un presidente como Lula que puede jactarse de haber protagonizado tanto la primera como la segunda oleada progresista: “Brasil desea que este diálogo sirva para discutir la posibilidad de volver a contar con un mecanismo de integración puramente suramericano, que sea permanente, inclusivo y moderno que incluye a los doce países de la región, independientemente del color de su Gobierno”.

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