Por Néstor Llidó
A los tiros en medio del cementerio de San Martín, como “ritual de despedida” a un joven fallecido y sindicado como uno de los sicarios de otro pibe asesinado en Loma Hermosa como parte de una disputa de bandas de narcomenudeo.
A la mexicana, se dice sobre estas “ceremonias” que se repiten con más frecuencia de las que trascienden en barriadas populares de todo el país, esas que se ven jaqueadas por los que manejan el negocio de la droga.
Ese “último adiós” con disparos al aire, a modo de recuerdo a lo que fue parte de la vida del muerto, es una tradición desde hace décadas en aquellas ciudades de Latinoamérica donde mandan los narcos, mediante sus poderoso carteles, cuyo “nacimiento” se atribuye a México.
En Argentina hay algunos antecedentes, cuando los cortejos fúnebres inician su recorrido o en aquellos lugares donde se velan los restos del que se cree merecedor de semejante despedida por sus “méritos” en la actividad delictiva.
Ya en 1996, se recuerda como el periodista Enrique Sdrech fue herido de un balazo cuando hacia una nota frente al sepelio de “Sopapita” Merlo en Villa Pineral de Caseros. Pero hay otros, muchos más, los que suelen conocerse por las imágenes que se viralizan en redes sociales.
Ahora, sucedió en el interior del cementerio municipal de San Martín cuando se inhumaban los restos de “Chaparro”, tal todos conocían a Matías Véliz, quien falleció días atrás, en circunstancias que fueron señaladas tanto por cuestiones de salud, como un suicidio.
Un joven que era buscado por el crimen de Leonel Zamorano, un adolescente de 17 años, ejecutado de un impacto en la cabeza a principios del pasado mes de junio en el barrio 18 de Loma Hermosa, en un crimen que habría sido cometido por dos “sicarios” en ese contexto de enfrentamientos entre bandas de narcomenudeo.
Sus familiares y amigos llegaron al lugar en varios autos y motos hasta que en el momento de la despedida, extrajeron armas de fuego, con la que comenzaron a efectuar disparos y tras la conmoción inicial de personal y otras personas que se encontraban en el lugar, motivaron un gran despliegue policial.
Como parte del operativo “se cerró y rodeó el cementerio”, para que efectivos de la comisaría 1era. y del Comando de Patrullas de San Martín pudieran detener a dos mujeres, dos jóvenes y un adolescente, quien al ser identificado se estableció sería el cómplice de “Chaparro” en ese homicidio que se investiga.
Los cuatro mayores de edad quedaron imputados en una causa por portación ilegal de arma de guerra y atentado y resistencia a la autoridad y el chico por “homicidio agravado” por el que se lo buscaba, además de secuestrarse una ametralladora FMK3, tres pistolas 9mm. y varios cartuchos.
A consecuencia de este operativo y la aprehensión del adolescente que habría actuado como “sicario” en el crimen, se apunta que formaría parte de una “venganza” de la banda que responde a Maximiliano “Alicho” Alegre y que disputa el territorio narco en la Villa 18 de San Martín, con los que forman parte del Clan Villalba, liderada por “Mameluco” y su hijo “El Salvaje”, pese a que se encuentran presos.