fbpx
Conectate con El Argentino

Sociedad

Mató de un tiro a un ladrón que le robó la camioneta a su amigo en Ramos Mejía

La víctima fue a pedirle ayuda al comerciante, que intentó evitar que los delincuentes huyeran con el vehículo a los disparos.

Publicado hace

#

Un delincuente murió hoy de un balazo en la cabeza luego de que un comerciante le disparara tras verlo pasar por el frente de su local conduciendo la camioneta que minutos antes le había robado a un amigo junto a un cómplice, en la localidad bonaerense de Ramos Mejía, informaron fuentes judiciales y policiales.

El hecho se inició cerca de las 17 en la calle Garay al 300 de dicha localidad del partido de La Matanza, en la zona oeste del Gran Buenos Aires, cuando un hombre descargaba bidones de la caja de su camioneta Volkswagen Amarok y fue sorprendido por dos asaltantes armados que cruzaron la calle y tras intimidarlo le sustrajeron un celular, dinero en efectivo y escaparon en el rodado.

Voceros judiciales y policiales informaron a Télam que tras sufrir el robo, la víctima se dirigió a pie hacia el local comercial de un amigo situado en avenida de Mayo y Agustín de Elía, en la zona céntrica de Ramos Mejía.

En esas circunstancias, ambos vieron pasar frente al negocio la camioneta robada y el comerciante, que es legítimo portador, salió a la calle, los apuntó y les gritó que pararan la marcha.

Los ladrones no se detuvieron, por lo que el hombre efectuó tres disparos, uno de los cuales impactó en la cabeza del conductor, quien perdió el control del rodado y colisionó contra tres vehículos estacionados en la vía pública.

El delincuente quedó gravemente herido dentro de la camioneta, mientras que su cómplice descendió y escapó a la carrera con el teléfono y el dinero sustraído, informaron fuentes judiciales y policiales.

El asaltante fue trasladado de urgencia al hospital Paroissien de Isidro Casanova, donde ingresó con pérdida de masa encefálica y esta noche murió a raíz de las lesiones sufridas.

Interviene en la causa el fiscal José Luis Maroto, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 13 del Departamento Judicial de La Matanza, quien le tomó declaración testimonial al comerciante, pero no adoptó ningún temperamento legal al momento, al considerar que actuó en legítima defensa.

En las próximas horas, el funcionario judicial enviará el expediente a la UFI Temática de Homicidios Dolosos.

Análisis

Vidas precarizadas: un silencio ensordecedor

La fase Neoliberal, de un capitalismo feroz, enraizó sus tentáculos a nivel global.

Publicado hace

#

Por Marina Luis*

¿“Crisis temporal o estallido”? una pregunta desarrollada en mi último libro, hace poco más de dos años. Vidas mercantilizadas, empujadas a buscar satisfacciones a través de una especie de encantamiento hipnótico, cayendo como “pescados en la sartén de una cultura frita” (1), consolidando y con una velocidad inquietante, los engranajes de la gran maquinaria, ahora llamada “anarco capitalista”.

Paradójicamente lo único que “derrama” en este sistema, son humanos que sobreviven, o quedan como despojos invisibilizados y expulsados de nuestra casa común, deambulando o cayendo como mera escoria, fuera de la escena.

  1. Tiempos de implosión

Nuestros jóvenes van quedando capturados como carnadas, en las redes de consumo, cuya consecuencia es el ingreso a un mundo de espejos. Un laberinto, con reflejos brillantes, que enceguecen y dificultan una salida vivible. Promesas de felicidad, que alimentan más y más consumo, hasta la asfixia o el derrumbe, sin la mínima distancia de rescate, que marca la capacidad reflexiva.

Todos “amuchados” en un tiempo implosionado, con una especie de agujero negro en el interior de remolinos circulares, a punto de tragarse lo que hay.

El pasado no se historiza en el presente, ya no funciona con sus balizas de referencia. Los soportes simbólicos e identificaciones estructurantes, quedaron pulverizados en el tacho de las obviedades, sin ningún sentido ordenador. Lo que proyectamos como futuro, carece de las vías de elaboración, que permitan sostener algún por-venir edificante e inclusivo.

“Vías muertas”, que no son las que canta Manal en su Avellaneda Blues, más bien se asemejan a un tiempo ocluido, con un presente perturbador, y un futuro amenazante, si por caso Amor y Lazo se ausenten definitivamente.

Sociólogos investigan lo “Social Implosionado”, diferenciándolo del estallido. La implosión es la forma que reviste el lazo social en la precariedad.

Una detención cargada de pesadez, un silencio repleto, saturado, “un conflicto que se traga a sí mismo, con una insoportable densidad”. (2)

¿Cuál es el límite de los cuerpos que lo sostienen? Sujetos obedientes al orden establecido, ilusionando obtener la migaja de alguna potencia salvadora, tan solo flasheada con algún “like” en las redes. 

Una locura pendiendo del único hilo especular, siempre a punto de cortarse, y amenazados con caer en el vacío. Las respuestas no se hacen esperar: posiciones sacrificiales que mantienen guaridas de un odio aniquilante, depresiones, consumos, fragilidades psíquicas extremas. Esto es lo que se constata en la clínica actual, cuando lo mortífero toma cuerpo.

  1. Ruido comunicacional

Asistimos a la degradación máxima de la palabra, que nombra, articula, re-crea, comunica, historiza.

Reducida a breves latiguillos que escupen odio, o a cambiantes argumentos, cuyo único objetivo es destruir las diferencias que molestan, los disensos, en fin…a los demás, que pasan a la esfera del capital sobrante.

Un peligroso ejercicio de la actual dirigencia de nuestro país, avalada por representantes de la vida institucional y política y soportada por una sociedad adormecida.

Parece no haber límites, ni topes, las fronteras se disuelven, los diques se derrumban y lo que inunda es un “da todo lo mismo”, “son todos iguales”.

Sin embargo, en ese mismo ruido comunicacional que nos invade, lo que extraviamos es una nota esencial, que llamativamente argumenta un único sentido, se inclina en una misma dirección, engrosando las arcas de los grandes oligopolios de poder, descuartizando geografías, sin que podamos después reconocernos, en lo que nombrábamos como: La Patria.

Cerebros colonizados, absorbidos en la era consumista, justo allí donde las subjetividades no cuentan, ni de a una, ni de a muchos, ni de a todas/os, sepámoslo clarito y de una vez!!

Consumidos y sin tiempo más que para sobrevivir. Se anulan las pausas para pensar, los intervalos que marcan el ritmo temporal en los vínculos. 

Sumergidos en un ruido comunicacional: se oyen insultos degradantes, oraciones inconexas, argumentos dislocados y en ajenidad con los acontecimientos, Pero nada se escucha. 

¡No hay conversación!

La diferencia entre enunciado/enunciación se funde en un continuo, donde ya no hay nada para comunicar.

Milan Kundera lo define con particular claridad: “La conversación no está para llenar el tiempo, sino que, al contrario, es ella la que organiza el tiempo, la que lo gobierna e impone las leyes que hay que respetar.”

  1. “Jugo de tomate frío, en las venas…” 

¿Seguiremos mirándola pasar? O tal vez ¿fingiendo demencia?

Expresión frecuente en nuestros días, cual escapismo hacia un área anestesiada e indiferente, que sospechamos no sólo de corto alcance en su eficacia, sino tal vez sin el registro del peligro de un límite difuso, entre el “como sí” y la locura que representa la desconexión absoluta de la vida entre y con los otros.

Tal vez necesitemos un shock de realismo, algún estímulo que despierte de la narcolepsia social, del conflicto que se traga a sí mismo, y recobrar la energía que entibia el alma, que hace emerger sentimientos, y entonces cuando digamos “humanidad”, no sea una palabra vacía, sino lo que nos define y representa entre las especies del planeta, ante aquello que lo des-humaniza.

Podríamos cambiar el “jugo de tomate frío, en las venas…”, que cantaba el gran Javier Martínez y como homenaje a su pasión creadora, dejar que fluya en nuestras venas, sangre caliente al abrigo del debate en nuestras comunidades. Que las investigaciones dejen de ser escritos de letra muerta o narcisismos de mero confort intelectual, y que pasen a vivificarse y a corporizarse, favoreciendo la trama donde Amor y Trabajo, vuelvan a ser referentes privilegiados de la vida en comunidad.

  1. El arte del encuentro

El trabajo dejó de ser un espacio festivo, esperanzador, se vuelve un tiempo de desgaste cada vez mayor, porque el supuesto “premio” de superación y rendimiento individual, choca inevitablemente con un imposible, traducido en la impotencia del “siempre falta algo pal peso”, arañando algún hilo que se deshilacha en un entramado social precarizado.

Trabajo y Amor, dos términos esenciales, en la obra Freudiana, como frenos a la disposición a enfermar. Anudan lo que se va tejiendo en el vínculo con los otros, la trama de las relaciones humanas, reparten y organizan el tiempo, las celebraciones, los proyectos.

Salir del mundo especular, es encontrarse con los otros, los diferentes, torcer el re-sentimiento de una vida mercantilizada, carente de expectativas, para reencontrarse con sentimientos que hacen lazo, un desafío que sale al rescate de la dignidad humana.

No se trata de la nostalgia de “todo pasado fue mejor”, más bien podemos cantar con la Portuaria, que nos trae un buen recordatorio: “nada es mejor, nada es igual, el tiempo es amigo si estás donde estás”.

Retomar el arte del encuentro, con su potencia creadora, recorriendo sus bordes, resituando sus límites, tal vez posibilite leer y trabajar las huellas que albergan los conflictos, haciéndole lugar a una implicación que no omita los malestares en la cultura y en los desencuentros.

Despertar a lo que hay que hacer, a lo que nos aguarda en el tiempo que nos toca, seguramente puede producir incomodidad, puede impactar, indignar, pero también reunir, movilizar…ya que el adormecimiento hipnótico, de una sociedad consumida por el agobio, cargando con las consecuencias de territorios implosionados, consolidando o avalando la locura que los engendra, lleva agazapado en su seno, una figura de lo real horroroso: ¡lo siniestro! que se hace presente entre nosotros, sin que podamos dimensionar siquiera, sus mortíferas consecuencias.

Otorgarle valor a cada instante con los otros, preserva el tejido social y crea lazos.

Vale como ejemplo este pequeñísimo fragmento

Llega Ana corriendo por el pasillo de un Hospital, y con expresión doliente, gritó: 

ay! que suerte que está acá, necesito contarle lo que me pasa…”

Contar con otros, contarle, contarnos entre los otros, podría restaurar el espacio por donde respirar y tejer la trama de un tiempo “más feliz de vivir”.

*Psicoanalista, Especialista en Psicología clínica, Docente y Supervisora en Hospitales y Centros de Salud.(marina.luis@hotmail.com)

(1) Los Hilos del Tiempo: usos y costumbres

     M.Luis, (La docta ignorancia)

(2) Implosión

      L.Barttolotta y Gago (tinta limón)

(3) Lo ominoso Vol XVII- Freud (Amorrortu)

Seguir leyendo

Las más leídas

Descubre más desde El Argentino Diario

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo