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Economía 💲

Podría subir más el gas

El Gobierno dice no tener plata para seguir financiando las compras. Preocupación entre las distribuidoras.

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El pago de las importaciones de Gas Natural Licuado (GNL), que llegan por barcos al puerto bonaerense de Escobar a un alto costo, le mete más presión a los aumentos de tarifas.

Es que los recientes incrementos solamente convalidaron los precios mayoristas que surgen de los contratos de las petroleras con producción nacional y las distribuidoras, formalizados con el Plan Gas.

Pero el Gobierno, en la Resolución 41/2024 de la Secretaría de Energía dictada a fines de marzo, no trasladó a los usuarios el costo estimado de las importaciones, que habitualmente es mayor que la producción local (más de US$ 10 por millón de BTU frente a US$ 4,43 en invierno, el período que va de mayo a septiembre).

De esta manera, si el Ministerio de Economía no se hace cargo de abonar la diferencia con subsidios, quedarían en riesgo los contratos económicos del sector.

Si bien no está en peligro el abastecimiento «físico» (es decir, habrá suficiente cantidad de moléculas de gas para todos), la duda es quién afrontará ese gasto adicional.

Este año serán 30 cargamentos de gas importado que llegarán entre abril y agosto, comprados por la empresa pública Energía Argentina (Enarsa).

A principios de abril, Enarsa compró los primeros 10 cargos por 210 millones de dólares, a un costo promedio de US$9,99 por millón de BTU; y este martes realizó la segunda licitación, que adjudicará en las próximas horas, con un costo que sería apenas más alto.

Pero a diferencia de los años anteriores, cuando Enarsa se hacía cargo de casi todo ese costo, esta vez el Gobierno decidió licitar en el Mercado Electrónico de Gas (Megsa) todo el gas importado para las distribuidoras a un precio de US$12,90, que incluye la importación y el proceso de regasificación -convertir el gas en estado líquido de 161 grados bajo cero para calentarlo a su estado natural de 15 grados e inyectarlo en los gasoductos de alta presión-.

Las nuevas autoridades de Enarsa lo intentaron dos veces y el resultado fue igual: ambas licitaciones quedaron desiertas.

Ninguna distribuidora se presentó a comprar el gas, porque no tienen la seguridad de que el Gobierno le va a autorizar el traslado de ese costo a sus usuarios finales (pass through), que son los hogares, comercios y pequeñas industrias.

La Ley 24.076 (ley del gas), que regula al sector, establece que las distribuidoras tienen un «principio de neutralidad»: no pueden ganar ni perder dinero por el componente gas, que compran a las productoras y lo entregan a los usuarios.

El negocio de Metrogas, Naturgy, Camuzzi, Ecogas, Litoral Gas, Gasnor y Gas NEA es regulado y tiene sus propias tarifas.

Estas empresas destinarán inversiones por $74.110 millones hasta el 31 de diciembre de 2024 para el mantenimiento y mejora de sus redes, como consecuencia del incremento de sus ingresos autorizado por el Gobierno.

Así las cosas, otra vez el camino se estrecha. En abril hubo un fuerte aumento del gas que supera el 650% interanual por la eliminación casi total de subsidios a los hogares N1 (ingresos altos), los comercios y las industrias, así como una quita parcial de la ayuda del Estado a los hogares N2 (ingresos bajos) y N3 (clase media).

En mayo habrá otro escalón superior, por la entrada en vigencia de los precios de invierno: el componente gas salta de US$2,89 a US$4,43 por millón de BTU en la zona de la Ciudad y el Gran Buenos Aires (GBA), donde tiene concesión Metrogas.

Pero si el conflicto económico por las importaciones se saldara en favor del traslado pleno a los usuarios, esos precios saltarían y generarían la necesidad de un incremento adicional de las tarifas.

Acá entra en juego la puesta en marcha el año pasado del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK) de Vaca Muerta, que ayuda a atenuar la cantidad de importaciones de combustibles líquidos y gas licuado, y a bajar el costo de abastecimiento local y los subsidios, al transportar producción -y trabajo- nacional con menores precios que el gas importado.

Las lluvias, del lado de la oferta de energía hidroeléctrica, y la caída de la demanda por la recesión son otras variables centrales.

Según un informe de la consultora Economía & Energía, en 2024 los hogares N1 pasarán a cubrir el 82% del costo del gas, frente a 63% el año pasado.

La relación se invierte para los N2 y N3, a 6% versus 7% y 23% versus 24%, respectivamente; o sea, este año los usuarios domiciliarios de clase media y baja tendrían proporcionalmente más subsidios.

En términos absolutos, los subsidios al gas natural caerían de 1.173 millones de dólares en 2023 a entre US$489 millones y US$986 millones, dependiendo el nivel de suba de tarifas que decida el Gobierno en los próximos meses, cuando termine de diseñar e implementar la Canasta Básica Energética.

Gremiales

Realizaron un abrazo al Incaa en defensa del cine nacional

La actividad fue convocada por un colectivo que integran trabajadores de ATE INCAA, Unidxs por la Cultura y otros sectores del cine y la cultura, como artistas, directores y referentes de la industria audiovisual.

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Una concentración y abrazo al Instituto Nacional de Cine y Artes Visuales (Incaa) y en defensa del cine nacional se realizó en la tarde del viernes, organizado por la Comisión de Cine de Unidxs por la Cultura. 

“Iremos a las puertas de Instituto a defender el cine y la cultura como una necesaria expresión -independiente de los gobiernos y los intereses económicos- que pueda seguir construyendo con nuestro cine, la identidad y pluralidad de historias, de vivencias, de realidades (tremendas como las que se viven hoy en día) que nos expanden a nivel mundial. ¡Todo esto está en juego!”, habían convocado en un comunicado de prensa.

La actividad fue convocada por un colectivo que integran trabajadores de ATE INCAA, Unidxs por la Cultura y otros sectores del cine y la cultura, como artistas, directores y referentes de la industria audiovisual. 

Adhirieron, entre otros, el Colectivo de Cineastas, Documentalistas de Argentina, las Asociaciones de Directores de Fotografía, Directores de Arte, Sonidistas y las de Editores, varios centros de estudiantes de escuelas y universidades de cine, Cronistas Cinematográficos; y variadas personalidades de la cultura, diputados, organizaciones y colectivos políticos y culturales. 

“Nos movilizamos porque el gobierno de Milei le declaró la guerra al cine y la cultura. El presidente del INCAA Carlos Pirovano, en su primer día de nombrado despidió a cientos de trabajadores precarizados y luego continuó con suspensiones de trabajadores de planta permanente, cierres y vaciamiento de áreas claves del Instituto (Espacios INCAA, entre ellos el Gaumont, Apoyo a Festivales, Fiscalización de Salas, Prensa y Comunicación, etc.)”, se explicó en un comunicado.

Además indicaron que Pirovano “decretó el cierre de todo el fomento cinematográfico por 90 días y resolvió dar de baja los proyectos de películas ya aprobadas por los comités sin resolución firmada”.

Asimismo denunciaron que se preparan “un plan ‘de fomento’ que desaparecería la vía digital de documentales y la vía de audiencias medias de ficción y documental” y agregaron: “Pirovano hace esto porque -junto con Milei- aborrecen la cultura que no se rige por la lógica mercantil, y porque pretenden que el dinero que sigue ingresando día a día en el INCAA (por impuestos a las entradas de cine y la publicidad de medios televisivos) se destine en su inmensa mayoría a ‘incentivos industriales’ para producciones en manos de las plataformas y multimedios nacionales y extranjeros”. 

“Basta Pirovano de atentar contra el cine nacional, basta de despidos y vaciamiento del INCAA, no a la censura y al control ideológico”, decía el comunicado, y llamaron a que la comunidad cinematográfica “se organice y luche para derrotar este plan destructivo”.

“Es una pelea de todos, es una lucha contra la censura política y económica, contra el monopolio de la palabra en manos de los conglomerados de medios y el poder económico”, aseguraron.

“Es la lucha de todos los sectores culturales que están siendo vaciados y amenazados (como el INT, Télam, los medios públicos, Biblioteca Nacional). El gobierno de Milei pretende que la destrucción del INCAA y el cine nacional sea ejemplificadora, para luego ir con más fuerza contra todos los demás sectores de la cultura, habilitado a atacarlos si se sanciona finalmente la nueva Ley Ómnibus”, advirtieron los trabajadores. 

Y concluyeron: “Llamamos a los sindicatos del sector cultural a ponerse al servicio de organizar a sus afiliados y realizar una gran lucha unitaria para frenar el ataque y emprender el camino de derrotar el plan de Milei en la cultura”.

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