Rocío Tamara Doldan tenía una relación sentimental con el delantero de Boca, Sebastián Villa, desde 2020 hasta mediados de 2021. Pese a los antecedentes de violencia de género, le dio otra oportunidad. El 26 de junio último vivió el peor día de su vida.
Según la denuncia, Villa la violó, la golpeó, la secuestró, la amenazó de muerte y como no quiso «perdonarlo» le ofreció una suma en dólares por su silencio. Por miedo no quiso acusarlo hasta que se animó.
El escalofriante relato de la mujer que denunció a Sebastián Villa por violación e intento de homicidio
(Relato extraído de la denuncia a la que accedió El Argentino Diario)
Conocí a Sebastián Villa a principios del año 2020. Nuestra relación tuvo idas y vueltas como cualquier otra relación, más aun teniendo en cuenta la profesión de futbolista en el Club Atlético Boca Juniors y su entorno.
En las discusiones que teníamos era una persona sumamente violenta y agresiva, pero hasta el día del hecho denunciado solo verbal, por lo regular, adjetivándome con palabras descalificantes.
El 26 de junio de 2021, Villa me pide que lo acompañe a una casa de un Barrio Cerrado cercano a donde él se encontraba viviendo en la Localidad de Ezeiza, para ser parte de un asado en donde se hallaban varios compañeros del plantel de Boca.
Llegadas las 22 horas, aproximadamente. Sebastián había tomado una gran cantidad de alcohol. Estaba acostumbrada a verlo borracho.
Empezó a hacerme una escena de celos porque yo habría tenido un encuentro con un compañero de la plantilla. En el transcurso de esta escena, comenzó a elevarme el tono de su voz y a ponerse más violento de lo habitual. Nos fuimos del asado.
Llegamos a la casa de Sebastián y comenzó la peor situación que viví en mi vida. Tras insultarme le advierto que me iba. Me manifestó que se iba a portar bien y luego por unos minutos se calma y me propone de ir a dormir.
Estábamos acostados porque nos íbamos a dormir como una noche habitual. Sebastián había tomado más de una botella de whisky. Él me estaba acariciando en la cara, cuando de repente se pone violento, me aprieta con fuerza la mandíbula y la nuca, me pega una cachetada y me dice: «¿te gustaron mis compañeros?».
¿Te gustaron mis compañeros?VILLA A SU EX PAREJA
Me pongo realmente mal, comienzo a llorar y le digo: “¿Pará Sebastián, que haces?”. Entonces frena y yo le digo «me quiero ir«. Me responde «cálmese, pare con la bobada, no se enoje» y a partir de ahí creí que se iba a calmar por lo que seguimos acostados.
En ese momento, estaba absolutamente aterrorizada y se me vinieron a la cabeza los antecedentes de violencia que tenía Sebastián, según los medios de comunicación.
En ese momento, el cruzó un límite que no había cruzado antes, el de levantarme la mano, lo cual para mi ya era motivo categórico de ruptura.
Comienza a acariciarme el pelo, me seca las lágrimas y me empieza a besar, pero acto seguido me aprieta de vuelta la mandíbula con mucha fuerza, impidiéndome respirar por muchos segundos. Logré zafarme de esa situación y me muerde de manera violenta los labios. En esos momentos pensé que pretendía matarme.
A partir de ahí vuelvo a ponerme a llorar y decido irme. Sebastián al ver que me estaba queriendo ir comienza a decirme «no se vaya, no se vaya» y se dirige hasta la puerta para cerrarla.
Después de abusarme, Sebastián salió de la habitación y tenía algunas invitadas. Pienso que su intención de someterme y violarme estuvo absolutamente premeditada.
Me encontraba sentada casi en la esquina de la cama, Sebastián viene, se para frente a mí, me agarra de nuevo fuerte de la mandíbula, me tira de los pelos y comienza a levantarme. Termina sentado en la cama y yo semiparada, teniendo en cuenta que al querer irme, él logro agarrarme una pierna, apretando muy fuerte por sobre el pantalón. Él parecía estar disfrutando la situación, jugaba con la intensidad de su fuerza, mientras me decía que «deje la bobada» y que no me vaya.
(La víctima describe el momento de la violación que será omitido)
Seguía violándome y me decía “¿te gustó estar con Cardona? ¿eso es lo que querías?”.
El denunciado comenzó a abusarme, propinándome algunos golpes, y tapándome la boca con su mano.
Me abusó casi sin dejarme respirar, dado que entre gritos y llantos me fui quedando sin aire.
El abusador solo intentaba manipularme, acomodándome el pelo, refiriéndome de manera constante que él me quería, que me calme, que no podía salir en ese estado de la habitación, el absolutamente convencido de que yo estaba enamorada de él, me decía “vamos a seguir viéndonos”, “la quiero mi reina”, “cálmese”.
Como resultaba imposible que me calme, el decidió salir de la habitación, sin saber que hizo cuando estuvo afuera de la misma.
Dicha situación fue el peor momento de mi vida por lo que me reservo la facultad de ampliar con mayor exactitud posteriormente.
Después de que Villa me abusó sexualmente, me entero que se había apersonado personal policial por solicitud de un vecino cercano y que tuvo que arreglarlo de alguna forma en la cual desconozco.
Aprovechando que Sebastián se había retirado, agarro mi celular y le solicito a mi amiga que se encontraba cerca que venga inmediatamente a rescatarme: mi amiga se llama Ayelén Navarro.
Al enviarle un mensaje en esas horas de la noche sabiendo que me encontraba con Sebastián, mi amiga percibió que algo no estaba bien y eso hizo que acuda a socorrerme de forma inmediata. Cuando mi amiga arriba a la puerta del Country, la seguridad del mismo le solicitó la autorización de ingreso al señor Sebastián Villa. Yo le demuestro estar “calmada”, para que no oponga reparos para poder hacer ingresar a mi amiga y abandonar su hogar de una bendita vez.
Se puso violento nuevamente, pero ahí solo desde lo verbal. Me empezó a decir “quédate todo va a estar bien, te amo” y a la vez me tenía agarrada “tipo llave” manifestándome: “¿solamente la puede tocar Cardona?” cuando ve que me voy a ir dice finalmente “andate, decile a Cardona que te busque”. Logré irme con mi amiga.
El 27 de junio me apersoné en el Hospital Penna, que queda cerca de la casa de mi madre.
Durante todo este tiempo yo hablaba con Sebastián. Su amigo y mano derecha Félix me solicitaba que no haga nada, que no de nombres, que no hacía falta denunciar. No obstante, yo necesitaba atenderme y la doctora me explicó que aunque sea mi pareja los síntomas son compatibles con un abuso sexual. Abajo había dos efectivos de la policía para ir a hacer la denuncia.
La ginecóloga que me atendía intuyendo que mis daños habrían sido producto de un abuso, me solicitó que haga la denuncia y yo recibía constantemente mensajes de Félix que me vaya y que no lo nombre a Sebastián Villa. La realidad es que en el estado en que me encontraba no podía ni hablar con la profesional y me fui llorando sin hacer denuncia alguna ya que como bien dije no me encontraba en condiciones físicas ni emocionales para realizar la misma, dado que aún tenía un miedo que me paralizaba.
El personal de salud que me atendió me recetó pastillas, cremas. Félix me compró todos los medicamentos ofreciéndome también que vaya a su ginecólogo y a su dermatólogo de confianza. Me refirió también que “que con la mejor pomada los moretones se iban a ir en tres días«.
El sábado siguiente me llama Sebastián y me solicita por favor de vernos después de entrenar, por lo que arreglamos almorzar en Puerto Madero.
Cuando nos vimos, yo estaba asustada y le manifesté que de quedar embarazada producto de un abuso no quería tener un hijo en dichas circunstancias y que lo iba a abortar. Realmente me vio en un estado psicológico deplorable con una mezcla de dolor y bronca al mismo tiempo.
Entonces como vio que no lo estaba perdonando, Sebastián me comenzó a decir que con cuánta plata se resuelve. Me ofreció 5.000 dólares.
De un momento para el otro lo comencé a grabar, y le reiteraba que no quería el dinero explicándole que necesitaba saber por qué hizo eso. Yo le insistía en por qué realizó ese violento accionar en su hogar, a lo cual no me contestaba.
Posteriormente, me llama Félix y me decía que tenía algo para mí, nos vimos en un bar y es ahí que me junto con Félix, quien agarra mi celular y me borra toda la información, pero por suerte yo le había reenviado todo a mi amiga y a mi hermano.
Aprovechándose de que yo estaba llorando, de forma violenta me obliga a firmar un papel y me entrega un sobre que tenía plata y me decía todo esto es tu culpa, que ahora Sebastián se va a ir del país y que el igual va a ser millonario.
Luego de estas circunstancias, Sebastián se fue a Colombia y no volvió a la Argentina, incluso no se volvió a presentar en los entrenamientos, situación que considero que no es casual de ningún modo.
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