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Entrevista

Grabois: “La Argentina viene creciendo pero no se distribuye esa riqueza”

En una entrevista exclusiva, el líder del Movimiento de Trabajadores Excluidos planteó su decepción y malestar por el acuerdo con el FMI. Sin filtro dijo que «hay que ser muy sorete para andar contándole las costillas a los pobres».

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Fotos: Gustavo Fraietta

Juan llegó a su lugar de trabajo temprano, saludó, preparó mate y se acomodó en la mesa redonda que ocupa el centro del salón. Sobre ella varios libros apilados: “Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium” del Papa Francisco, “Derechos de los pueblos indígenas” de Silvia Inés Arias, “Ganancia vs Maximización de ganancias” de Daniel Carone, “La separación de poderes” de Montesquieu, “Sola” de Dolores Etchevere, entre otros.

Dos grandes bibliotecas con escritos jurídicos cubren las paredes y un cartel de madera fileteado proclama: “Economía popular es trabajo”.

-¿Qué pensás de la situación social y política del país?

-Es un desastre, una gran decepción porque, con mucha esperanza, nuestro pueblo, la militancia, se movió para sacar al gobierno de Macri y construir un futuro digno para su gente, su familia, sus hijos y lo cierto es que hoy estamos más o menos en la misma situación, por lo menos en cuanto a los indicadores sociales. De hecho, estamos un poco peor. Lo que más creció es la extrema pobreza. No hemos resuelto el tema de la deuda, es decir, el acuerdo al que se llegó sostiene básicamente los términos generales del de Macri, que todos sabemos que fue violatorio a los propios estatutos del Fondo Monetario Internacional y se utilizó fundamentalmente para financiar la fuga y permitir que los banqueros saquen la plata del país y que los grupos financieros recuperen sus posiciones. No sirvió para hacer ninguna escuela, ningún puente, urbanizar ningún barrio o construir un hospital, no sirvió para nada para el pueblo argentino y ahora tenemos ese lastre que es la deuda negociada desde una posición de subordinación y aceptación. Creo que ese fue el quiebre en la coalición, lo que la puso como un cristal roto, muy frágil porque era un pacto tácito enfrentar esa situación de una manera digna y se podría haber hecho.

-¿El problema de la falta de distribución de la riqueza también incide en el quiebre de la coalición de gobierno?

-Claro, la Argentina viene creciendo pero no se distribuye esa riqueza, por lo tanto, los trabajadores asalariados están mal. El poder adquisitivo de sus salarios es muy malo. Hay trabajadores del sector público y privado registrado por debajo de la línea de la pobreza, es un fenómeno que empieza a ser común: tener trabajo registrado, asalariado, con convenio colectivo, con aguinaldo, con vacaciones y ser pobre. Antes la pobreza era un territorio vinculado a la informalidad, a la economía popular, al desempleo y no al trabajo registrado, eso está cambiando. Y ese poco más de un tercio del sector de la clase trabajadora en el que se encuentra la economía popular tampoco logramos darle la ampliación de derechos suficiente como hubiésemos deseado

-Desde el Frente Patria Grande proponen la creación de un Salario Básico Universal ¿Cómo imaginan su implementación?

-No somos dogmáticos en relación a eso, el problema de la globalización capitalista no se resuelve con un Ingreso Básico. La exclusión no se reduce a un problema de ingresos, pero el problema de los ingresos es muy serio, afecta la vida cotidiana de la gente y genera mucho sufrimiento. Resolver el problema de ingresos tampoco resuelve el problema del trabajo. Es decir, no se resuelven los grandes problemas que tiene nuestro pueblo como la falta de acceso adecuado a la tierra, el techo y el trabajo con un ingreso base. Sí se resuelve el problema, por lo menos, de la extrema pobreza o indigencia. En los países europeos todos los sistemas de seguridad social tienen un ingreso mínimo vital garantizado. Todas las personas que están empadronadas como ciudadanos o como residentes legales tienen acceso a un determinado piso de ingresos. Eso sucede en España, en Francia, en Alemania, en Suecia, en Noruega y en Italia que son los países que estudié. Entonces, lo que nosotros planteamos es que por lo menos tengamos un sistema que cubra la extrema pobreza. El Salario Básico Universal es una idea que tiene un componente un poco más trascendente, que es reconocer que la riqueza social se construye colectivamente y que todos aportamos a su construcción: desde un cartonero hasta la madre que cuida a los chicos. Cualquier esfuerzo humano, incluso el de un estudiante, que esté orientado al bien común, al desarrollo productivo, a la creación de conocimiento, al cuidado de los otros, es trabajo y tendría que tener una remuneración, por el sólo hecho de aportar algo a la sociedad, y esa remuneración tiene que cubrir las necesidades básicas.

-Al mismo tiempo evitaría la arbitrariedad en la distribución

-Se trata de evitar todos los abusos de poder que supone una política que no es universal. Abuso de poder que en nuestro país se da de una manera que nosotros conocemos bien, quien tiene la puerta de acceso a la política, que podemos ser organizaciones sociales, intendentes, los propios funcionarios del ministerio. Es una política de una subvención acotada a la que no entra todo el mundo, sino que entra el que más patalea, ahí está la arbitrariedad. En Europa tienen otra arbitrariedad, que es muy jorobada, la tecno burocrática del sistema que te presiona para que vos demuestres que sos merecedor del subsidio porque te estás esforzando por insertarte en la sociedad y ese juicio queda en manos de una sola persona que a veces no comprende la situación del otro y es el uno a uno entre el aparato del Estado y el ciudadano vulnerable. Una arbitrariedad igual de mala que la nuestra. El ser humano transfiere su pulsión de abuso de poder en todas las modalidades civilizatorias existentes, algunas son mejores y otras son peores y lo que le saca ese elemento de poder es la universalidad.

-¿Qué respuesta le darías al Gobierno y a los sectores de la derecha en relación al encono contra los más humildes y los programas sociales?

-Yo podría dar una respuesta de barricada que sería que hay que ser muy sorete para andar contándole tanto las costillas a los pobres mientras los multimillonarios se llevan la plata a Uruguay y nadie los controla, que las mineras se llevan los minerales y nadie los controla, que los grandes agroexportadores contrabandean la mitad de la producción y nadie los controla. Pero, eso sería una respuesta de indignación. Una respuesta de comprensión sería entender esa técnica de manipulación que se ejerce sobre los sectores medios y asalariados para que, en la lucha de clases, se pongan del lado de las clases propietarias. Eso es manipular su conciencia para que busquen en los más pobres, la razón de sus propios problemas. Hay una intencionalidad de los sectores económicamente dominantes y de las clases políticas de enfocar los problemas en las clases más bajas, entonces, dicen: “estamos manteniendo vagos”, lo puede decir un empresario, lo puede decir un laburante y el laburante como paga los impuestos y siente que quien está más abajo no los paga y recibe un beneficio que él no recibe, se va retroalimentando en este pensamiento, en este prejuicio, que fue lo que ha llevado a las grandes tragedias de la humanidad, que es el enfrentamiento entre los sectores populares.

-No sería la primera vez en la historia de la humanidad que recurren a esos métodos

-En otro momento histórico, la forma de manipulación de los sectores populares era cuestión racial y en este momento tiene que ver con las políticas de Seguridad Social. Esto pasa en todo el mundo porque como el capitalismo no puede proveer empleo en igualdad de condiciones para todos y requiere determinado Sistema de Seguridad Social para evitar o grandes hambrunas o rebeliones, no podría funcionar sin ellos, la válvula de ajuste es crear este repudio de los sectores medios para mantener en el mínimo posible el otorgamiento de los subsidios y desde luego invisibilizar, aplastar o deslegitimar cualquier posición superadora de la política de subsidios como lo es la perspectiva de la economía popular. Es una discusión mundial, se pierden elecciones por esto. Port ejemplo, Conte en Italia creó lo que se llamó el “Reddito di cittadinanza” (o Renta Básica), este mínimo que puede tener cualquiera. Si bien le fue bastante bien en las elecciones las perdió contra Meloni que tiene el discurso inverso, que es “hay que sacarle las cosas a los vagos”. En Argentina llega a muy poca gente, 1 millón 300 mil; en Italia a 5 millones y es mayor el ingreso, ronda los 800 Euros cuando el salario mínimo es de 1000. Acá representa el 0,4% del presupuesto, claramente ese no es el problema del país.

-En tu libro “Los Peores”, que acabás de publicar, explicás la conformación del sujeto de la economía popular como un emergente ante la crisis del modo de producción capitalista ¿Cómo describirías ese proceso constitutivo?

-En esta etapa del capitalismo existe una población sobrante para las necesidades productivas del capital que se ha estancado y que va creciendo y, por lo tanto no va a ser reabsorbida en momentos de crecimiento económico. Esto genera que haya una proporción que va variando pero que es creciente tendencialmente de descarte social, en el sentido de las necesidades productivas del capital. Entonces, la administración de esta población en los países “civilizados” es a través de la seguridad social, pero como no alcanza y, como el ser humano, esté o no descartado, tiene el deseo de hacer algo útil en su vida, la gente, efectivamente se inventa un trabajo; o por necesidad o por deseo, pero se inventa un trabajo. En nuestra América es por necesidad y en nuestro país, esa necesidad, en algunos casos, se organizó y, en otros casos, se mantiene dispersa.

-¿Cómo es la experiencia de los que se organizan?

-El sector organizado de la economía popular empieza a adquirir un sentido político profundo y se constituye como un sector emergente de las clases populares. También crea relaciones de producción, sociales y humanas distintas. Si esto se idealiza, parece ser que vive todo el mundo en una utopía de felicidad. Eso no es así, pero sí es verdad que esta tendencia a organizarse desde la precariedad de los medios de subsistencia, de los pequeños medios de producción que hay, del impulso de la militancia; empieza a mostrar experiencias bastante masivas donde la gente es más feliz. Existe una posibilidad de construir una tercera pata en un sistema que históricamente es dominado por el sector público y el sector privado, esa posibilidad yo creo que es la gran novedad. Es decir, nosotros, lo que planteamos como utopía posible, como propuesta transformadora para esta etapa histórica, es una economía de tres tercios. Un sector privado (que no sea la lumpenburgesía que tenemos acá que es infraproductiva y que no puede competir con nadie porque vive o de subsidios o de protecciones estatales), un sector público que sostenga los recursos estratégicos y un sector popular comunitario que permita nuevas formas laborales.

-¿Quiénes se tienen que reagrupar para construir un proyecto emancipatorio?

-En América Latina, en África, somos países dependientes con características muy particulares en relación a los países del capitalismo desarrollado y tenemos tareas previas, por ejemplo, la tarea de organizar con cierta racionalidad la división de trabajo en la sociedad. Esta pequeña perspectiva reformista es una lucha sin cuartel con las élites del subdesarrollo y nosotros tenemos una primera contradicción aquí con las élites del subdesarrollo, que son las que sostienen, por sus propios privilegios semifeudales, la postergación de nuestro pueblo. En esas élites están los rentistas, que son terratenientes e inmobiliarios, hay un elemento de la famosa “casta política” que existe y que está ahí, y lo que antes llamaban en el siglo XIX “La pandilla del barranco” que son los comerciantes de la importación y la exportación y los herederos del préstamo de la Baring Brothers, los especuladores financieros. Todos esos son elementos parasitarios sostenidos por élites locales en función de la División Internacional del Trabajo que hay que derrotar, hay que sacudirse, hay que sacarse eso de encima, son un lastre para cualquier desarrollo humano posible en nuestra sociedad y el bloque de poder para realizarlo, para mí, ya en esta etapa está fundamentalmente centrado en el sector de la economía popular. Desde luego, lo más lindo sería decir que debería haber una alianza entre los asalariados y el sector público, el sector privado, el sector de la economía popular y los sectores medios, y yo creo que eso hay que hacerlo y que se puede hacer, pero únicamente a partir de una posición de mayor fuerza de nuestro sector. Yo creo que el elemento que va a permitir un cambio cualitativo en las perspectivas sociales es el fortalecimiento genuino de la conciencia del poder popular en los estratos más bajos de la clase trabajadora.

-Explicaste factores subjetivos para generar un cambio social ¿Cuáles serían los elementos objetivos relevantes hoy?

-Hay factores objetivos que se están precipitando y se están acelerando que es el prologando, pero evidente, agotamiento del modo de producción capitalista en términos de su capacidad de resolver los principales desafíos del momento histórico como el cambio climático o la salud, la tierra, el techo y el trabajo, la paz, la precipitación de situaciones catastróficas. Son esos momentos de gran crisis donde aparece la ventana de oportunidad para la emancipación y también aparecen los grandes monstruos. Por ahora aparecen más monstruos que ventanas, pero hay que trabajar para construir esas ventanas y abrirlas.

-Llegaste hace poco de Roma ¿Cómo analizás las disputas hacia el interior de la Iglesia como estructura de poder?

-Creo que hay una gran resistencia a seguir el magisterio del Papa que se supone que en la doctrina católica es obligatorio, pero los dogmas se van relajando según las conveniencias.En la Iglesia argentina esta resistencia también existe, por lo menos en una buena parte del Episcopado, no en todo. Al presidente de la Conferencia Episcopal Argentina que es Ojea, le tengo mucho aprecio y sé que la tiene difícil, pero la verdad no entiendo cierta pasividad que hay con el escándalo de la pobreza. Cuando estaba Bergoglio acá había 25% de pobreza y era un escándalo. Hay un tema en el que vale la pena escucharlo a Francisco. Él plantea, con mucha claridad, la caducidad del sistema, más allá de que acompañe o promueva medidas de alivio social y de ampliación de derechos sociales y laborales para los sectores más pobres. Creo que el planteo antropológico e histórico que hace Francisco es no solamente la caducidad histórica sino la injusticia esencial de este sistema y la necesidad de una transformación de carácter revolucionario, eso lo dice en todas las encíclicas y en las homilías y tomando fundamentalmente la cuestión ecológica, la cuestión de la desigualdad y la cuestión de la guerra en todos sus sentidos.

-Volviendo a nuestro país ¿Crees que se desperdició la oportunidad abierta en el 2019 y al no avanzar en conquistas para el pueblo fueron creciendo las derechas reaccionarias?

-La reacción de derecha es el castigo divino a los pecados de la centroizquierda. A la hipocresía, que es básicamente decir una cosa y hacer otra. Cuando decís que vas a hacer muchas cosas pero después no las haces todo el discurso progresista queda asociado a la hipocresía y a la mentira, a lo que está mal y eso nos mancha a todos. Embarra todo y no resuelve los problemas del pueblo, eso es lo que pasó en estos años y sí, se perdió una oportunidad muy buena. Creo que lo único que, si se quiere, hace que no nos tengamos que arrancar el pelo los que apoyamos este proceso, es que al menos, desde el punto de vista de la perspectiva Latinoamericana, tuvo buenas posiciones en la defensa de Lula, en la defensa de Evo y que queda un añito en el que esperamos que eso se consolide. Este Gobierno es una experiencia fallida y el Frente de Todos, por lo menos con esta hegemonía o con este funcionamiento, es una experiencia fallida. La disputa electoral va a ser una oportunidad para que se clarifiquen las cuestiones dentro del Frente de Todos y esto básicamente implica que nosotros de ninguna manera vamos a sostener una candidatura centrista aún si esta candidatura centrista fuese apoyada por Cristina de la que nos sentimos más cerca. Pero una cosa es la revalorización de lo que ella hizo durante su gobierno y de lo que significa como figura política, y otra es asumir tácticas que nos van colocando más al centro y que no son responsabilidad de ella pero insisto, las avale o no las avale, esta vez no vamos a acompañar de manera automática una candidatura al estilo de Alberto Fernández. Vamos a plantear una alternativa propia dentro del Frente de Todos y exigir que se cumplan las primarias de la forma que sea, sea con las PASO o sea con una primaria partidaria que también se puede hacer.

-¿Proponen algún candidato o candidata?

-La hipótesis principal nuestra es que haya un candidato como Wado de Pedro que compita en las PASO. Obviamente, si Cristina decide presentarse, la vamos a acompañar. La hipótesis en la que nosotros tendríamos que buscar una candidatura propia, de lo que en algún momento se llamó la Izquierda Popular o de los que no fuimos parte del Kirchnerismo y hoy estamos en el Frente de Todos, es aquella en la que no haya un candidato que nos represente. De ser así, nosotros tendríamos que construir una candidatura porque no vamos a permitir que una generación o dos generaciones de militantes se acostumbren a que la política es elegir entre Alberto Fernández y Massa.

-¿Te imaginas como candidato?

-Es una posibilidad que no es la que más nos gusta, no es la hipótesis principal. Pero, a diferencia de lo que pasó en otros momentos, no la descartamos porque ¡hay que ver cuántos valientes encontramos! Pero mi primera opción es Wado o algo parecido a él. Porque es una hipótesis de victoria, es una hipótesis en la que podemos ganar las primarias y las generales.

-¿Cuál es el alegato de “Los peores”?

-Nuestro mejor alegato es mostrar lo que hacemos, en las cooperativas, en los grupos de trabajo, en los barrios, en la ruralidad. Esto que están haciendo ustedes con El Argentino y el esfuerzo que hacen muchos compañeros por los medios de comunicación es parte de ese intento de mostrar lo que hacemos y de mostrar esto que está en el inconsciente colectivo de los pueblos que es “la plata no hace a la felicidad”. El mundo posible, es un mundo donde la felicidad y la simplicidad vayan de la mano. Las formas de existencia de nuestros compañeros son formas que pueden ser liberadoras.

Entrevista

El cáncer no espera: “Necesitamos medicación para vivir”

Al menos siete personas fallecieron en los últimos cuatro meses “esperando su medicación” necesaria para continuar los tratamientos.

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Con “miedo, angustia e impotencia” es como atravesó María Celeste Quintana los últimos meses de su tratamiento para un cáncer del sistema linfático que afecta su respiración, cuya medicación -que ronda los 30 millones de pesos- era proporcionada por la Dirección de Asistencia Directa por Situaciones Especiales (Dadse), dependiente ahora del Ministerio de Salud, que durante casi cinco meses interrumpió su entrega, al igual que con otras decenas de pacientes oncológicos y de otras patologías severas.

“Tenía mi quimio programada para el 23 de enero. Recién el 12 de abril me entregaron la medicación”.María Celeste Quintana

Celeste tiene 32 años, es oriunda de la localidad bonaerense de Quilmes y es estudiante de Historia y Bibliotecología de la Universidad de Buenos Aires (UBA). En 2019 le diagnosticaron linfoma de Hodgkin, un cáncer del sistema linfático crónico que trata en el Hospital de Clínicas con la medicación que la Dadse le brindó durante un año y medio desde 2022 y que interrumpió en diciembre pasado durante cinco meses.

“Tenía mi quimio programada para el 23 de enero. Recién el 12 de abril me entregaron la medicación”, contó Celeste. Al igual que ella, decenas de pacientes oncológicos o con enfermedades crónicas están a la espera de la medicación que reciben a través de este organismo nacional que otorga subsidios para la adquisición de medicamentos destinados a personas en situación de vulnerabilidad social y sanitaria, que no cuentan con cobertura médica.

Las organizaciones que acompañan a pacientes y familiares en esta situación denuncian que al menos siete personas fallecieron en los últimos cuatro meses “esperando su medicación” necesaria para continuar los tratamientos. En la justicia, mientras tanto, se presentaron amparos judiciales de manera individual y también colectiva para denunciar lo que consideran “mistanasia: la muerte por abandono indigno de personas”.

– ¿Cuál es la enfermedad que estás atravesando?

– Tengo linfoma de Hodgkin, me lo diagnosticaron en el 2019 y me atendí siempre en el Hospital de Clínicas, que es como mi segundo hogar. En mi caso, es un cáncer del sistema linfático ubicado en el pulmón derecho y es un linfoma crónico, siempre va a estar. Cuando me lo diagnosticaron estaba en un nivel cuatro de linfoma, bastante avanzado, y con la quimioterapia lograron reducirlo. Lo que necesito es controlarlo para que no siga creciendo.

– ¿Es para ese tratamiento de control para el que requerís la medicación que entrega la Dadse?

– Claro, es un tratamiento de control que estoy haciendo hace un año y medio, empecé en octubre de 2022 y lo financió la Dadse desde entonces. Para el tratamiento necesito una medicación que se llama Pembrolizumab y no está en el vademecum provincial (de Buenos Aires), sino que tiene que ser a través de la Dadse. Los medicamentos que necesitamos los pacientes oncológicos son muy caros. En mi caso, cada ampolla sale siete millones de pesos y necesito cuatro ampollas por sesión, que son cada seis semanas. Ni aunque tuviese la posibilidad de comprarlos de manera particular podría hacerlo porque son medicamentos que sólo el Estado puede comprar. Dependemos de ellos.

“Demasiado tenemos que pelear contra la enfermedad como para encima tener que pelear contra el sistema, que nos enfermamos o empeoramos porque el Estado no entrega la medicación”.

– Sin embargo, desde noviembre pasado no recibiste la medicación correctamente.

– Exacto. En noviembre de 2023, presenté como siempre los papeles en Dadse para la medicación. Tenía mi quimio programada para el 23 de enero y en general tardaba más o menos 30 días en llegar el medicamento. En ese momento me dijeron que me quedara tranquila, que me iba a llegar con tiempo. Empecé a llamar en diciembre y me decían que estaba en presupuesto y que llame en 15 días. En febrero nos enteramos que la Dadse estaba cerrada. Finalmente perdí mi sesión de quimio (de enero) y solo pude hacerme con una medicación donada pero que era la mitad de la dosis que me corresponde, para salvar el momento. El tema es que los tratamientos de este estilo se tienen que hacer en tiempo y forma porque sino no sirven. No hacerlo es una ventana de tiempo para que la enfermedad avance.

– ¿Cómo viviste estos cuatro meses en que no llegaba tu tratamiento?

– Tenía y sigo teniendo mucho miedo de lo que pueda pasar porque es muy cruel lo que están haciendo. Que digan (desde el Ministerio de Salud) que frenaron la entrega de medicamentos por una auditoría del programa es cruel y no tiene sentido porque, en todo caso, nosotros no somos los culpables. Somos personas que necesitamos la medicación para vivir. Es desesperante la situación, uno no sabe de dónde sacar fuerzas, había semanas en que no me quería levantar. No sé cómo habrá afectado (este tiempo sin tratamiento) al desarrollo de la enfermedad, eso lo dirán los estudios que me tengo que hacer ahora, pero toda esta situación me generó mucha angustia. Estuve estos cuatro meses y todavía sigo con temor porque si bien ahora tengo la medicación (desde el 12 de abril), en poco tiempo tengo que hacer el trámite otra vez y nadie me asegura que se haya regularizado. Hay muchas personas que todavía están esperando desde diciembre, más los casos que se están acumulando estos meses.

– Avanzaron en denunciar en la justicia, ¿hubo alguna respuesta?

– En mi caso, en febrero hice un amparo judicial de manera individual. El 1 de marzo salió a mi favor y el Ministerio de Salud (de Nación) apeló diciendo que mi caso no era su jurisdicción, que correspondía a la Provincia de Buenos Aires. Hace un año y medio venía haciendo este trámite y recibía mi medicación por la Dadse. Aún así, la justicia ordenó que la medicación se me tenía que entregar igual, pero no lo estaban haciendo, como le pasa a muchos otros pacientes. El 12 de abril se presentó un amparo general junto a varias organizaciones. El gobierno dice que nunca se cortó. Nosotros lo único que esperamos es que se solucione porque se trata de una cuestión de vida o muerte. Esperamos que (las autoridades) piensen un poco mejor las cosas antes de hacerlas y provocar todo lo que provocaron. Demasiado tenemos que pelear contra la enfermedad como para encima tener que pelear contra el sistema, que nos enfermemos o empeoramos porque el Estado no entrega la medicación.

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