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Opinión

420: Día Internacional de la Marihuana

Un paseo que se desprende de Los Waldos, la Generación beat y el negocio redondo.

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El-Argentino-Cannabis medicinal.

Por Manu Campi | @manucampimaier

4:20, números hijos de un pasillo de escuela. Una estatua de Louis Pasteur como estación cardinal, terminaría siendo motivo de peregrinaje cultural a un lado del padre de la microbiología y la pasteurización, que descansa en bronce, sobre el parque de una secundaria de San Rafael, California.

El Día Internacional de la Marihuana no podría haber salido de otro lado más que de cinco adolescentes buscando una plantación abandonada que, parecida a un cuento imposible como El Dorado o la Atlántida, insistió en permanecer los últimos cincuenta y un años en la memoria popular y contando. Las cuatro y veinte ofició de tácita referencia para juntarse después de clases a buscar, sin saberlo, propios destinos, un 20 de abril de 1971.

“La paz es como la guerra, solo necesitamos declararla”. Lennon.

Los setenta crecen de golpe, nacen adultos y se esconden detrás del biombo de la década anterior. Saigón y chau Beatles. Janis, Hendrix y Morrison, se dan vuelta a los 27. Bogside. Septiembre Negro. Allende, Pinochet y Jara sin manos ni lengua. La tercera es la vencida, Isabel y la Junta. Mao. Walkman. El Demerol extingue a Elvis. Sandinismo. Cubos Rubik. Thatcher. Menotti, Kempes y el minuto de silencio peruano.

El-Argentino-Día Internacional de la Marihuana
Los Waldos.

En voz baja, como cantando bajito, esos cinco amigos –los Waldos– instalaron la idea en código, como si los 60’ hubiesen sobrevivido en una flor, pero no como un acto de rebeldía sino más bien como un baño de libertad que canta, a viva voz, en lo herederos de la Generación beat. La marihuana supone cierta soberanía sobre la ilegalidad sin daño, y toma, con infinita paciencia, lógica distancia de las drogas duras. El tiempo hace lo propio y, sin ningún tipo de violencia, ni ánimo de manifestarse, va mellando en la conciencia popular sobre el innegable hecho del derecho a elegir.

El cannabis, entonces, crece. Los años pasan sin otra procesión que la de reunirse a pasar el rato o simplemente a sacarse el día de encima y, sobre lo dicho, la dificultad radica entonces en como demonizar lo imposible. El tiempo ha dicho, con absoluta coherencia, los beneficios paliativos del asunto. Las corporaciones, por su parte, tomaran nota sobre la conciencia popular arreando, a su propio establo, regulaciones y rentabilidades propias sobre las trazabilidades financieras en nombre de la genética y el bien común. El falso progresismo tomará rauda nota en torno a la capacidad de sufragio de las nuevas generaciones, pero escondiendo, una vez más, el sentido común sobre las necesidades vigentes.

El Argentino

Sin ánimos de esconder la depredación socio cultural tan sistematizada donde las jóvenes progenies ya no ocultan inquietudes sobre los derechos físicos, alimentarios, ambientales y la posibilidad de elegir desde una maceta calidad de vida, puso los pelos de punta a hombres de trajes acartonados que no hacen otra cosa que pensar, sin escrúpulos, en el negocio.

El-Argentino-Cannabis medicinal-

La respuesta apareció en la enfermedad, ante la necesidad de tratamientos alternativos intrafamiliares por demás conocidos. Madres implorando una mejor calidad de vida para sus crías, enfermos terminales levantando la mano en pos de una tangente tan concreta como posible, visibilizaron la necesidad de elección, puertas adentro, con resultados incuestionables arriba de la mesa.

Con la discusión cerrada y sin debate posible, estados, organismos y conglomerados, se debatieron ante la imposibilidad de controlar la nueva percepción de la conciencia y la estrecha relación que tiene con esta, la libertad en términos numéricos.

Según el informe anual de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (UNODC), el cannabis ostenta el mayor número de consumidores de todo el planeta. De 166 millones en 2006, a 192 millones en 2018, alcanzando los 200 millones durante el último año a nivel global; cifra que representa aproximadamente el 4% de la población mundial. Según Deloitte, la única consultora internacional que proporciona montos absolutos de los costos según tipos de instalaciones, el costo total por kilogramo de flor seca por cada método de cultivo es de USD 888 por outdoor, y USD 1909 por indoor.

Si bien hay diversas consultoras que presentan estimaciones sobre el tamaño del mercado de cannabis en sus distintas variantes, un relevamiento del Consejo Para el Cambio Estructural que depende del Ministerio de Desarrollo Productivo, la fuente más utilizada en el sector son los informes de Arcview Market Research y BDS Analytics (2019).

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Sobre estos, se estima que el consumo legal a nivel global en 2018 se habría ubicado en torno a los USD 11.000 millones y se proyectaba un crecimiento cercano al 40% para el año entrante. América del Norte es por lejos la principal región consumidora, y Estados Unidos concentra casi el 90% del gasto total, seguido de Canadá con un 5%, Europa con el 3%, América Latina con el 1% y el resto del mundo con el otro 1%.

Luego de que el presidente norteamericano, Joe Biden, se sentara ancho en el salón oval y propusiera con los números arriba de la mesa, la despenalización de la marihuana con fines medicinales a nivel nacional, la cadena de valor de las principales empresas involucradas en este modelo de negocio disparó sus acciones ahí, en donde el toro de Botero vigila y regula. Según estimaciones de la autoridad en datos y análisis del mercado del cannabis, New Frontier Data, el mercado legal de productos relacionados con la marihuana, podrían cotizar cerca de los 41.500 millones de dólares para el 2025. El toro, chocho.

Regular el mercado ha tomado notoria distancia con quienes han pujado desde la clandestinidad perdiendo deliberadamente, la libertad. Los cultivadores, la punta de lanza de la verdadera cultura cannábica, son quienes han puesto la intencionalidad colectiva en favor de la regulación arriba mencionada. Entonces, ¿por qué entonces si los cultivadores son los promotores de la visibilización del verdadero desarrollo de la planta y sus derivados a nivel global, siguen enmarcados dentro de la ilegalidad?

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No existen censos oficiales ni estadísticas que amparen y respalden la verdadera producción de marihuana. Quienes son parte de la cadena mencionada son consumidores medicinales y los datos oficiales se hamacan únicamente en el derivado con ese fin. El resto de los consumidores son “recreativos” y no cuentan con soporte alguno, lo cual no quiere decir que no los haya.

Esta notable distancia supuso entonces un nuevo orden productivo y comercial por varios motivos: el aumento global sobre los derechos individuales, la des-estigmatización de su consumo, su aceptación social, la nula existencia de comportamientos delictivos que se vean reflejados en estadísticas –simplemente porque no las hay– y la aceptación, otrora oprobio, a quienes entendían a cualquier eslabón de esta cadena como ciudadanos nocivos.

Hoy es el Día Internacional de la Marihuana. La representación industrial y el modelo de negocio sigue atentando contra el verdadero sentido cultural que las agrupaciones, consumidores, especialistas, médicos, pacientes y auto-cultivadores, proponen. La mesa está servida, no todos están sentados. Bienvenido, 420.

Análisis

Buena pregunta, pero tengo hambre

Los juegos del hambre parece ser la película que nos quieren hacer vivir Milei y Caputo, y al igual que en la famosa saga, para sobrevivir se propone una pelea entre pares, hermanos, laburantes que padecen una política económica opresiva que solo se basa en que cada día podamos consumir menos.

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Por Martín Epstein*

Es jueves, y en su habitual conferencia de prensa, el vocero presidencial Manuel Adorni responde “Es un tema largo, puede hasta sonar aburrido, pero tengo sueño”. Con tono entre jocoso y pendenciero esa es la respuesta que da un funcionario público frente a la consulta de un trabajador de prensa respecto a la situación económica del país. Ese mismo día, trabajadores de colectivos en el AMBA eran empujados por la patronal a impulsar una medida de fuerza extrema a través de un paro por retención de tareas para no perder salario en términos nominales (o sea ganar menos cantidad de pesos de un mes a otro) frente a la inacción de un gobierno nacional que, lejos de intentar mediar en los conflictos obrero patronales se propone incentivarlos.

Los juegos del hambre parece ser la película que nos quieren hacer vivir Milei y Caputo, y al igual que en la famosa saga, para sobrevivir se propone una pelea entre pares, hermanos, laburantes que padecen una política económica opresiva que solo se basa en que cada día podamos consumir menos. Trabajadores de un sector, en este caso transporte de pasajeros que, luchando por lo que les corresponde, se encuentren con otros laburantes enfrentándolos por no poder viajar es una escena que lamentablemente llegó para quedarse en la Argentina libertaria.

Es miércoles, y en la mañana distintas organizaciones sociales se nuclean en el centro de la ciudad más rica del país a reclamar por la inacción de un gobierno nacional que desde que asumió allá por diciembre del 2023 se dedica a congelar y eliminar partidas presupuestarias de toda índole. Comida reclaman los y las trabajadoras de la economía popular. Comida para los comedores, para familias, para pibes y pibas que no tienen asegurado un plato caliente por día. Comida para cuidar a los viejos, que tampoco llegan.

Aunque parece que esta vez van a tener alguna respuesta por parte de la inhumana ministra de capital humano, todo termina en una nueva emboscada y se desata una represión con una virulencia extraordinaria: balas de goma, palos y gas lanzados por una policía que tiene orden de despejar la calle a toda costa nos remontan a las peores imágenes que recordamos de aquel fatídico diciembre de 2001. De a cinco agarran a uno y lo muelen a palos. De a 7 se llevan a otro arrastrándolo por la calle. Uno le pega una patada artera por la espalda a una señora que llevaba unas bolsas. Otra vez nos encontramos con trabajadores, en este caso uniformados, que también están perdiendo con salarios cada día más magros, que se enfrentan a trabajadores que sólo quieren conseguir comida.

Duele esta Argentina que están fomentando. Duele el individualismo que celebran. Duele ver pibes con hambre y familias desesperadas por la inacción del Estado.

*Politólogo y Analista Económico del Centro de Economía Política Argentina (CEPA)

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