Inauguraron en el Malbrán el primer laboratorio de bioseguridad nivel 4 de América Latina
“Una de las obras que estamos inaugurando hoy es un laboratorio de bioseguridad 4, es el primero en Argentina y el primero de Latinoamérica, hay un poquito más de 50 en el todo el mundo”, indicó Vizzotti.
Un laboratorio de bioseguridad de Nivel 4, el primero y único de América Latina que permitirá trabajar con agentes patógenos extremadamente peligrosos y altamente contagiosos construido con una inversión de 442 millones de pesos, fue inaugurado hoy en el Instituto Malbrán junto a otras obras de importante envergadura por la ministra de Salud, Carla Vizzotti, y su par de Obras Públicas, Gabriel Katopodis.
“Una de las obras que estamos inaugurando hoy es un laboratorio de bioseguridad 4, es el primero en Argentina y el primero de Latinoamérica, hay un poquito más de 50 en el todo el mundo”, indicó Vizzotti antes de la inauguración del espacio ubicado en predio central del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas Carlos Malbrán, en el edificio histórico de Parque Patricios.
La funcionaria explicó que contar con este laboratorio con un máximo nivel de seguridad “es un paso muy importante no sólo para respuesta situaciones de emergencia, sino para investigación. Es un tipo de laboratorio que está al nivel de otros países que se encuentran es una situación económica y de inversión distinta a la de Argentina e implica tener una capacidad instalada para que si llega algún patógeno para el que no hay vacuna, o no hay tratamiento en Argentina, podamos tener todas las herramientas para hacer el diagnóstico e investigación”, sostuvo.
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Y continuó: “Esto quiere decir que, sobre todo en patógenos que tienen una alta mortalidad o letalidad, las y los trabajadores podrán hacer las pruebas diagnósticas y de investigación sin tener riesgo; y también serviría ante una eventual situación de bioterrorismo”.
Por su parte, Pascual Fidelio, director del Instituto ANLIS-Malbrán enfatizó que este laboratorio de máxima seguridad garantiza la “soberanía sanitaria de Argentina y de la región”, y recordó que “los patógenos no tienen frontera”.
Fidelio realizó un repaso de la inversión que se ha realizado en toda la red de laboratorios que conforman la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud (Anlis-Malbrán) -que está conformada por el Instituto Malbrán y laboratorios de todo el país) y recordó que de 2020 hasta aquí se ha realizado un inversión en todo el país que asciende a 64 millones de dólares.
En relación al edificio del Instituto Malbrán, recordó que “desde el comienzo de la gestión se realizaron 38 obras que significaron una inversión de 7.646 millones de pesos; esperamos antes de fin de año culminar cuatro obras más que representan unos 300 millones de pesos”.
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Y añadió que, además, hay en curso dos licitaciones; una de ellas para planta de vacunas multipropósito en el Instituto Nacional de Enfermedades Virales Humanas (Inevh) “Dr. Julio Maiztegui”, ubicado en la localidad bonaerense de Pergamino, en el que se producirá la vacuna contra la fiebre hemorrágica argentina.
La obra del Laboratorio de Bioseguridad Máxima (Nivel BSL 4) inaugurado hoy cuenta con una inversión de 442 millones de pesos y permitirá reubicar el Laboratorio BSL3A y reformular la arquitectura y las instalaciones.
El BSL 4 cuenta con una superficie de 95 metros cuadrados y está diseñado para trabajar con agentes patógenos extremadamente peligrosos y altamente contagiosos, siendo de gran utilidad para la investigación y el desarrollo de vacunas, tratamientos y medidas de prevención contra enfermedades infecciosas graves.
Por otro lado, la remodelación y ampliación de laboratorios para el Servicio de Fisiopatogenia y Enterobacterias, que cuenta con una inversión de 397 millones de pesos, implica la reubicación definitiva de múltiples servicios del Instituto Malbrán que en la actualidad se encuentran esparcidas en distintos edificios, lo que implicará una mayor eficacia y eficiencia en la gestión.
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“Estas nuevas instalaciones, con una superficie total de 630 metros cuadrados, permitirán una mejor distribución y acondicionamiento de las áreas que manejan patógenos, mejor seguridad para las y los trabajadores, mejor calidad de trabajo para ellos y mejor acondicionamiento del equipamiento que permitirá aumentar la vida útil de los mismos, y brindar mejor conservación de las colecciones de cultivos que representa un valor inmensurable para la institución”, informaron.
“Nosotros aspiramos a que el Malbrán sea el instituto de investigación más importante de la región y que también sea importante para el mundo, y por eso estamos acá inaugurando estas obras”, señaló el ministro Katopodis.
El funcionario agregó que “también estamos cumpliendo con una reparación histórica a las y los trabajadores que en un momento muy pero muy delicado de la Argentina y del mundo, como fue la pandemia, supieron estar a la altura, nos cuidaron, y trabajaron mañana, tarde y noche”.
“Hoy no estamos frente a la emergencia de una crisis sanitaria, y por eso es el momento de desarrollar estas inversiones para prepararnos y estar fuertes para esos momentos, pero ahora tiene mucho más equipamiento, más obras y más profesionales que pueden hacer frente a cualquier circunstancia que sufra Argentina. Ese es el camino que nosotros creemos que hay que hacer”, concluyó Katopodis.
Por Dra. Laura Maffei (M.Nº 62441.), endocrinóloga, especialista en estrés. Directora de Maffei Centro Médico. @dralauramaffei
El 24 de septiembre es el Día Mundial del Cáncer de Tiroides, oportunidad en la que quiero destacar la importancia de esa pequeña pero vital glándula en forma de mariposa que reside en la base de nuestro cuello. Con solo 25 gramos de peso, trabaja incansablemente para producir hormonas que influyen en prácticamente todos los aspectos de nuestro cuerpo.
La tiroides es esencial para regular nuestro metabolismo, un proceso crítico que afecta nuestro nivel de energía, ritmo cardíaco y más. A pesar de su pequeño tamaño, su impacto en la salud es inmenso. Cualquier desequilibrio en su funcionamiento puede tener repercusiones significativas en nuestro bienestar general.
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Es sorprendente que a pesar de su importancia, los problemas asociados a esta glándula a menudo pueden pasar desapercibidos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente 750 millones de personas en todo el mundo padecen alguna forma de enfermedad tiroidea, y lo que es aún más preocupante, alrededor del 60% de ellas desconocen su condición.
Entre los trastornos hormonales más comunes se encuentran el hipotiroidismo y el hipertiroidismo. Sin embargo, hoy quiero centrarme en el cáncer de tiroides, una afección que merece nuestra atención.
Esta patología se origina cuando las células sanas de la glándula comienzan a mutar y proliferar sin control, dando lugar a la formación de tumores. Aunque afecta a ambos sexos y en cualquier etapa de la vida, es más común en mujeres y tiende a aparecer en la edad adulta temprana, generalmente entre los 20 y los 55 años.
Los tumores tiroideos, también conocidos como nódulos, a menudo se descubren de manera fortuita al examinarse el cuello o, en el caso de los hombres, al afeitarse. También pueden ser detectados durante una revisión médica de rutina o cuando se experimenta dolor en la zona. En todos estos casos, es fundamental que se tome como una señal de alerta para programar una consulta con un endocrinólogo. Es importante destacar que existen diversos tipos de tumores tiroideos, siendo el tipo diferenciado el más frecuente. Lo alentador es que este tipo de carcinoma tiende a tener un pronóstico favorable, especialmente en personas jóvenes.
El diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad ha experimentado notables avances. El uso de ecografías de alta definición permite una detección temprana y precisa. Además, la biología molecular nos ayuda a determinar qué tumores requieren cirugía y cuáles no, lo que ha llevado al concepto de “vigilancia activa” en algunos casos.
Las cirugías tiroideas se han vuelto más seguras y menos invasivas, lo que conlleva menos complicaciones y mejores resultados estéticos. Cabe destacar que cada paciente recibe un tratamiento personalizado, considerando varios factores individuales.
En cuanto al seguimiento, se han logrado mejoras significativas. La TSH recombinante ha eliminado la necesidad de suspender la medicación, mejorando la calidad de vida de los pacientes. Además, se han ajustado las dosis de yodo radiactivo para minimizar los efectos secundarios.
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En el seguimiento de pacientes con cáncer de tiroides, solíamos recurrir a radiaciones corporales con yodo radiactivo cada 6 meses, lo que requería suspender la medicación de Levotiroxina para inducir hipotiroidismo y aumentar los niveles de TSH. Esto permitía que las células remanentes captaran el yodo administrado. Durante dos años, seguía un control anual, hasta completar los 5 años de seguimiento. Sin embargo, en la actualidad, el uso de TSH recombinante ha eliminado la necesidad de suspender la levotiroxina, evitando los molestos periodos de hipotiroidismo intenso. Esto ha mejorado significativamente la calidad de vida de los pacientes.
En cuanto a las dosis de este medicamento, antes solían ser más altas, lo que a veces causaba efectos secundarios como la disminución de la saliva o la gastritis debido al impacto en las glándulas salivales y estomacales. Actualmente, determinamos con mayor precisión quiénes necesitan yodo y en qué dosis, que generalmente son más bajas, reduciendo así los efectos adversos.
Este día es esencial crear conciencia sobre esta afección silenciosa pero significativa. A pesar de su tamaño, desempeña un papel fundamental en nuestra salud. La detección temprana y el tratamiento adecuado pueden marcar la diferencia. Además, la evolución en el diagnóstico y tratamiento nos brinda esperanza para un futuro más saludable para aquellos afectados por esta enfermedad.