El presidente Lula da Silva sancionó este miércoles la ley que modifica el ISR y amplía la franja de exención hasta los 5.000 reales mensuales (cerca de 931 dólares), de acuerdo con la información difundida por Xinhua. El texto también fixó descuentos fiscales para ingresos de hasta 7.350 reales mensuales (unos 1.368 dólares).

Según el reporte, alrededor de 15 millones de brasileños quedarán alcanzados por el cambio: 10 millones dejarán de tributar y 5 millones pagarán menos.

En su discurso, Lula da Silva sostuvo que Brasil aún no alcanzó una “sociedad igualitaria” y afirmó que el Estado tiene la responsabilidad de gobernar para quienes dependen de sus políticas públicas. Señaló que “mucho dinero en manos de pocos significa miseria, pero poco dinero en manos de muchos significa distribución de riqueza”.

Argumentos del Gobierno

Durante el acto de promulgación, el mandatario destacó que la economía crece a partir del consumo popular. Afirmó que “la economía no crece por el tamaño de la cuenta bancaria de nadie, la economía crece por el consumo que la sociedad puede tener a partir de los alimentos”. También indicó que “el rico no se vuelve más pobre. Si el pobre consume más, el rico va a volverse más rico. El rico va a vender más carne, más ropa, va a vender más autos”.

Estas declaraciones formaron parte de la defensa oficial a un esquema progresivo que, según el Gobierno, busca aliviar a los sectores de menores ingresos y corregir distorsiones históricas del sistema tributario brasileño.

Alícuota adicional para altos ingresos

Para compensar la merma en la recaudación, la normativa creó una alícuota adicional progresiva de hasta el 10 por ciento para quienes perciben más de 600.000 reales anuales (aproximadamente 111.700 dólares), un universo estimado de 140.000 contribuyentes.

Xinhua informó que, en el esquema actual, las personas de mayores ingresos pagan en promedio un 2,5 por ciento efectivo sobre sus ingresos totales, mientras que los trabajadores en general tributan entre un 9 y un 11 por ciento. El Gobierno presentó la reforma como una medida de equiparación y justicia fiscal.

Dividendos, utilidades y límites tributarios

La ley también aplicó un impuesto del 10 por ciento sobre las utilidades y los dividendos remitidos al exterior. Además, estableció límites para evitar que la carga combinada entre empresas y contribuyentes supere determinados porcentajes. En caso de superarlos, el texto prevé un mecanismo de restitución.

El Gobierno aún no detalló la proyección exacta de recaudación neta tras la implementación completa del nuevo esquema. Los efectos fiscales se medirán durante el primer año de funcionamiento de la reforma.