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Trump, el garante de la fuga de dólares del macrismo, imputado por trampa electoral

La fiscal de distrito del condado de Fulton, Fani Willis, ha lanzado estas acusaciones bajo cargos de delincuencia en banda organizada, señalando que los acusados podrían enfrentar penas de prisión que oscilan entre 5 y 20 años.

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En un giro legal impactante, el ex presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump, junto con otras 18 personas, ha sido formalmente imputado por su presunto intento de alterar el resultado de las elecciones presidenciales de 2020 en el estado de Georgia. Esta imputación marca la cuarta vez que Trump enfrenta cargos legales desde que dejó la Casa Blanca y se encuentra en medio de su posible candidatura a la presidencia en 2024 bajo el Partido Republicano.

La fiscal de distrito del condado de Fulton, Fani Willis, anunció la imputación en una conferencia de prensa celebrada en Atlanta, la capital de Georgia.

Los 19 acusados, entre los que se encuentran destacadas figuras como el ex jefe de Gabinete Mark Meadows y el abogado personal de Trump, Rudy Giuliani, han sido imputados bajo una ley estatal que se refiere a la delincuencia en banda organizada, que generalmente se aplica en casos relacionados con pandillas.

Si son condenados, podrían enfrentar penas de prisión que van desde 5 hasta 20 años. La acusación formal alega que Trump y sus coacusados no siguieron el proceso legal establecido por Georgia para impugnar los resultados electorales. En lugar de ello, supuestamente se involucraron en una operación de crimen organizado con el objetivo de anular los resultados de las elecciones presidenciales en Georgia.

La investigación comenzó a raíz de una llamada telefónica en enero de 2021, en la que se escucha a Trump presionando al funcionario local Brad Raffensperger para «encontrar» boletas a su favor. Esta llamada se volvió pública y generó controversia en medio de las alegaciones de fraude electoral que rodearon las elecciones de 2020.

Trump ha respondido a la imputación en sus redes sociales, describiéndola como una «caza de brujas». También ha afirmado que la imputación es un intento de perjudicar su campaña política y ha cuestionado por qué no se le acusó antes.

Esta imputación añade una capa adicional de complejidad a la ya tumultuosa carrera política de Trump. Aunque mantiene una base de seguidores leales, sus enfrentamientos legales podrían afectar su capacidad para postularse en las elecciones presidenciales de 2024.

Además, la imputación en el ámbito estatal de Georgia significa que no podría beneficiarse de un posible indulto presidencial, en caso de ganar la presidencia nuevamente. Este último desarrollo legal se suma a las otras tres imputaciones que Trump enfrenta en diferentes jurisdicciones de Estados Unidos. Aunque su futuro político y legal permanece incierto, lo que es innegable es que el nombre de Donald Trump seguirá siendo un foco central de atención en el panorama político estadounidense.

El amigo de Macri que le dio la plata para ganar las elecciones

En medio de una intensa atención legal y política en Estados Unidos, resurge la conexión entre el ex presidente Donald J. Trump y el expresidente argentino Mauricio Macri, debido a la controvertida imputación que enfrenta por su presunta interferencia en las elecciones de 2020 en Georgia.

Uno de los momentos más controversiales de su amistad se centra en el préstamo insostenible de 55 mil millones de dólares otorgado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) a Argentina durante el mandato de Macri.

El propio Carlos Melconian, expresidente del Banco Nación, reconoció la influencia directa de Donald Trump en el acceso de Mauricio Macri a fondos excepcionales. «Es absolutamente cierto que el presidente Macri logró un acceso excepcional de la mano del presidente Donald Trump», admitió Melconian, dando a entender que la relación cercana entre ambos líderes fue un factor clave en el proceso.

El préstamo, que supuestamente buscaba estabilizar la economía argentina en medio de una crisis financiera, ha sido objeto de críticas debido a su magnitud y alegadas condiciones draconianas que impactaron a la población.

Opinión

Maduro: un candidato- programa parido por las masas

La ecuación rebelde en una Revolución “bonita” comprometida con la “máxima felicidad posible para todos y todas” .

Publicado hace

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Por Fernando Buen Abad Domínguez 

Pesan más de 900 sanciones económicas impuestas por USA contra Venezuela, con las heridas sociales que implica, y eso no impidió el registro clamoroso de Nicolás Maduro como candidato a un nuevo periodo presidencial. Fue un clamor de pueblo movilizado que, desde sus entrañas dolidas y heroicas, ha debido soportar “a pie firme”, la insolencia y la estulticia imperial yanqui. Y a pesar de todo ese pueblo ha encontrado las fuerzas históricas indispensables para no sucumbir arrodillado por extorsiones y humillaciones a destajo. Una muchedumbre, con vocerío preclaro, sacó a las calles y las avenidas su mensaje hondo y nítido, conmovedor por inamovible: “¡váyanse al carajo, yanquis de mierda!” la derrota de la derecha parece inevitable. 

Están resistiendo una de las más virulentas ofensivas económico-mediáticas, desencadenada contra el programa bolivariano y socialista. Los gringos han sobrepasado el inventario de sus agresiones conocidas y han desplegado repertorios peores a manos de las jaurías neoliberales y sus secuaces “mass media”. Lo que han hecho contra el pueblo venezolano es una canallada insoportable. Han llegado a usar el nombre de su país con sorna y desprecio. Repudiemos la guerra de desprestigio instalada contra Venezuela. Que no se naturalice el odio de clase como sustituto del debate.

Y la respuesta de “los hijos de Bolívar” se despliega en clave electoral, por la vía de la democracia. Acudió ese pueblo extraordinario a registrar al candidato Nicolás Maduro. Preparan una contraofensiva ayudados con las urnas, las leyes y orgullo de contar con una estructura electoral impecable, revisada y avalada por los organismos y los expertos más exigentes del planeta. Contraofensiva de dignidad que extrae la artillería de la cordura y la autodefensa, de los arsenales históricos del chavismo para no caer en las provocaciones y las emboscadas del imperio gringo. Irán por los votos para impulsar una victoria contundente e histórica. 

Desde luego la derecha y sus corifeos, se precipitan para interrogar airadamente, como si tuviese algún derecho para interrogar, “la reelección”, “el régimen”, “la dictadura” y el manto de la virgen… claro sin pasar revista al escándalo de corrupción macabro que pudre desde sus entrañas al capitalismo, que ellos tanto aman, empeñado en destruir todo signo de civilización y toda dignidad humana. Ahora el programa revolucionario del socialismo bolivariano se ensancha en un “polo patriótico” que teje la trama de las alianzas emergentes en un mundo post pandemia, ensangrentado, saqueado, explotado y humillado hasta el hartazgo. Así y todo, han encontrado el medio y el modo para organizar la resistencia y la rebeldía en unidad. 

Es “imperfecto” ese socialismo dicen algunos desde las diestras y las siniestras. Es “incompleto”, añaden otros. “No es Marx”, “no es Lenin”, “no es Trotsky”, reclaman aquellos. No es Chávez rumoran los más delirantes. Y es que muchos, no todos, omiten lo que se escucha en las calles. Ignoran lo que mandatan críticamente los miles de asambleas populares que organizan la voluntad política del pueblo de Chávez como plan de lucha electoral que lleva a Nicolás Maduro al Consejo Nacional Electoral para hacerlo candidato nuevamente. 

Es cierto que no todos o todas están “contentos”, es verdad que hay fatigas y hay heridas. Es verdad que falta mucho, que hay deudas y que hay demoras. Que las más de 900 sanciones imperiales no lo explican todo y que sigue habiendo desigualdades añejas con distorsiones nuevas y viejas. Que hubo traiciones, puñaladas y bofetadas de corrupción escandalosa y que faltan soluciones más enérgicas con sanciones ejemplares para los traidores. Y, para que todo eso pueda superarse, el pueblo bolivariano extiende un nuevo “voto de confianza” esta vez transversal al programa de la Patria que marca la dirección política de esta etapa renovada. Es una dialéctica histórica que enloquece a los pitucos y a sus apellidos.

Hasta para seguir disputando su derecho a ser libres, miles y miles de asambleas de barrio, han decidido optar por el candidato Maduro. Por cierto, indica pobreza intelectual severa o mala fe, emitir afirmación, cualquiera, sobre Venezuela, omitiendo el peso de las más de 900 sanciones que son por sí mismas un crimen de lesa humanidad. Algo muy bueno para su pueblo debe estar haciendo el chavismo que enoja tanto a la burguesía. Recrudecerán en los meses próximos las campañas del odio que han pretendido desfigurar el impulso revolucionario de las masas populares venezolanas. Intentarán crear las condiciones para un “escarmiento” macabro que extinga la osadía de querer ser soberanos, igualitarios y comunitarios. El imperio amenaza con sus palabrejas apocalípticas para destruir las libertades y las dignidades democráticas. Las comparsas mediáticas exhiben sus circos con la esperanza mercenaria de insuflar los influjos siniestros de los oligopolios mediáticos.

Está activado un movimiento de masas que construye su agenda de lucha inspirado en sus propias luchas. Se hermana con las victorias históricas de otros pueblos y entiende el rol de las generaciones que se dan cita para garantizar soberanía a sus riquezas naturales y a sus riquezas morales. Que las tiene y muchas en cantidad y en calidad. Nicolás Maduro es signo de la resistencia disciplinada, cuya tarea histórica es contribuir a perfeccionar el socialismo bolivariano de Venezuela. Se lo ordena la Revolución misma. Su campaña será obedecer la orden hacia un gran avance revolucionario. Del dicho al hecho. Eso significa mucho en el actual periodo revolucionario pese a los miles de obstáculos y afrentas porque el cometido electoral de Maduro no es sólo la victoria. 

El mandato es una victoria contundente y han de saberlo muy bien todos los obreros, los campesinos, los estudiantes, ellos y ellas de todo el mundo, porque este proceso electoral ya no es sólo un asunto de Venezuela, es sin duda, un asunto continental y global del que surgiría una geopolítica cargada con novedades.

No habrá “electores” con sentido quietista o contemplativo, todos y todas saben que su voto es un documento histórico de lucha en el que habita el avance dialéctico y revolucionario que, todavía, no conocen muchos pueblos y que ha costado trabajo entender en el estado actual de alienación mundial. Maduro es ya candidato, y deberá ser escuchado atentamente porque su voz no es otra que la de un pueblo indicando los pasos de su Revolución. 

Maduro es un candidato-programa, parido por las masas para multiplicar las fórmulas de la ecuación rebelde en una Revolución “bonita” comprometida con la “máxima felicidad posible para todos y todas”. La nominación de Maduro como candidato será movilización permanente del vocerío revolucionario escrito por la mano de campesinos y obreros de todos los frentes en lucha que son soporte crucial y futuro único. Será acción directa e irreductible porque su pueblo lo ordena. Acción directa de una democracia revolucionaria que no se detendrá, aunque muchos la ignoren o la desprecien.

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