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¿Por qué EEUU y OTAN foguean una guerra que Rusia y Ucrania no buscan?

Mientras Occidente se ocupa de expandir un mensaje de odio y de temor por una «guerra», Ucrania y Rusia pasan sus días desmintiendo el irreal escenario apocalíptico. ¿Quién sale ganando en este tablero de relatos?

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El manual de Occidente -EEUU y la OTAN- está claro: instalar un clima de guerra y de terror a como de lugar. ¿A quién le sirve? Esa es la pregunta huérfana de respuesta certera. Sin embargo, varias de ellas se pueden ensayar analizando los escenarios. Joe Biden tiene la peor imagen de popularidad desde que asumió como presidente. Según una encuesta, sólo el 3% de la población norteamericana está dispuesta a mandar soldados a un nuevo conflicto bélico. Biden quedó debilitadísimo tras la escandalosa salida de EEUU de Afganistán, luego de un nuevo y estrepitoso fracaso. Dentro de su nación, los problemas económicos recrudecen y la inflación alcanza niveles históricos. En tanto, la OTAN pretende revitalizar fantasmas de URSS, Guerra Fría, Comunismo, un manual perimido que ya les fuera funcional durante décadas, para fomentar las escaladas armamentísticas y de pseudo seguridad mundial, que generan un circuito virtuoso para la economía de unas pocas manos, mientras pueblos pobres continúan -en el medio- como rehenes. ¿El motivo actual? El mercado del gas en la UE. Todo un capítulo aparte.

En las últimas horas, el relato del caos y del terror continúa. Aerolíneas cancelaron o desviaron vuelos hacia Ucrania. Foguean temores de una «inminente invasión militar» de Rusia. Gestiones diplomáticas vacías de las que después, los voceros, llevan a cabo insólitos y virtuales reality shows están a la orden del día. Las desmentidas también. Pero poca resonancia alcanzan.

El gobernante alemán, el canciller federal Olaf Scholz, también se sumó a este circense escenario de desinformaciones y falsos relatos. Dijo que Alemania impondrá «duras» sanciones a Rusia de aplicación inmediata en caso de que se cumplan las predicciones de Occidente de que Moscú invadirá Ucrania. Nada dijo de que el gas que alimenta a su país y a toda Europa proviene de Rusia, en medio de uno de los inviernos más crudos registrados en la región. ¿Darse un tiro en el pie? Vale analizar.

Scholz se reunirá este lunes en Kiev, la capital de Ucrania, con el presidente Volodimir Zelenski, y un día después será recibido en Moscú por el mandatario ruso, Vladimir Putin. Curiosas fueron las declaraciones de Zelenski en las últimas horas. Bien podría decirse que el titular ucraniano debería ser un supuesto manojo de nervios, si se basara en el relato de Occidente, que lo coloca en el mismísimo ojo del huracán. Sin embargo, ante estos hechos de histeria, disparó con calma: «La verdad es que tenemos información diferente. Por ahora el mejor amigo de los enemigos es el pánico en nuestro país. Y todas estas suposiciones y rumores alimentan el pánico, no nos ayuda». Contundente.

El mandatario ucraniano agradeció a los servicios de inteligencia extranjeros por compartir información con Ucrania, pero subrayó que el país eslavo tiene «su propia inteligencia» y que el Gobierno recibe «mucha información de diversas fuentes».

Aseveraciones que dejan en off-side a diestra y siniestra, y -paradójicamente- apuntala el relato ruso.

Rusia niega tener planes de invadir a Ucrania. Sin embargo, ante semejante río revuelto, la ganancia de los pescadores orientales sería que el gobierno de Putin consiga exigir a Estados Unidos garantías de que Ucrania no ingresará a la OTAN, algo que ve como una amenaza, y que la alianza reducirá sus tropas en países de Europa del Este. Washington y la OTAN rechazaron la exigencia. Obviamente. El plan norteamericano es otro. Crear pánico. Y luego, generar pedidos de seguridad, de rescate. A posteriori, incursión de marines, por diez o quince años. Otro Afganistán, otro Irak. Hasta el mismo inconsciente de Biden lo traicionó hace pocas horas en un entrevista en la que el mandatario confundió a Ucrania con esos dos países de oriente.

El corolario de lo risible es que Estados Unidos y la OTAN afirmaron que no enviarán tropas a Ucrania para «combatir una invasión rusa». Sólo se dedicarán a «sanciones».

«En caso de agresión militar contra Ucrania, que pondría en peligro su soberanía y su integridad territorial, esto conduciría a sanciones duras, que hemos preparado cuidadosamente y que podremos aplicar inmediatamente con nuestros aliados en Europa y en la OTAN», declaró Scholz, bajo manipulación de la OTAN, a periodistas en Berlín. ¿Y el gas de Nord Stream? ¿Otro tiro en el pie? Rusia sabe que la dependencia energética con la Unión Europea es mutua: cortarle el gas a Europa supondría perder la principal fuente de ingresos del país. Sin embargo ahora entraría en juego el Power of Siberia, un gasoducto para venderle gas a China. Otro capítulo aparte. Sin embargo el escenario es claro, los intereses de la OTAN y de EEUU son meramente económicos, y directamente ligados con el gas.

LOS VUELOS DEL MIEDO

La aerolínea de Países Bajos KLM canceló todos los vuelos hacia Ucrania hasta nuevo aviso. La compañía de vuelos chárter ucraniana SkyUp dijo que un vuelo que iba de Madeira, Portugal, a Kiev fue desviado hoy a la capital de Moldavia, Chisinau. Aerolíneas Argentinas hizo lo propio.

En este escenario de locura absurda, Ucrania dijo hoy que no cerrará su espacio aéreo. «El espacio aéreo de Ucrania permanece abierto y el Estado está trabajando para prevenir los riesgos para las compañías aéreas», indicó el gobierno.

La mayoría de las compañías aéreas siguen operando, según el Ministerio, que agregó que actualmente 29 aerolíneas internacionales realizan vuelos desde 34 países.

En plan de apuntalamiento del relato, Estados Unidos anunció evacuaciones masivas para casi todo el personal de su embajada en Ucrania y urgió a todos sus ciudadanos a abandonar el país. El Reino Unido, otros países europeos y Japón pidieron lo mismo a sus ciudadanos. Australia suspendió las operaciones en su embajada de Kiev.

¿Qué ocurrirá la semana que viene, cuando finalicen las maniobras militares ordinarias de Rusia? Se dice que Occidente ya tiene el relato escrito para tal ocasión: llevarse los honores de -supuestamente- «haber desactivado una invasión militar rusa, con diálogo, libertad, diplomacia», y demás elementos usuales utilizados durante los últimos 70 años.

Opinión

Maduro: un candidato- programa parido por las masas

La ecuación rebelde en una Revolución “bonita” comprometida con la “máxima felicidad posible para todos y todas” .

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Por Fernando Buen Abad Domínguez 

Pesan más de 900 sanciones económicas impuestas por USA contra Venezuela, con las heridas sociales que implica, y eso no impidió el registro clamoroso de Nicolás Maduro como candidato a un nuevo periodo presidencial. Fue un clamor de pueblo movilizado que, desde sus entrañas dolidas y heroicas, ha debido soportar “a pie firme”, la insolencia y la estulticia imperial yanqui. Y a pesar de todo ese pueblo ha encontrado las fuerzas históricas indispensables para no sucumbir arrodillado por extorsiones y humillaciones a destajo. Una muchedumbre, con vocerío preclaro, sacó a las calles y las avenidas su mensaje hondo y nítido, conmovedor por inamovible: “¡váyanse al carajo, yanquis de mierda!” la derrota de la derecha parece inevitable. 

Están resistiendo una de las más virulentas ofensivas económico-mediáticas, desencadenada contra el programa bolivariano y socialista. Los gringos han sobrepasado el inventario de sus agresiones conocidas y han desplegado repertorios peores a manos de las jaurías neoliberales y sus secuaces “mass media”. Lo que han hecho contra el pueblo venezolano es una canallada insoportable. Han llegado a usar el nombre de su país con sorna y desprecio. Repudiemos la guerra de desprestigio instalada contra Venezuela. Que no se naturalice el odio de clase como sustituto del debate.

Y la respuesta de “los hijos de Bolívar” se despliega en clave electoral, por la vía de la democracia. Acudió ese pueblo extraordinario a registrar al candidato Nicolás Maduro. Preparan una contraofensiva ayudados con las urnas, las leyes y orgullo de contar con una estructura electoral impecable, revisada y avalada por los organismos y los expertos más exigentes del planeta. Contraofensiva de dignidad que extrae la artillería de la cordura y la autodefensa, de los arsenales históricos del chavismo para no caer en las provocaciones y las emboscadas del imperio gringo. Irán por los votos para impulsar una victoria contundente e histórica. 

Desde luego la derecha y sus corifeos, se precipitan para interrogar airadamente, como si tuviese algún derecho para interrogar, “la reelección”, “el régimen”, “la dictadura” y el manto de la virgen… claro sin pasar revista al escándalo de corrupción macabro que pudre desde sus entrañas al capitalismo, que ellos tanto aman, empeñado en destruir todo signo de civilización y toda dignidad humana. Ahora el programa revolucionario del socialismo bolivariano se ensancha en un “polo patriótico” que teje la trama de las alianzas emergentes en un mundo post pandemia, ensangrentado, saqueado, explotado y humillado hasta el hartazgo. Así y todo, han encontrado el medio y el modo para organizar la resistencia y la rebeldía en unidad. 

Es “imperfecto” ese socialismo dicen algunos desde las diestras y las siniestras. Es “incompleto”, añaden otros. “No es Marx”, “no es Lenin”, “no es Trotsky”, reclaman aquellos. No es Chávez rumoran los más delirantes. Y es que muchos, no todos, omiten lo que se escucha en las calles. Ignoran lo que mandatan críticamente los miles de asambleas populares que organizan la voluntad política del pueblo de Chávez como plan de lucha electoral que lleva a Nicolás Maduro al Consejo Nacional Electoral para hacerlo candidato nuevamente. 

Es cierto que no todos o todas están “contentos”, es verdad que hay fatigas y hay heridas. Es verdad que falta mucho, que hay deudas y que hay demoras. Que las más de 900 sanciones imperiales no lo explican todo y que sigue habiendo desigualdades añejas con distorsiones nuevas y viejas. Que hubo traiciones, puñaladas y bofetadas de corrupción escandalosa y que faltan soluciones más enérgicas con sanciones ejemplares para los traidores. Y, para que todo eso pueda superarse, el pueblo bolivariano extiende un nuevo “voto de confianza” esta vez transversal al programa de la Patria que marca la dirección política de esta etapa renovada. Es una dialéctica histórica que enloquece a los pitucos y a sus apellidos.

Hasta para seguir disputando su derecho a ser libres, miles y miles de asambleas de barrio, han decidido optar por el candidato Maduro. Por cierto, indica pobreza intelectual severa o mala fe, emitir afirmación, cualquiera, sobre Venezuela, omitiendo el peso de las más de 900 sanciones que son por sí mismas un crimen de lesa humanidad. Algo muy bueno para su pueblo debe estar haciendo el chavismo que enoja tanto a la burguesía. Recrudecerán en los meses próximos las campañas del odio que han pretendido desfigurar el impulso revolucionario de las masas populares venezolanas. Intentarán crear las condiciones para un “escarmiento” macabro que extinga la osadía de querer ser soberanos, igualitarios y comunitarios. El imperio amenaza con sus palabrejas apocalípticas para destruir las libertades y las dignidades democráticas. Las comparsas mediáticas exhiben sus circos con la esperanza mercenaria de insuflar los influjos siniestros de los oligopolios mediáticos.

Está activado un movimiento de masas que construye su agenda de lucha inspirado en sus propias luchas. Se hermana con las victorias históricas de otros pueblos y entiende el rol de las generaciones que se dan cita para garantizar soberanía a sus riquezas naturales y a sus riquezas morales. Que las tiene y muchas en cantidad y en calidad. Nicolás Maduro es signo de la resistencia disciplinada, cuya tarea histórica es contribuir a perfeccionar el socialismo bolivariano de Venezuela. Se lo ordena la Revolución misma. Su campaña será obedecer la orden hacia un gran avance revolucionario. Del dicho al hecho. Eso significa mucho en el actual periodo revolucionario pese a los miles de obstáculos y afrentas porque el cometido electoral de Maduro no es sólo la victoria. 

El mandato es una victoria contundente y han de saberlo muy bien todos los obreros, los campesinos, los estudiantes, ellos y ellas de todo el mundo, porque este proceso electoral ya no es sólo un asunto de Venezuela, es sin duda, un asunto continental y global del que surgiría una geopolítica cargada con novedades.

No habrá “electores” con sentido quietista o contemplativo, todos y todas saben que su voto es un documento histórico de lucha en el que habita el avance dialéctico y revolucionario que, todavía, no conocen muchos pueblos y que ha costado trabajo entender en el estado actual de alienación mundial. Maduro es ya candidato, y deberá ser escuchado atentamente porque su voz no es otra que la de un pueblo indicando los pasos de su Revolución. 

Maduro es un candidato-programa, parido por las masas para multiplicar las fórmulas de la ecuación rebelde en una Revolución “bonita” comprometida con la “máxima felicidad posible para todos y todas”. La nominación de Maduro como candidato será movilización permanente del vocerío revolucionario escrito por la mano de campesinos y obreros de todos los frentes en lucha que son soporte crucial y futuro único. Será acción directa e irreductible porque su pueblo lo ordena. Acción directa de una democracia revolucionaria que no se detendrá, aunque muchos la ignoren o la desprecien.

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