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Entrevista

EXCLUSIVO: última entrevista a Hebe de Bonafini para EL ARGENTINO

La titular de Madres de Plaza de Mayo recibió en exclusiva a Laura Bitto en su casa en el mes de febrero.

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El-Argentino-Entrevista-Hebe-de-Bonafini

Fotos: Eloísa Molina
Video: Máximo Paredes

Hebe asoma la cabeza por la puerta y mira hacia el pasillo.


-Pasen, está todo abierto –dice.
La casa está rodeada de plantas y flores, infinitos tonos de verde llenan de vida el jardín exultante.
-Me gusta comer con flores, por eso las tengo ahí, son de mi jardín –cuenta mientras señala un pequeño florero con pétalos de colores en el centro de la mesa.
Hebe de Bonafini se sienta en un sillón de mimbre, toma el pañuelo blanco entre sus manos, lo acomoda sobre su cabeza, une las puntas con un lazo bajo su mentón, con ojos de mar y profunda mirada.

la postura de Hebe frente a la deuda externa.

-¿Qué pensás del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional?

-Nosotras desde hace muchísimos años que decimos que no hay que pagarle al Fondo, pero ahora con más razón porque esta deuda fue una estafa de Macri que si se paga es con el sacrificio del pueblo. El trabajo de las Madres es mirar a quién perjudica el pago de la deuda. Porque siempre les cae a los que menos tienen. Yo, no pagaría, que al Fondo le pague Macri. Ellos se la prestaron sin pedir permiso, hicieron un negocio con él, le pagaron eso para que gane las elecciones y perdió. Entonces me parece un disparate que nosotros paguemos. Dijeron que no iba a haber ningún aumento, ya hay aumentos. Vinieron 120 personas con el Fondo a espiarnos, a controlarnos, están instaladas en nuestro país, pisando nuestro suelo.

-El Presidente anunció junto con Fernanda Raverta el aumento de las jubilaciones ¿qué te parece la medida?

-Ese aumento del 12,28% es un cachetazo. Porque 3.000 pesos, con lo que vale cualquier cosa que compres o medicamento que no te paga Pami no alcanzan para nada, me parece vergonzoso. Un kilo de cualquier carne, un pedacito de queso, una exageración para comer un pobre porque el pobre por qué va a comer carne, por qué va a comer queso, que coma otra cosa. Lo que me aterra es que en los cuatro años de Macri y los dos de este Gobierno se encargaron de que la gente pase hambre, los compañeros, durante seis años están acostumbrados y creen que su único derecho es el plato de sopa y la bolsa de comida. Odio los merenderos y los comedores, me parece una cosa tristísima para los pobres, andar haciendo cola para comer. Los compañeros creen que su único derecho es el plato de sopa. Se perdió lo que habían enseñado por tantos años Perón y Evita que era que el derecho al trabajo es el único derecho del hombre, el mejor, el más importante.

-¿Cómo describirías al presidente Alberto Fernández?

-Alberto Fernández es un hombre que estudió mucho en la universidad argentina, que leyó muchos libros pero que nunca se embarró, que nunca vio a un pobre de cerca porque nunca fue a una villa. Alberto Fernández se creyó que los votos eran de él y se olvidó que los votos son de Cristina. Larreta hizo su campaña política diciéndole que sí a todo a él, con esa cara de boludo que pone Larreta y sale a la puerta y hace lo que se le canta, le hizo la campaña el presidente porque quiere quedar bien con todos y no se puede quedar bien con todos. O con Dios o con el Diablo.

-¿Y a Cristina Kirchner?

-Cristina es lo mejor que tenemos porque tiene mucha habilidad política, conoce mucho, sabe mucho. El discurso que hizo en Honduras fue premonitorio y con tanta claridad. Cuando dijo que la plata de la droga se lava en los Bancos yo me quedé helada, dije esta mina se arriesga. Y Xiomara es una mujer muy valiente, la conozco desde antes de asumir porque trabajamos mucho con las madres de Honduras. Le va a costar un montón, no se la van a hacer fácil porque para eso están los lobos ahí esperando. Lo mismo está pasando en Bolivia, todo lo que le está pasando a Evo, le pegan y le pegan y le pegan.

-Fue un gran triunfo haber recuperado Bolivia

-Y, lo que pasó con Bolivia no se la esperaban. Ellos pensaban matarlo a Evo, ahí el presidente estuvo bien, hay que sacarse el sombrero, lo fue a buscar, lo amparó, lo trajo, pero no se copió en nada de lo que piensa Evo.

-¿Qué dirías de Néstor Kirchner?

-Bueno, Néstor dijo que era nuestro hijo así que opino de él lo que opino de mis hijos, lo amamos, no puedo hablar él, perdimos algo único –hace una larga pausa- le dio a la juventud la pauta para que hagan política. La verdad es una maravilla lo que hizo. Sabes que yo no lo quería y había dicho que él era la misma mierda que Duhalde y que Menem y cuando ganó, como a los diez días, me llama –deja de hablar, respira profundo, mira hacia arriba, llora- me llama Fidel y me dice: “Hebe, qué pasa que no lo apoyas a este hombre, es un diamante”. Y bueno, ahí empecé a ver que tenía razón, le pedimos una entrevista con periodistas y le fuimos a pedir perdón las Madres, le dijimos que nos habíamos equivocado. Y ahí nos hicimos amigos, amigos de querernos mucho.

-¿Y Fidel Castro?

-Fidel es el gran patriota, el tipo que nos enseñó todo, que habló de cosas que no hablaba nadie, cuando nadie hablaba. Que le dio bola a la economía, que se enfrentó a los yanquis y que se banco todo. El gran hombre de Latinoamérica y creo que del mundo entero. Además cuando vos ves cómo hicieron la revolución, padeciendo y sufriendo.

-¿Mauricio Macri?

-Macri es una rata, no es un político. Las ratas no me gustan.

-¿Javier Milei?

-Ellos son la cola de la serpiente, son grandes sirvientes de Estados Unidos.

-¿Sergio Massa?

-Massa es muy peligroso porque come puchero pero eructa pollo.

-¿Horacio Rodríguez Larreta?

-Larreta no es tan boludo como la cara que pone pero es un sirviente de los yanquis.

-¿Cómo caracterizas al neoliberalismo hoy?

-El neoliberalismo es la opresión de yanquilandia, Estados Unidos es el país que mató más gente, invadió más pueblo, que tiró más bombas y nadie le reclama nada. Quién le reclama por las bombas que tiró en Nagasaki e Hiroshima, quién le reclama por todos los países que invadió, quién le reclama que mató a Sadam Husein y después dijo ¡Ay, de verdad no tenía la bomba atómica! Pero ya lo habían matado. Yo estuve en Irak, estuve ahí y vi lo que era ese país hermoso, con una pelea bárbara porque sacaban el petróleo y no les traían lo que habían negociado que eran cosas para los hospitales. Y así también operan en Cuba, en Venezuela, lo que nos está pasando a nosotros. Ahora se hace el macho cabrío el presidente que dice ¡Ay sí, estoy con los rusos, estoy con los chinos! Pero está con la soga al cogote con el Fondo Monetario. Como Estados Unidos no hay ninguno, tiene una voracidad que nada le alcanza porque ellos precisan todo, el litio, el petróleo, el gas, amenazan con bombas, con misiles.

Hebe recuerda su infancia y cuenta que su papá trabajaba de seis de la mañana a once y media y de una a cinco de la tarde. Tenía que trabajar como un burro, hacer sombreros, amasar el amasijo para ganar apenas para comer. Luego, relata uno de sus viajes: “Yo fui a la guerra de Yugoslavia para acompañar a las mujeres que iban a cuidar el puente, porque era lo único que las mantenía con acceso a la comida. Esas mujeres estaban solas, se vestían de novia a la noche, iban con sus hijos en los carritos a cuidar el puente y los tipos bombardeaban con misiles. En la guerra, aprendes hasta dónde se arriesga un pueblo por defender lo suyo y hasta dónde son capaces de hacer los yanquis”.

la postura de Hebe frente a la deuda externa.

-¿Cuál de todos tus viajes te marcó más?

-De todos los viajes siempre aprendí porque yo soy muy fanática, me gusta ver todo, no me importa si como, si no como, si me dan una buena cama, no me interesa. Lo más importante es lo que vamos a hacer y lo que aprendemos. Te hace ver un montón de cosas, de injusticias y cómo los pueblos sufren. Las mujeres de Irak cuidaban a sus niños al borde de la cama porque les habían dejado mucho uranio en la tierra y todo lo que comían los enfermaba y se morían, 15 niños por día se morían por las bombas de los Estados Unidos y la última bomba, la peor de todas, ellos tenían un refugio antiaéreo para los niños, médicos y maestros, para 600 personas, lo habían hecho los ingenieros finlandeses y les vendieron a los yanquis por dónde podían tirar el misil, así que en uno de los segundos bombardeos quemaron vivas a 600 personas. Fui al museo. La señora que lo cuidaba había dejado a sus nueve hijos ahí para ir a su casa a lavar la ropa y cuando volvió no estaba más nada, una cosa espantosa. Me mostraron todo, también cómo se llevan el petróleo y no les traen lo que acuerdan a cambio. Vas viendo a los yanquis desde otro lugar, no del que te muestran. Les deseo todo el mal del mundo.

-¿Qué caracterización haces de los derechos humanos en argentina hoy?

-Se banalizaron mucho los derechos humanos y la vida de los desaparecidos pasó a ser 265.000 dólares, los yanquis le pusieron precio. Y esa plata te la dan por tu hijo muerto, no por un desaparecido. Ahí se vendieron un montón, todo el mundo fue a cobrar. Nuestros hijos no valen plata, no hay plata para pagar la vida de ninguna persona, ni hija, ni hijo, ni muchacho, ni muchacha, ni trabajador, no hay plata para pagarla. Así que rechazamos la reparación económica que eran 265.000 dólares por cada hijo. Y rechazamos los cadáveres también, las madres no queremos cadáveres. Nuestros hijos no están muertos porque nadie nos dijo quién los mató y nuestros hijos e hijas, que hicieron tanto sacrificio, nos dijeron algo muy importante: mientras haya uno sólo que levante nuestras banderas, nosotros no vamos a morir, y ese es el compromiso que tengo y hay tantos que levantan sus banderas que ellos van a vivir para siempre. No hay que tener miedo a la palabra revolución, no es una transformación es una revolución. Pedir por los 30.000 es no corar la reparación, es no aceptar un cadáver, es no buscar un pedazo de cuerpo para que vos lo entierres y le vayan a poner una flor, es no aceptar lo que hizo la Conadep y hacer esa mierda que hicieron al borde del Río con los 8000 que dicen ellos. ¿Y los otros dónde están?

-¿Cómo sigue la agenda de los derechos humanos?

-Yo no hablo de derechos humanos, hablo de derecho a la vida. Es difícil porque el peor enemigo que tenemos, que aparentemente no usa fusiles tiene otra manera de fusilarte que es con el fondo, con la deuda. Te matan de hambre, te matan con la droga, porque la droga también la traen los yanquis. Y los pibes que se drogan, nosotros somos responsables de no haberles dado una oportunidad. Yo por eso armé comunidades para ayudar al barrio y fueron entendiendo muy bien. Cada comunidad hace su trabajo y compran carne, pollo, para que coman en su casa pero es una aguja en un pajar. Y no me gusta ir, no me conocen en ningún lado, yo no voy porque los que van a caretear a mí me parece de cuarta. A mí no me gusta que la gente me agradezca lo que hago porque entonces deja de ser solidaridad, la solidaridad bien entendida es esa, eso me lo enseñaron mis hijos, la solidaridad y la lealtad para ellos era lo importante. Por eso lo de Máximo fue tan bueno ahora, mostró una cosa que estaba perdida que es la lealtad en la política, fue un ejemplo para la juventud porque es como un cimbronazo, alguien dice algo. Todos decían no sé si era el momento oportuno ¿Y cuál va a ser el momento? Cuando se vaya el fondo no, el momento es ahora. Lo que pasa es que hay que jugarse como se jugó él.

-¿Cómo imaginas un nuevo bloque regional en América Latina?

-Creo que es Latinoamérica unida, no sé qué países, porque Colombia siempre ha tenido presidentes de mierda, horribles, han matado gente a montones, no puede surgir ningún movimiento porque a todos los matan, todos países que se quieren liberar y no los dejan, porque Colombia tiene una guerrilla interesante pero están aislados y cada vez que los encuentran los matan como perros. Venezuela, Ecuador, los países se quieren liberar y no pueden. Perú, lo que les está costando, sacan uno ponen otro, los peruanos pobres lo que han sufrido, las mujeres peruanas lo que han sufrido. Todos están tambaleantes, en Venezuela peleando Maduro contra todos. Todos creían que Maduro manejaba colectivos nada más, pero sabes cómo lo tenía Chávez al lado de él. Yo estuve mucho con Chávez así que lo conocí muy bien y Maduro aprendía todos los días con él. Y los yanquis que te meten la OEA y cuando no es la OEA cualquier otra cosa que inventan, la Fundación Ford. Uy, madre mía, los organismos todos cobran de la Fundación Ford, nosotras no, los echamos desde la escalera nomás el día que vinieron. Eso también te pudre porque te compromete. Lo único que yo tengo es la palabra y no la voy a vender por nada. Si me cuesta tener la Universidad que no sale, y bueno, yo no estoy dispuesta a cambiar lo que digo por una Universidad porque me parece que hay muchísima gente que nos sigue y no voy a hacer semejante disparate.

-¿En qué situación está la Universidad?

-Está mal, no está bien organizada, nos está costando un montón porque nosotras la queremos pasar de Instituto a Universidad y ahora Massa presento las dos de él, había seis para presentar y quedamos afuera. Pero yo sé que no les gusta lo que digo y bueno, si el costo es no tener la Universidad como yo quiero estoy dispuesta a pagarlo. Una Universidad no vale la palabra, no vale lo que una ha conseguido en 45 años, no la voy a rematar.

-¿Qué anécdota de tu vida política te gustaría compartir?

-Yo estaba en Venezuela y me dicen que Chávez que todavía no era presidente, me quería dar un premio. No, le dije, yo de un milico no agarro un premio ni loca, me fui del país. Él se quedó mal y me llamó: “me dijeron que usted no me quiere y porque soy milico no quiere recibir un premio”. Estaban las elecciones, salió presidente, me llama nuevamente y me dice “bueno, ahora soy el presidente si usted me acepta yo le pagaría el viaje y le voy a contar por qué me hice militar”. No le contesté ni sí, ni no. Le dije gracias, voy a ver. Me volvió a llamar y fui. Me contó que él se había hecho militar porque quería jugar béisbol, entonces pensó en ir a una escuela militar mientras hacía el secundario y así poder entrenar. Cuando llegó no lo dejaron en la ciudad, lo mandaron a la montaña y en la montaña, como le gustaba mucho la electricidad se armó una radio y lo primero que escuchó fue un discurso de Fidel. Entonces se la pasaba escuchando Cuba, en vez de prepararse como militar se preparó con lo que decía Fidel. Nos hicimos re amigos, vino a la casa de la Madres varias veces, a la Universidad, me invitó a todo lo que hacían, me dieron Honoris Causa y le dio a Venezuela dignidad. Fui a conocer la reserva revolucionaria del movimiento y la verdad que tenían de todo, escuelas, trabajo político extraordinario.

Hebe toma el ejemplar de su biografía “Los caminos de la Vida” de Ulises Gorini, repasa sus páginas y cuenta que se presentará dentro de muy poco en Ensenada. Luego camina hacia el hall de entrada, se para frente a la biblioteca y toma una pequeña caja de madera, la abre y en su interior las fotos blanco y negro en miniatura, que retratan su historia en el libro, se despliegan.

-Me parece maravilloso el trabajo que hacen –dice, mientras cierra la caja con cuidado- es un trabajo revolucionario, popular, realmente comprometido y que ojalá mucha gente copiara y no tuviera tanta pretensión de que todo tiene que salir por la televisión. Si querés educación apagá la televisión.

Entrevista

El cáncer no espera: “Necesitamos medicación para vivir”

Al menos siete personas fallecieron en los últimos cuatro meses “esperando su medicación” necesaria para continuar los tratamientos.

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Con “miedo, angustia e impotencia” es como atravesó María Celeste Quintana los últimos meses de su tratamiento para un cáncer del sistema linfático que afecta su respiración, cuya medicación -que ronda los 30 millones de pesos- era proporcionada por la Dirección de Asistencia Directa por Situaciones Especiales (Dadse), dependiente ahora del Ministerio de Salud, que durante casi cinco meses interrumpió su entrega, al igual que con otras decenas de pacientes oncológicos y de otras patologías severas.

“Tenía mi quimio programada para el 23 de enero. Recién el 12 de abril me entregaron la medicación”.María Celeste Quintana

Celeste tiene 32 años, es oriunda de la localidad bonaerense de Quilmes y es estudiante de Historia y Bibliotecología de la Universidad de Buenos Aires (UBA). En 2019 le diagnosticaron linfoma de Hodgkin, un cáncer del sistema linfático crónico que trata en el Hospital de Clínicas con la medicación que la Dadse le brindó durante un año y medio desde 2022 y que interrumpió en diciembre pasado durante cinco meses.

“Tenía mi quimio programada para el 23 de enero. Recién el 12 de abril me entregaron la medicación”, contó Celeste. Al igual que ella, decenas de pacientes oncológicos o con enfermedades crónicas están a la espera de la medicación que reciben a través de este organismo nacional que otorga subsidios para la adquisición de medicamentos destinados a personas en situación de vulnerabilidad social y sanitaria, que no cuentan con cobertura médica.

Las organizaciones que acompañan a pacientes y familiares en esta situación denuncian que al menos siete personas fallecieron en los últimos cuatro meses “esperando su medicación” necesaria para continuar los tratamientos. En la justicia, mientras tanto, se presentaron amparos judiciales de manera individual y también colectiva para denunciar lo que consideran “mistanasia: la muerte por abandono indigno de personas”.

– ¿Cuál es la enfermedad que estás atravesando?

– Tengo linfoma de Hodgkin, me lo diagnosticaron en el 2019 y me atendí siempre en el Hospital de Clínicas, que es como mi segundo hogar. En mi caso, es un cáncer del sistema linfático ubicado en el pulmón derecho y es un linfoma crónico, siempre va a estar. Cuando me lo diagnosticaron estaba en un nivel cuatro de linfoma, bastante avanzado, y con la quimioterapia lograron reducirlo. Lo que necesito es controlarlo para que no siga creciendo.

– ¿Es para ese tratamiento de control para el que requerís la medicación que entrega la Dadse?

– Claro, es un tratamiento de control que estoy haciendo hace un año y medio, empecé en octubre de 2022 y lo financió la Dadse desde entonces. Para el tratamiento necesito una medicación que se llama Pembrolizumab y no está en el vademecum provincial (de Buenos Aires), sino que tiene que ser a través de la Dadse. Los medicamentos que necesitamos los pacientes oncológicos son muy caros. En mi caso, cada ampolla sale siete millones de pesos y necesito cuatro ampollas por sesión, que son cada seis semanas. Ni aunque tuviese la posibilidad de comprarlos de manera particular podría hacerlo porque son medicamentos que sólo el Estado puede comprar. Dependemos de ellos.

“Demasiado tenemos que pelear contra la enfermedad como para encima tener que pelear contra el sistema, que nos enfermamos o empeoramos porque el Estado no entrega la medicación”.

– Sin embargo, desde noviembre pasado no recibiste la medicación correctamente.

– Exacto. En noviembre de 2023, presenté como siempre los papeles en Dadse para la medicación. Tenía mi quimio programada para el 23 de enero y en general tardaba más o menos 30 días en llegar el medicamento. En ese momento me dijeron que me quedara tranquila, que me iba a llegar con tiempo. Empecé a llamar en diciembre y me decían que estaba en presupuesto y que llame en 15 días. En febrero nos enteramos que la Dadse estaba cerrada. Finalmente perdí mi sesión de quimio (de enero) y solo pude hacerme con una medicación donada pero que era la mitad de la dosis que me corresponde, para salvar el momento. El tema es que los tratamientos de este estilo se tienen que hacer en tiempo y forma porque sino no sirven. No hacerlo es una ventana de tiempo para que la enfermedad avance.

– ¿Cómo viviste estos cuatro meses en que no llegaba tu tratamiento?

– Tenía y sigo teniendo mucho miedo de lo que pueda pasar porque es muy cruel lo que están haciendo. Que digan (desde el Ministerio de Salud) que frenaron la entrega de medicamentos por una auditoría del programa es cruel y no tiene sentido porque, en todo caso, nosotros no somos los culpables. Somos personas que necesitamos la medicación para vivir. Es desesperante la situación, uno no sabe de dónde sacar fuerzas, había semanas en que no me quería levantar. No sé cómo habrá afectado (este tiempo sin tratamiento) al desarrollo de la enfermedad, eso lo dirán los estudios que me tengo que hacer ahora, pero toda esta situación me generó mucha angustia. Estuve estos cuatro meses y todavía sigo con temor porque si bien ahora tengo la medicación (desde el 12 de abril), en poco tiempo tengo que hacer el trámite otra vez y nadie me asegura que se haya regularizado. Hay muchas personas que todavía están esperando desde diciembre, más los casos que se están acumulando estos meses.

– Avanzaron en denunciar en la justicia, ¿hubo alguna respuesta?

– En mi caso, en febrero hice un amparo judicial de manera individual. El 1 de marzo salió a mi favor y el Ministerio de Salud (de Nación) apeló diciendo que mi caso no era su jurisdicción, que correspondía a la Provincia de Buenos Aires. Hace un año y medio venía haciendo este trámite y recibía mi medicación por la Dadse. Aún así, la justicia ordenó que la medicación se me tenía que entregar igual, pero no lo estaban haciendo, como le pasa a muchos otros pacientes. El 12 de abril se presentó un amparo general junto a varias organizaciones. El gobierno dice que nunca se cortó. Nosotros lo único que esperamos es que se solucione porque se trata de una cuestión de vida o muerte. Esperamos que (las autoridades) piensen un poco mejor las cosas antes de hacerlas y provocar todo lo que provocaron. Demasiado tenemos que pelear contra la enfermedad como para encima tener que pelear contra el sistema, que nos enfermemos o empeoramos porque el Estado no entrega la medicación.

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