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Lula habló de “reconstrucción” de Brasil a 100 días de haber asumido

“Los problemas heredados fueron tantos y en tantos frentes que el término ‘reconstrucción’ fue incorporado a la consigna del gobierno federal, precedido por otra palabra clave: ‘unión’. No hay dos Brasiles, el Brasil de los que votaron por mí y el Brasil de quien votó por otro candidato. Somos una nación”, afirmó.

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El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en la víspera de que se cumplan los 100 días de su tercer gobierno, publicó hoy un artículo donde dijo que durante este período iniciado el 1 de enero priorizó lo “impostergable” y trabajó por la “reconstrucción” y la “unión” del país.

“Los problemas heredados fueron tantos y en tantos frentes que el término ‘reconstrucción’ fue incorporado a la consigna del gobierno federal, precedido por otra palabra clave: ‘unión’. No hay dos Brasiles, el Brasil de los que votaron por mí y el Brasil de quien votó por otro candidato. Somos una nación”, afirmó Lula en el artículo publicado por el diario Correio Braziliense.

En su texto titulado “Brasil volvió”, el mandatario citó varios programas sociales lanzados o relanzados en estos primeros tres meses, entre ellos el Programa de Adquisición de Alimentos (PAA), proyecto en el que el gobierno compra la producción de pequeños productores agrícolas para personas con la vulnerabilidad alimentaria.

La idea de la “vuelta” de Brasil, fue replicada en cada párrafo donde el mandatario destacó los programas sociales que su gobierno relanzó, así como el regreso de Brasil al mundo para dejar de ser un “paria internacional”.

Lula mencionó que en este período, relanzó el Bolsa Familia, uno de los programas emblema en sus anteriores mandatos y que retomó en marzo. Esta medida transfiere en promedio 750 reales (144 dólares mensuales) a 20 millones de familias, que había sido extinguido por su antecesor, Jair Bolsonaro.

Si bien el texto traza una diferencia con la gestión anterior, en el texto Lula no menciona al expresidente de ultraderecha.

Según Lula, la actual administración retomó la iniciativa llamada Minha Casa Minha Vida, que otorga financiamiento para políticas de vivienda para personas de bajos ingresos, y Mais Médicos, que busca reforzar desde el gobierno nacional la asistencia médica en estados y municipios.

El mandatario, que debió enfrentar a días de su asunción la toma de las sedes de los tres poderes de la República en Brasilia el 8 de enero, también celebró otra acción de gobierno que fue el reajuste promedio del 36% para el Programa Nacional de Alimentación Escolar (PNAE), cuyos montos se transfieren a los estados y municipios y se destinan a la compra de almuerzos escolares para alumnos de todas las etapas de la educación básica pública.

Respecto a su política exterior, el líder del Partido de los Trabajadores la definió como “activa y altiva”.

“Gobernar es atender las urgencias, al mismo tiempo que creamos las bases para un futuro mejor. En estos primeros 100 días priorizamos lo urgente. Partiendo de lo necesario, para hacer lo posible”, escribió el presidente, citado por el portal de noticias G1, del grupo O Globo

Lula destacó que durante el período también recreó ministerios para atender áreas importantes para el gobierno como la igualdad racial, las mujeres, cultura y pueblos indígenas.

Según el presidente, durante este mandato, el gobierno se mantendrá firme “en la reconstrucción de un país más desarrollado, justo y soberano, con paz, armonía y oportunidades para todos”.

“En los 1.360 días venideros, nos mantendremos firmes en la reconstrucción de un país más desarrollado, justo y soberano, con paz, armonía y oportunidades para todos. Brasil está de vuelta”, cerró su artículo el mandatario.

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Análisis

Vientos de integración

Con el auspicio de Lula como presidente anfitrión, casi la totalidad de los mandatarios sudamericanos convergieron ayer en Brasilia para relanzar a la UNASUR

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Por Emiliano Guido

Los presidentes de Sudamérica, salvo la ilegítima mandataria de Perú Dina Boluarte (que llegó al cargo tras el golpe constitucional a Pedro Castillo), volvieron a verse la cara y darse la mano tras un largo período sin registrarse cumbres regionales significativas. En concreto, con el auspicio político del Jefe de Estado anfitrión Luiz Inácio “Lula” Da Silva, los gobiernos del Cono Sur se reencontraron en una cita atípica, una cumbre ajena a cualquier tipo de corsé institucional -el cónclave en la capital brasileña se realizó, en los hechos, por afuera de las arquitecturas comunes de la región-, pero con el capital de contar con la voluntad política necesaria para sentar las bases de una refundación integracionista.

En términos oficiales, los líderes sudamericanos dialogaron en Brasilia para construir “salidas políticas consensuadas a los temas de agenda convergentes, tanto en materia de infraestructura económica, comercial o energética”. Pero, bajo esa esquela informativa bien intencionada, pero con poca sustancia política, el motor del suceso radica en un hecho bien concreto que surcó todos los off periodísticos lanzados al continente ayer desde Brasilia: el interés de los presidentes progresistas por relanzar al bloque UNASUR.

Un dato interesante del reencuentro presidencial sudamericano en Brasilia fue la participación del Jefe de Estado venezolano Nicolás Maduro, que no pisaba suelo brasileño desde el 2015 para manifestar, primero, su rechazo al golpe parlamentario contra Dilma Rousseff, y su desacuerdo político profundo con el gobierno de Jair Bolsonaro. El regreso de la Venezuela bolivariana y chavista a un mecanismo de concertación zonal, la futura mesa política común incluirá a gobiernos progresistas moderados como el liderado por Gabriel Boric en Chile, implica superar la reitera diatriba macartista contra Caracas y sumar al concierto regional a una administración con fuentes reservas petroleras.

En segundo lugar, resulta significativo destacar la intención diplomática de Brasilia de sentar en el nuevo espacio integracionista a todos los gobiernos sudamericanos, incluso a los que tienen una visión aperturista de la economía zonal. Por ese motivo, ayer Lula como su par argentino Alberto Fernández celebraron la participación del presidente neoliberal ecuatoriano Guillermo Lasso.

Gisela Padovan, secretaria para América Latina y Caribe de la Cancillería brasileña, fue muy explícita cuando en rueda de prensa reiteró cuál era el objetivo político de una cita impulsada por un presidente como Lula que puede jactarse de haber protagonizado tanto la primera como la segunda oleada progresista: “Brasil desea que este diálogo sirva para discutir la posibilidad de volver a contar con un mecanismo de integración puramente suramericano, que sea permanente, inclusivo y moderno que incluye a los doce países de la región, independientemente del color de su Gobierno”.

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