Colombia llora la muerte de Fernando Botero, su artista más ilustre
El reconocido artista colombiano Fernando Botero, famoso por sus icónicas esculturas de figuras humanas voluptuosas, falleció hoy a la edad de 91 años, dejando a Colombia de luto. El presidente de Colombia, Gustavo Petro, expresó sus condolencias en Twitter, destacando la importancia de Botero como un pintor que plasmó la esencia de Colombia en sus obras.
La ciudad de Medellín, donde nació Botero, decretó siete días de luto en honor a la memoria del artista, quien es considerado uno de los más grandes de Colombia. Su estilo artístico, conocido como “boterismo”, se caracteriza por retratar personajes con formas exuberantes, buscando resaltar la sensualidad de las formas humanas.
A lo largo de su carrera, Botero exploró una amplia variedad de temas en su arte, desde reinterpretaciones de obras maestras hasta escenas callejeras latinoamericanas y retratos satíricos de figuras políticas. Su enfoque en la exageración de las formas humanas le permitió crear obras impactantes que se destacan en el mundo del arte.
Fernando Botero, autodidacta en su formación artística, dejó un legado artístico que incluye esculturas y pinturas que se pueden encontrar en importantes ciudades de todo el mundo. Su influencia perdurará en la cultura colombiana y en la escena artística global como una figura emblemática y visionaria.
El reconocido artista colombiano Fernando Botero, famoso por sus icónicas esculturas de figuras humanas voluptuosas, falleció hoy a la edad de 91 años, dejando a Colombia de luto. El presidente de Colombia, Gustavo Petro, expresó sus condolencias en Twitter, destacando la importancia de Botero como un pintor que plasmó la esencia de Colombia en sus obras.
Ha muerto Fernando Botero, el pintor de nuestras tradiciones y defectos, el pintor de nuestras virtudes. El pintor de nuestra violencia y de la paz.
De la paloma mil veces desechada y mil veces puesta en su trono— Gustavo Petro (@petrogustavo) September 15, 2023
La ciudad de Medellín, donde nació Botero, decretó siete días de luto en honor a la memoria del artista, quien es considerado uno de los más grandes de Colombia. Su estilo artístico, conocido como “boterismo“, se caracteriza por retratar personajes con formas exuberantes, buscando resaltar la sensualidad de las formas humanas.
A lo largo de su carrera, Botero exploró una amplia variedad de temas en su arte, desde reinterpretaciones de obras maestras hasta escenas callejeras latinoamericanas y retratos satíricos de figuras políticas. Su enfoque en la exageración de las formas humanas le permitió crear obras impactantes que se destacan en el mundo del arte.
Fernando Botero, autodidacta en su formación artística, dejó un legado artístico que incluye esculturas y pinturas que se pueden encontrar en importantes ciudades de todo el mundo. Su influencia perdurará en la cultura colombiana y en la escena artística global como una figura emblemática y visionaria.
Mariano Pacheco: “Pensar el presente y reimaginar un futuro en clave emancipatoria”
En diálogo con El Argentino, el autor de “La democracia en cuestión: la larga marcha hacia la emancipación”, reflexionó sobre la situación actual y la importancia de repensar la política desde una perspectiva crítica y popular.
En “La democracia en cuestión: la larga marcha hacia la emancipación”, su nuevo libro, el periodista Mariano Pacheco analiza tres ciclos políticos, teoriza sobre la democracia desde una perspectiva filosófica y examina la experiencia revolucionaria latinoamericana.
“La democracia en cuestión: la larga marcha hacia la emancipación” se presentará este martes 5 de diciembre a las 19 en Caburé Libros, en México 620, San Telmo.
Además, reflexiona sobre la situación política actual del país, los factores de la derrota electoral y la importancia de repensar la política desde una perspectiva popular.
-En tu libro analizás la cuestión democrática ¿Cómo caracterizás los diferentes ciclos del proceso político de los últimos 40 años?
El Argentino
-El libro transita por tres carriles. Un apartado se dedica a pensar estas cuatro décadas en función de establecer tres ciclos fundamentalmente del proceso político, uno se denomina de lucha desde abajo, que va desde Malvinas, aún en dictadura, hasta el 2002. Otro, de gobiernos progresistas, hasta el 2015, donde inicia el tercero que caracterizo como de dispersión e incertidumbre. El segundo carril tratar de recuperar un archivo más filosófico para pensar teóricamente la democracia desde coordenadas que no sean las liberales. Con referencias como Spinoza, Marx, Gramsci y García Linera. Y el tercer carril transcurre por una recuperación de las revoluciones latinoamericanas, los CDR de la Revolución Cubana, los caracoles zapatistas y las juntas de buen gobierno, hasta el círculo virtuoso de los movimientos sociales y el instrumento político que lleva a Evo Morales al gobierno en Bolivia y la Revolución Bolivariana de Venezuela, encabezada por Hugo Chávez.
-¿Alguna clave para pensar lo que estamos atravesando políticamente en el país hoy?
-Sobre el final del libro se intenta pensar la salida de la pandemia, y cómo las economías populares y los feminismos, que han hecho un gran aporte para repensar el sujeto de transformación y el mundo del trabajo, y dan las claves de cómo pensar lo plebeyo hoy, cómo analizar la política argentina desde un punto de vista popular y no desde las lógicas de la política tradicional. Repensar la política argentina desde abajo es lo que está en discusión desde hace tiempo al interior de un peronismo que aparece fuertemente institucionalizado con lógicas muy liberales, muchas veces profundamente distanciado de las vivencias, del sentir popular y en el medio aparece este fenómeno de Milei.
-¿Qué pasa cuando la democracia es cuestionada y se legitima electoralmente la ultraderecha?
-La cuestión democrática, si bien restringida y con muchas problemáticas, parece ser el campo de la época donde se dan las discusiones y cuando es cuestionada por derecha es importante hacer de esa democracia una bandera para la emancipación de los sectores populares, pero poniéndola en discusión. Es como un doble movimiento, que implica una reivindicación, pero también una problematización. Para no terminar festejando 40 años con 40% de pobres ni terminar tirando por la borda todas las conquistas que se han obtenido en estas cuatro décadas. Esa contradicción aparece trabajada en el libro para tratar de pensar el presente y reimaginar un futuro en clave emancipatoria y no de conformidad con políticas que intentan paliar situaciones para estar menos mal como viene sucediendo en el último tiempo.
El Argentino
-¿Por qué perdió el peronismo?
-Por un lado, la incapacidad del gobierno de cumplir con su contrato electoral de 2019. Por más que haya habido pandemia, sequía y todas las cuestiones que se quieran plantear, Argentina no es un país pobre. Se podrían haber hecho muchas cosas para resolver las necesidades del pueblo. Por otro lado, hay elementos políticos, culturales como el cuestionamiento a “la casta” que viene a plantear Milei, que en realidad es un planteo de la izquierda española y que en Argentina muchos hemos usado para cuestionar la profesionalización de la política. En tercer lugar, la incapacidad de los planteos del progresismo, las izquierdas y las corrientes nacional populares de comprender las transformaciones que han acontecido en el mundo, en Latinoamérica y en el país, en los últimos 40 años. Muchas veces se habla teniendo en la cabeza un tipo de sujeto que no existe más y no terminan de entenderse todas las dimensiones y problemáticas que aparecen.
-Entonces ¿Qué elementos hay que incorporar en la etapa que se abre para ofrecer un horizonte posible?
-La cuestión estratégica es el tema de época para pensar a mediano y largo plazo. El pragmatismo ha dejado a la política huérfana de proyección y atrapada en el tacticismo y en resolver lineamientos muy generales para el corto plazo. Los procesos de cambio fundamentales los hicieron pueblos hambreados, en medio de guerras y situaciones catastróficas. Y, en esos contextos adversos, hubo análisis rigurosos, proyectos de largo plazo para construir horizontes, no sólo para un país sino para el mundo entero. Se trata de recuperar algo de eso. Hay algo en el orden de la lucha cultural, en sentido de poder tener un proyecto de sociedad que tenemos que elaborar más allá de intentar ganar elecciones. Lo que vivimos es una situación catastrófica de la humanidad, en un sistema capitalista que no da para más y que hay que poder suplantarlo por otro tipo de sociedad y eso se elabora en las luchas, en los procesos de organización, pero también conceptualizando la experiencia y pudiendo analizar las transformaciones del mundo contemporáneo.