Televisión, proyecto, elección: acerca del debate Massa- Milei
El debate televisivo entre los candidatos a la presidencia puso en escena de manera cruda, los rasgos centrales de la polarización que hoy existe en la sociedad argentina.
El debate televisivo de este domingo entre los candidatos a la presidencia que se enfrentarán en las urnas el próximo fin de semana puso en escena de manera cruda, contundente, los rasgos centrales de la polarización que hoy existe en la sociedad argentina.
Juan Domingo Perón decía que el hecho distintivo de la política nacional no era tanto que ellos (los peronistas) fueron buenos, sino que sus oponentes fueran tan malos. En esta oportunidad, Sergio Tomás Massa tuvo la astucia de hacer lucir sus propias virtudes al mismo tiempo que desnudaba la mediocridad de su oponente.
El Argentino
Es que el candidato de Unión por la Patria viene sorprendiendo a propios y ajenos en estas semanas en que ha sabido combinar una ya conocida capacidad de amplitud (de la ancha avenida del medio a la convocatoria de un futuro gobierno de unidad nacional, en caso de ganar) con elementos elementos centrales de la narrativa nacional- popular, hasta ahora no puestos en juego, al menos de manera tan abierta, en su trayectoria política.
La capacidad de Massa para sostener la templanza sin responder ofensas, pero sabiendo situarse a la ofensiva en el debate (pujante pero respetuoso) lo mostraron como un personaje con gran oratoria, y también, con un profundo conocimiento de los modos de funcionamiento del Estado. Varias de sus intervenciones fueron memes en redes sociales mientras el mismo debate se iba desarrollando. Desde el “sos vos o yo” (que trazaba líneas imaginarias con el cine nacional –“No sos vos, soy yo”–), que obligaba a su oponente a dejar atrás la rivalidad Macri- Cristina típica de la “grieta” que el propio ministro de Economía instaba a situar en el pasado, pasado por el GDE (Sistema de Gestión Documental Electrónica) que un sorprendido Milei no pudo asegurar saber de qué se trataba, hasta la intromisión en los propios caballitos de batalla de su adversario (“Como cuando nos acompañaste en el Frente Renovador” o las referencias de Massa a Rudolph Giuliani, quien le prologó un libro sobre seguridad que él escribió en sus años de intendente de Tigre. Así, el candidato de Unión por la Patria logró referenciarse tanto en temas propios del ecosistema nacional-popular (derechos humanos; convivencia democrática) como en los supuestos pilares del libertario (economía; seguridad).
En que puede derivar un gobierno encabezado por Massa en caso de ganar el próximo 19 de noviembre, o qué pasará con el peronismo en su reordenamiento interno, nadie lo puede saber con exactitud, pero seguro que en el paso previo, en el trayecto de estos días que quedan hasta el ballotage, la perspectiva nacional, democrática, sabe que tiene a su cabeza un candidato sagaz, pujante, que se ha puesto la camiseta para fijarse un objetivo claro que apenas semanas atrás muchos daban por perdido: ganar la elección, haciendo coincidir los votos del propio espacio, de los aliados, y de los adversarios ahora fragmentados y “ganados” en algunos de sus contingentes para esta causa coyuntural. El 20 de noviembre, Día de la Soberanía Nacional, sabremos quien será el próximo presidente de la Argentina, que asumirá el 10 de diciembre, cuando se conmemoren los 40 años de democracia, mismo día de los Derechos Humanos. Tres cuestiones (Soberanía, Democracia, D.D- H.HH) que serán ejes fundamentales de debate para el porvenir.
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Por Martín Epstein (Politólogo y Analista Económico del CEPA)
Se presentaba como lo nuevo, rupturista y antisistema, pero a la primera oportunidad que tuvo se acomodó al lado de los jugadores de la champions de las finanzas y en vuelo privado encaró su primer destino como presidente electo. Así es, Milei se convirtió en un abrir y cerrar de ojos en la cara visible de un nuevo viejo programa de valorización financiera, mucho más clásico y conocido que lo que el libertario pretendía en campaña. Telegramas de despido que empiezan a llegar bajo el amparo de la eliminación de la obra pública ya anunciada, incertidumbre respecto a continuidad de puestos de trabajo en todos los sectores de la economía, hasta inquietud sobre el cobro del aguinaldo de repente son parte de una diaria muy vertiginosa que nos empuja desde hace una semana.
La confirmación de Luis Caputo al frente del ministerio más importante, es toda una definición: Milei no va a ser quien tome las decisiones trascendentales en materia económica en el inicio de su gestión. La dolarización quedó en los papers académicos, la eliminación del Banco Central también parece ser slogan de una campaña que rápidamente quedará para el recuerdo. Pero, ¿para qué viajó la comitiva a Estados Unidos días antes de la asunción presidencial?
Milei, en principio, a un viaje casi místico religioso, pero su futuro ministro a hacer negocios. Sí, porque lo que se está cociendo en estos días no tiene otra explicación. Dicen desde el entorno de Macri-Milei que las LELIQs son un problema, que tiene que resolverse de forma urgente. Dicen, que si se desarman de manera rápida todos los pesos liberados en la economía provocarían una hiperinflación. Entonces, los dos caminos que plantean son la confiscación de depósitos vía plan Bonex, o tomar deuda en dólares para asegurar la salida de esos pesos. Pero, las LELIQs no son otra cosa que la contrapartida de los plazos fijos de los ahorristas, y de hecho, hoy ya están desarmándose a pases diarios (un instrumento mucho más líquido) por temor a una devaluación que el mercado descuenta cercana al 80% y su consiguiente suba de tasas de interés. No hay que hacer nada con las LELIQs, o con los pases, no hace falta tomar decisiones abruptas. Habría que generar incentivos para que desde los bancos se promueva el crédito, y con eso se resuelve el problema de los pasivos remunerados. Aunque sería un programa bien distinto del que se anuncia para el nuevo gobierno.
El Argentino
La medida que se viene, ya se aplicó y parte de un error fundamental de conceptualización que los amantes de la valorización financiera repiten al infinito: igualar deuda en pesos con deuda en dólares. Es más, endeudarse en dólares para pagar deuda en pesos es como cuando en el juego de la oca caemos en el casillero que nos manda devuelta al inicio.
Argentina se encamina, una vez más, al sendero de endeudamiento, apertura, especulación financiera, y veranito en dólares mientras por abajo las PyMES se desploman, los puestos de trabajo desaparecen, y la desigualdad se profundiza.