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Análisis

Introducción sobre “La Malvinidad”

La Declaración de Principios del “Espacio de Reflexión La Malvinidad”.

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El-Argentino-Islas Malvinas

Un filósofo español dijo que todos los pueblos tienen un espacio de encuentro común donde las diferencias ideológicas, políticas, étnicas y religiosas podían convivir en torno a temas unificadores y superiores a sus desencuentros.

El espacio de la Nación compartida de la Argentina – en tanto entidad Estado Nación- es la Cuestión y la Causa Malvinas, expresan estos ya no jóvenes Veteranos de Malvinas.

Se puede provenir del peronismo, del anti-peronismo, de la izquierda, de la derecha, se puede pertenecer a las confesiones católica, evangélica, judía, musulmán, ser agnóstico, no creyente, de origen trabajador, clase media o clase alta, pero en cada segmento social Malvinas está presente, aunque desde abordajes diferenciados, puntualizan.

Asimismo, profundizan diciendo que “A pesar de las cuatro décadas en que la desmalvinizacion avanzo domesticando la Cuestión Malvinas, jamás la Causa pudo ser domada.

A pesar de que se quiso confundir al pueblo con el relato que reivindicar Malvinas como hecho histórico era sinónimo de ser funcional a la dictadura cívico militar del Proceso de Reorganización Nacional, Malvinas está presente en cada calle, plaza o mural desde Ushuaia a la Quiaca, está presente en el ADN argentino y nos hermana con Nuestra América desde el rio Bravo a la Patagonia”.

Malvinas va más allá que la propia guerra de 1982. Malvinas es vital para nuestros intereses antárticos y todo el atlántico sur, Malvinas es el factor identitario que ha resistido los embates de todos los que se han aliniado bajo las coordenadas de los objetivos geopolíticos de la potencia ocupante de nuestros territorios insulares y marítimos, y sus riquezas petroleras e ictícola.

Al cumplirse más de cuarenta años de la Guerra de Malvinas, un grupo de excombatientes o Veteranos de Guerra de Malvinas (VGM), han dejado de lado sus históricas diferencias y han establecido un ámbito de discusión, enriquecimiento temático y de generación de pensamiento malvinero desde distintos abordajes, pero con una homogeneidad de objetivos: que la Cuestión y la Causa Malvinas son el anverso y el reverso de una misma moneda del hecho histórico, en términos identitarios y geopolíticos de la Argentina: Malvinas. Una alimenta de la otra. No hay Cuestión Malvinas si no abreva en las fuentes de la Causa Malvinas.

Con ese objetivo se unieron hace ya dos años, y hoy hacen publica su existencia: VGM que son docentes universitarios, funcionarios de gobierno local y nacional, psicólogos, profesores en el ámbito castrense, investigadores de geopolítica, temas antárticos, actores y productores de teatro, dirigentes gremiales del ámbito de los VGM, diplomáticos que ejercen en organismos internacionales y multilaterales, dirigentes y activistas de organizaciones políticas y sindicales, de los cuales algunos son fundadores de las primeras organizaciones de ex combatientes tales como el Centro de Ex Soldados Combatientes en Malvinas de Capital Federal y Tucumán, de la primera Federación de Veteranos de Guerra, y ex oficiales ahora docentes en las aulas castrenses.

Viven a lo largo y ancho de la Argentina, y algunos también en otros países. No se trata de los etiquetados en los 80 como los “chicos de la guerra” o “los loquitos de la Guerra”. Se trata de hombres que ya sobrepasaron los 60 años, y han dado de lo mejor en la post guerra, sea testimoniando con su militancia, sea desde las aulas universitarias y del arte, en los ámbitos de trabajo de la cancillería, abogando en los gobiernos locales y provinciales, en el ámbito de organismos internacionales o en el ejercicio de disciplinas varias.

A continuación, la Declaración de Principios del “Espacio de Reflexión La Malvinidad”.

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Análisis

Vientos de integración

Con el auspicio de Lula como presidente anfitrión, casi la totalidad de los mandatarios sudamericanos convergieron ayer en Brasilia para relanzar a la UNASUR

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Por Emiliano Guido

Los presidentes de Sudamérica, salvo la ilegítima mandataria de Perú Dina Boluarte (que llegó al cargo tras el golpe constitucional a Pedro Castillo), volvieron a verse la cara y darse la mano tras un largo período sin registrarse cumbres regionales significativas. En concreto, con el auspicio político del Jefe de Estado anfitrión Luiz Inácio “Lula” Da Silva, los gobiernos del Cono Sur se reencontraron en una cita atípica, una cumbre ajena a cualquier tipo de corsé institucional -el cónclave en la capital brasileña se realizó, en los hechos, por afuera de las arquitecturas comunes de la región-, pero con el capital de contar con la voluntad política necesaria para sentar las bases de una refundación integracionista.

En términos oficiales, los líderes sudamericanos dialogaron en Brasilia para construir “salidas políticas consensuadas a los temas de agenda convergentes, tanto en materia de infraestructura económica, comercial o energética”. Pero, bajo esa esquela informativa bien intencionada, pero con poca sustancia política, el motor del suceso radica en un hecho bien concreto que surcó todos los off periodísticos lanzados al continente ayer desde Brasilia: el interés de los presidentes progresistas por relanzar al bloque UNASUR.

Un dato interesante del reencuentro presidencial sudamericano en Brasilia fue la participación del Jefe de Estado venezolano Nicolás Maduro, que no pisaba suelo brasileño desde el 2015 para manifestar, primero, su rechazo al golpe parlamentario contra Dilma Rousseff, y su desacuerdo político profundo con el gobierno de Jair Bolsonaro. El regreso de la Venezuela bolivariana y chavista a un mecanismo de concertación zonal, la futura mesa política común incluirá a gobiernos progresistas moderados como el liderado por Gabriel Boric en Chile, implica superar la reitera diatriba macartista contra Caracas y sumar al concierto regional a una administración con fuentes reservas petroleras.

En segundo lugar, resulta significativo destacar la intención diplomática de Brasilia de sentar en el nuevo espacio integracionista a todos los gobiernos sudamericanos, incluso a los que tienen una visión aperturista de la economía zonal. Por ese motivo, ayer Lula como su par argentino Alberto Fernández celebraron la participación del presidente neoliberal ecuatoriano Guillermo Lasso.

Gisela Padovan, secretaria para América Latina y Caribe de la Cancillería brasileña, fue muy explícita cuando en rueda de prensa reiteró cuál era el objetivo político de una cita impulsada por un presidente como Lula que puede jactarse de haber protagonizado tanto la primera como la segunda oleada progresista: “Brasil desea que este diálogo sirva para discutir la posibilidad de volver a contar con un mecanismo de integración puramente suramericano, que sea permanente, inclusivo y moderno que incluye a los doce países de la región, independientemente del color de su Gobierno”.

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