Cuando los dogmas y la ideología se imponen sobre los debates y las deliberaciones políticas, los caminos de la acción política se convierten en senderos que se bifurcan.
Por Martín Epstein (Politólogo y Analista Económico del CEPA)
Cuando los dogmas y la ideología se imponen sobre los debates y las deliberaciones políticas, los caminos de la acción política se convierten en senderos que se bifurcan. Dijo varias veces Javier Milei que, en caso de ser presidente, rompería relaciones con Brasil y China a quienes considera comunistas y por ende contrario a sus principios fundamentales. Complementariamente, propone una alianza fuerte con EEUU y occidente, en una clave de lectura geopolítica que atrasa, por lo menos 40 años.
En las últimas horas se confirmó el ingreso de nuestro país a un grupo de países que tienen un protagonismo fuerte en la escena manual. La entrada al BRICS es reflejo del potencial y el rol estratégico que Argentina tiene hace tiempo en los grandes debates económicos. Frente a esta novedad, la candidata de Juntos por el Cambio rechazó cualquier tipo de acercamiento, y aseguró que si gana las elecciones, Argentina no participaría de ese ámbito intergubernamental.
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Los dos principales socios comerciales de la Argentina son hace tiempo Brasil y China. El primero, actor no solo clave a nivel regional sino también a escala planetaria, fue destino del 17,1% de las exportaciones totales de nuestro país en lo que va de 2023, unos 6.746 millones de dólares, de los cuales un 75% son manufacturas y un 12% energía y combustibles. Del otro lado, las importaciones representan un 25% del total, por unos 11.217 millones de dólares, de los cuales el 80% son bienes de capital, bienes intermedios, o piezas y accesorios (fundamentales para el sostenimiento de la producción industrial).
El gigante asiático, representa el 8% de total de nuestras exportaciones, cuya incidencia mayor (un 89,5%) es de producción primaria y manufacturas de origen agrícola. Al mismo tiempo, el 85% de lo que se importa desde China son insumos fundamentales para la industria. Pero además, es el origen de gran parte de las inversiones estratégicas en materia de infraestructura en los últimos años.
¿Y Estados Unidos? Si bien sigue siendo un actor fundamental a escalo global, su economía viene evidenciando desde al menos el inicio de siglo un declive respecto a los grandes poderes económicos asiáticos de China y la India. En materia de comercio bilateral, para Argentina las exportaciones a EEUU representan un 8% del total, mayoritariamente manufacturas de origen industrial, combustible y energía, mientras que las importaciones (un 12% del total) son principalmente bienes intermedios, lubricantes y combustibles.
Declinar el comercio con algunos de esos actores pondría en serio riesgo a la economía argentina, tanto en materia de ingreso de divisas, como en el mercado interno afectado tanto la producción como el consumo.
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Como viene planteándose desde esta columna hace tiempo, lo que está en juego en estas elecciones son dos modelos de país. Uno, arrodillado a los intereses foráneos, pensado como mero proveedor de servicios y primarizado. Del otro lado, una Argentina potencia, sentada en las mesas de discusión más importantes del mundo en pie de igualdad, que potencie nuestras capacidades industriales y avance en la búsqueda de mayor equidad y justicia social.
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Mañana comenzará el congreso partidario que oficializará la candidatura presidencial del líder Evo Morales. Durante tres días, en las instalaciones del mercado feriante popular “Lauca Ñ”, las banderas azules del MAS ondearán mecidas por el viento de Cochabamba para inflar de mística un hecho político irrevocable: la ruptura definitiva del ex Jefe de Estado con el otro referente del partido, el propio presidente de la Nación, el pulcro y respetado economista Luis Arce.
La noticia de la nueva postulación presidencial de Evo Morales -que implica poner en máximo hervor la interna contra el presidente que él mismo ayudó a consagrar en las urnas- expresa, además, la voluntad política de Morales por no ceder su liderazgo en la fuerza de estandartes azules y blancos. En el inicio de la gestión de Arce, el histórico líder cocalero señaló, por caso, diferencias concretas con la administración, por ejemplo con la gestión económica del recurso litio, a la que juzgó de timorata.
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Luego, el encono de Evo hacia su ex delfín político creció por temas más difusos, menos ideológicos. Morales cargaba de forma intermitente su rencor, por caso, contra determinado ministro, al que señalaba responsable de equis casos de corrupción, o por temas más lacerantes contra su persona. Evo llegó a decir, y aún lo afirma, que el gobierno nacional utiliza la maquinaria del Estado para orquestar una permanente campaña de desgaste mediático y persecución política contra su persona.
En los mapas institucionales y de la militancia territorial del oficialismo emergen zonas cálidas y frías para la perspectiva sensorial de la fuerza política de Evo Morales. En el Poder Ejecutivo, Luis Arce y el Vicepresidente David Choquehuanca, un intelectual de la causa identitaria aymara, cobra fuerza la asonada renovadora dentro del MAS. Por otro lado, en el Poder Legislativo, las voces a favor de Morales y Arce son a priori equivalentes, la misma relación de fuerzas equilibrada se manifiesta dentro de las organizaciones sociales campesinas e indígenas, hoy divididas por el señalado debate interno.
Por ser tan portentosa la interna entre Morales y Arce es que figuras del oficialismo como el ex ministro de Gobierno Hugo Moldiz advierten que, de seguir así la disputa, el movimiento popular indígena boliviano tiene riesgo de sufrir un revés en las próximas elecciones presidenciales.
“Se ha creado un punto de no retorno, pero en política misma las cosas no son definitivas. Si hay una división, unos más a este lado, otros menos a este lado, va a haber derrota. Creo que por encima de todo hay que discutir cuál es la perspectiva para la recuperación y profundización de la revolución boliviana”, dijo Moldiz, en entrevista con “Piedra, Papel y Tinta”, un programa televisivo integrante del pool mediático liderado por el diario paceño La Razón.