fbpx
Conectate con El Argentino

Edición impresa 📰

Rial llamó a su ex, tras recibir una fuerte amenaza

El conductor recibió un picante llamado intimidatorio, lo denunció en redes sociales.

Publicado hace

#

El-Argentino-Noelia-Santone


Por Noelia Santone

La relación entre Jorge Rial, quien fue conductor de Intrusos en el espectáculo durante 20 años, y América quedó quebrada. A tal punto que, después de un año alejado de la pantalla chica y de volver, pero en otro canal, C5N, con Argenzuela, el periodista contó la difícil situación que atraviesa la emisora para la que trabajó durante años.

Expuso en cámara que el equipo de trabajo estaba haciendo paro y que había asambleas por falta de pago del sueldo y de aguinaldos. Y eso generó un picante llamado de Daniel Vila, el dueño del multimedio. El empresario se mostró enojado con el comunicador y él aseguró que lo amenazó con “cagarlo a trompadas”.

Molesto con la situación vivida, Rial contó: “Después de la amenaza, de terminar el programa y de quedarme solo, hablé con mi familia que me pidió que me quede tranqui y que me cuide porque saben que es un tipo importante. También hablé con Romina, que sigue siendo mi familia, porque me sentí realmente intimidado».

«Me imagino el vuelto, esto no es gratuito. No soy tarado… Cuando empiezo a hablar con gente importante y me hacen caer de que esto es algo importante, es que decido publicar en redes (sociales) el nombre de la persona que me amenazó de que me iba a cagar a trompadas: Daniel Vila. Si no avalaba una amenaza… No me iba a seguir haciendo el tarado».

«Lo único que hice fue contar qué está pasando en América, con los compañeros que están de paro por falta de pago”.

Edición impresa 📰

El regreso de Mordisquito

Depende de nosotros de cómo pase. De como termine este fantoche llamado Milei. Su banda quiere que nos desmoralicemos. Que nos atosiguemos de malas noticias. Que veamos sólo cómo “juegan ellos”.

Publicado hace

#

Reflexiones en tiempos de crisis y oportunidad

¿A mí me la vas a contar?

¿Por qué me decís que tiene que volver Mordisquito? La gente ni siquiera lo conoce. Y quienes se reían y pensaban con él ya están fuera del juego…

Cuchame, Chabón: el que no lo conozcan ni lo recuerden no significa de que no sea necesario. ¿Vos conocés al abuelo de tu tatarabuelo? El hecho de que no lo conozcas no lo hace menos importantes. Sin él vos no estarías acá. Hay personas que se quedan instaladas ahí ¿ves? En lo importante. En lo trascendente. En aquello que tiene verdadero significado. 

¿Sabés lo que creo que pensaría y diría Mordisquito?

Que no arruguen. Que esto va a pasar. Pero depende de nosotros de cómo pase. De como termine este fantoche llamado Milei. Su banda quiere que nos desmoralicemos. Que nos atosiguemos de malas noticias. Que veamos sólo cómo “juegan ellos”: cincuenta noticias por día de despidos, de malaria, de leyes ómnibus, de privatizaciones, de destrucción de la soberanía. Él y sus acólitos trabajan para destruir el único poder que tenemos; nuestra articulación social, nuestra sensación de pertenencia a un colectivo superior a nosotros mismos. El pueblo.

Porque el objetivo estratégico de esos sátrapas es convertirnos en sujetos aislados para certificar su íntima victoria, la de fragmentarnos, la de cortarnos en pedacitos para para operar sobre nosotros sin que podamos defendernos en conjunto. Si compramos que todo los colectivos son corruptos, malos, detestables, sucios y malos. Si nos hacen creer que tener un comedor para pibes desahuciados, para compañeros muertos de hambre, es un acto de corrupción, en ese momento nos derrotaron en los profundo. Porque nosotros, estando juntos, podemos bancar la parada de estos tipos crueles y sádicos. Podemos hacerle frente en la calle con nuestras banderas y nuestros bombos.

Petro si nos llegan a encontrar todos peleados, a todas y todos repletos de desconfianza y de bronca entre los militantes, los activistas sociales, y los cooperativistas, los laburantes y los sindicalistas, ahí hacen la diferencia. Ahí nos clavan el puñal uno a uno por separado.
Mordisquito la tenía claro porque la había pasado todos. Se morfó a los milicos, tuvo que aguantar a la década infame –cuando te inventaban triunfo electorales truchos– y tuvo que soportar también la represión y el hambre. Mordisquito la tenía clara. Sabía olfatear el momento. Por eso creo que hoy nos hablaría de lo que significa “Crisis” para los chinos. Allá, en el lejano Oriente, esa palabra remite a “desastre” y al mismo tiempo a “oportunidad”.

“Este es el momento”, nos advertiría: no podemos haber caído tan bajo. Lo que queda es rebotar en el fondo del pozo en el que estamos instalados. Tenemos la oportunidad de reconvertirnos. De aprender realmente de nuestros errores. Porque no llegamos hasta acá solo con el engaño de este panelista televisivo que la va de economista. No. Llegamos hasta acá porque no fuimos consecuente con los principios que habíamos sustentado. Entonces nos dejaron de creer. Nos llenamos la boca de defender al Estado y no utilizamos sus recursos para beneficiar en serio a las grandes mayorías. ¿Cómo crees que te crean?
Bueno llegamos hasta acá. ¿Y que vamos a hacer si recuperamos la confianza de los que defraudamos? Te lo dice Mordisquito: hay que terminar con el juego de la moderación.

Estos tipos utilizan la “doctrina del shock” y nosotros parecemos sujetos temerosos, tímidos y cobardes. Quedó demostrado con el caso Vicentín. Ese era el momento de la expropiación y de asumirse como lo que somos: un colectivo popular –a cargo de un Estado– que asume sus compromiso. Ese era el momento de armar cientos y miles de empresas de alimentos estatales, de cooperativas locales y redes de trabajo local. Ese era el momento exacto de tomar por asalto los mecanismos centrales del comercio exterior y de empoderar sindicalmente a los millones de trabajadores informales.

No lo hicimos pero ahora vemos cómo estos monigotes son capaces –sin el más mínimo soporte político– instituir reglas del juego beneficiosas para los centros de poder. ¿Si hacemos lo contrario, si beneficiamos a los que más sufren, te parece que no nos van a bancar en las calles? ¿No te das cuenta –se preguntaría Mordisquito– que los laburantes no se bancan a los tibios? Y no los soportan, sobre todo, porque los tibios no ofrecen peleas ni te abran ventanas de esperanza. Y nosotras y nosotros, los que la yugamos, necesitamos sueños: somos asiduos consumidores natos de esperanza.

Aunque no lo creas, el mequetrefe que tenemos de presidente ofreció algo parecido a un destino: romper todo para que la inflación mejore. Ya sabemos –insistiría Mordisquito– que fue todo una farsa. Pero muchos de los que conocemos compraron boletos de sueños con Bancos Centrales destruiros, con Castas Políticas desahuciadas y con un futuro inmediato promisorio. Les ofreció una quimera. Una ilusión que –ya se ve– era una mierda. Muy bien. Aquí estamos. Y ahora ya sabemos tres cosas.

Una: que no podemos claudicar porque nos comen los piojos. Y que a continuación vienen ellos vienen a destriparnos. Dos: Que hay que jugársela sin miedo en los cinco minutos que tenés el “derpo”. Y eso, por supuesto, supone que tenés que arriesgar. Que sabés que te van a pegar. Pero que no llegás para ser ordenadito y “hacer la plancha”. Y tres: Que la política consiste en proponer esperanzas realizables. Pero que viene a degüello contra vos cuando no las cumplís. Eso es, justamente, los que Mordisquito me advirtió ayer en un sueño: ya empiezan a juntarse los pedacitos de un pueblo que empieza a “cortarle boleto” a Milei. Pero podemos volver a frustrarnos si solo nos contentamos con repetir el mantra pedorro de “volver mejores”. Hay que cumplir con los compromisos. Recién ahí –me dijo ayer Mordisquito– te van a salir a bancar quienes te apoyaron.

¿Ahora entendés porque es tan necesario su regreso?.

Seguir leyendo

Las más leídas

Descubre más desde El Argentino Diario

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo