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El BCRA renueva y amplía swap de monedas con China

El Banco Central de la República Argentina (BCRA) renovó y amplió el acuerdo de swap de monedas con China, suscribiendo un nuevo préstamo de 130 mil millones de yuanes por 3 años y ampliando el monto de uso en otros 35 mil millones de yuanes, aumentando la capacidad total a 70 mil millones de RMB. El presidente del BCRA, Miguel Ángel Pesce, concretó la suscripción luego de reunirse con el presidente del Banco Popular de China (PBoC), Yi Gang, en Pekín, en presencia de funcionarios argentinos como el ministro de Economía, Sergio Massa, y el embajador argentino en Pekín, Sabino Vaca Narvaja.

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El Banco Central de la República Argentina (BCRA) ha renovado y ampliado el acuerdo de intercambio de monedas (swap) con China. El presidente del BCRA, Miguel Ángel Pesce, ha suscrito la renovación anticipada del swap por un monto de 130 mil millones de yuanes, con una duración de 3 años.

Además, se ha iniciado el procedimiento para ampliar el monto de uso del swap en otros 35 mil millones de yuanes. Esta ampliación entrará en vigor una vez que se agote el primer tramo de ampliación utilizado para el intercambio comercial entre ambos países y por acuerdo mutuo. Esto aumentará la capacidad de uso del swap de 35 mil millones de RMB a 70 mil millones de RMB.

La suscripción del acuerdo tuvo lugar después de un encuentro entre el presidente del BCRA, Miguel Ángel Pesce, y el presidente del Banco Popular de China (PBoC), Yi Gang, en la sede del banco en Pekín. También estuvieron presentes el ministro de Economía, Sergio Massa; el embajador argentino en Pekín, Sabino Vaca Narvaja; y el secretario de Asuntos Económicos y Financieros Internacionales, Marco Lavagna.

Cabe destacar que este es el cuarto acuerdo entre los bancos centrales de ambos países. El primer acuerdo se estableció en 2009, seguido de un segundo acuerdo en 2014, que fue renovado en 2017 y complementado a fines de 2018 con un acuerdo suplementario. En agosto de 2020 se firmó el acuerdo que ahora se renueva,

Opinión

Premisas de organización económica y social alternativa para la Argentina

Un nuevo modelo con soberanía alimentaria, energética, financiera. 

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Por Julio C. Gambina

La Argentina se organiza como país capitalista desde su origen y, por ende, constituye a sus clases sociales principales desde el genocidio indígena en las campañas de conquistas de territorios, con la inmigración de la pobreza de otras latitudes y la subordinación del pueblo local empobrecido a la dinámica del capital, principalmente terrateniente y externo. 

Esa configuración socio económica construida aceleradamente entre 1860 y 1880 define un rumbo (modelo económico) que fue completado con presencia de capitales locales y nuevos capitales externos entre las primeras décadas del Siglo XX hasta el terrorismo de Estado en 1975/76, que retoma un proyecto de restauración del poder oligárquico imperialista afirmado principalmente en los años 90 con Menem y De la Rúa, y recientemente con Macri y ahora Milei.

Pensar en “alternativa” de organización económica social supone una cuestión de PODER. Se trata de cambiar el poder burgués reinante en el presente, constituido por la alianza de los grandes capitales transnacionales que dominan la actividad económica en la Argentina, asociados a capitales locales en todas las ramas de la producción y circulación de bienes y servicios, sostenida desde el Estado capitalista local y en el entramado de organismos internacionales del poder mundial del capitalismo.

Ese PODER construyó la sociedad monetaria mercantil del presente, instalado como “normal”, “natural”, el modelo primario exportador asociado al gran endeudamiento y fuga de capitales instaurado desde 1975/76. Eso es lo que se debe desmontar para reorganizar económicamente a la sociedad en una perspectiva por la des-mercantilización, la satisfacción de necesidades respetando el metabolismo natural, todo, bajo formas comunitarias, de autogestión, solidarias y de cooperación.

Modelo alternativo:

Hay que partir de la conciencia social ampliada por cambiar el PODER local presente por OTRO PODER, popular, asentado en la democracia participativa en la toma de decisiones sobre ¿QUÉ PRODUCIR? ¿CÓMO PRODUCIR? ¿PARA QUIEN PRODUCIR? 

Son respuestas que debe proponer a la sociedad el movimiento popular, privilegiando las necesidades cotidianas de la población empobrecida. 

Producir alimentos y todos los bienes y servicios necesarios para la vida cotidiana de la mayoría de la población.

Así, del modelo productivo actual organizar la transición hacia el modelo sugerido antes, estableciendo una temporalidad para su materialización, con los periodos intermedios necesarios. 

Se trata de desarmar el modelo actual y construir otro que promueva la respuesta a los interrogantes anteriormente formulados.

El nuevo modelo define que producir para resolver necesidades y desde allí se organizan las formas organizativas: comunitarias, autogestoras, cooperativas, etc.

Las bases del “nuevo modelo” son la soberanía alimentaria, energética, financiera. 

Ello requiere desarmar el orden actual que define el carácter primario exportador y la extranjerización de la producción, del sector de la energía y de las finanzas, especialmente respecto del condicionante que implica el fuerte endeudamiento público y la subordinación a tribunales internacionales. 

Para armar lo nuevo debe en simultáneo desarmarse lo existente. 

¿Por dónde empezar?

  1. Desde el punto de vista financiero, tendiente a lograr recursos para un programa alternativo:
    1. Suspender los pagos de deuda e iniciar una auditoría integral con participación popular. 
    2. Aplicar multas a los responsables de la fuga de capitales 
    3. Propiciar una reforma tributaria concentrada en obtener recursos de las grandes fortunas individuales y empresarias, revirtiendo el carácter regresivo del régimen tributario. 
    4. Modificar la legislación y la política financiera para asegurar que el dinero local se oriente a la promoción del nuevo modelo productivo
  2. En materia productiva:
    1. Entregar tierras a proyectos comunitarios, de autogestión, asociativos, cooperativos, solidarios, no lucrativos a organizaciones sociales y territoriales en el marco de un proyecto productivo de soberanía alimentaria y energética, con financiamiento público y asistencia profesional de la Universidad Pública y el sistema científico. Se estima que podría beneficiar a unos 5 millones de personas.
    2. Organizar un sector socioeconómico de producción y circulación, de bienes y servicios, compuesto por empresas recuperadas, cooperativas y mutuales que de manera articulada con mercados populares barriales o distritales favorezcan nuevas relaciones económicas en la satisfacción de necesidades populares. Este sector planificará desde una concepción de democracia participativa y asistencia profesional del sistema científico y universitario público.
    3. Integrar un Consejo Económico Social que defina un plan estratégico de la producción y circulación del conjunto de la economía, integrado por todos los sectores económicos para definir las líneas estratégicas de mediano y largo plazo para reestructurar la economía. En ese sentido se parte de:
      1. Nacionalización del comercio exterior, la banca y los puertos.
      2. Desarmar el régimen primario exportador y sustituirlo por un nuevo modelo privilegiando el mercado interno y una articulación de mutuo beneficio con la región y el mundo.
      3. Articular un sector productivo, del agro y la industria sobre la base de la soberanía alimentaria, energética y financiera.
      4. Recuperar soberanía sobre actividades estratégicas en la producción y la circulación, con una reforma estatal que revierta los efectos de las privatizaciones y desregulaciones ejecutadas en el último medio siglo, desde 1975/6.

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📆 12.06.2024

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