Por José Ignacio de Mendiguren

Secretario de Industria y Desarrollo Productivo

Ministerio de Economía

El equipo económico del ministro Sergio Massa asumió el desafío de transitar un camino difícil pero necesario: impulsar el cambio estructural de Argentina.  Y empezamos por el principio: ordenando las variables macroeconómicas pero sin dejar caer el nivel de actividad y el empleo, e implementando todas las medidas a nuestro alcance para poner en marcha la fábrica de dólares del país y aumentar las exportaciones.

Hoy, a casi 150 días de gestión, contamos con resultados alentadores que nos permiten confirmar que el camino es el correcto.  En 2023 nos proponemos consolidar y profundizar ese rumbo porque el tren del desarrollo está pasando y no podemos quedarnos en el andén.

Argentina tuvo uno de los índices de crecimiento más altos en el mundo después de la pandemia. A pesar de la crisis que generó, de las consecuencias de la guerra en el mundo y de haber recibido un país con un 54% de inflación del gobierno anterior, logramos enfrentar los inconvenientes y recuperar la senda del crecimiento. En esta gestión ya crecimos en 2 años y vamos a crecer también en 2023. La gestión de Macri, sin ninguno de estos problemas, de cuatro años cayó en tres. En 2021 Argentina creció el 10,5%, uno de los mejores desempeños económicos a nivel mundial. No es un rebote, es una tendencia: este año vamos a crecer alrededor del 5% y el año que viene seguiremos por esta senda positiva y encadenaremos tres años seguidos de crecimiento por primera vez desde 2008.

Hoy la industria está muy por arriba de la pre-pandemia, en 2019, y es el principal motor del crecimiento. Los últimos datos del Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI) indican que en el acumulado hasta noviembre, la producción registra un crecimiento del 5,3% interanual, y 12% contra 2019, con un uso de la capacidad instalada de casi el 70%. Además, en noviembre de este año hubo una suba tanto interanual (1,9%) como  intermensual (1,2%).

Este crecimiento va de la mano de las inversiones, que en lo que va del año registra el nivel  más alto desde al menos 2004, y en el tercer trimestre registró un incremento del 43,7% en comparación con el último trimestre de 2019. En estos días de fin de año recibimos anuncios de inversiones de empresas líderes que eligen nuestro país para seguir desarrollándose. Una de ellas es Volkswagen que vuelve a fabricar, a partir del año que viene, los camiones en Argentina. Mercedes Benz construirá un nuevo centro industrial donde se instalarán nuevos proveedores locales para aumentar la integración nacional de los vehículos y también exportar a la región; y Toyota implementará un tercer turno de producción por primera vez en sus 25 años en Argentina.

Estamos cerrando el año con una de las tasas de desempleo más bajas de los últimos años, del 7,1%. Hace unas semanas con los ministros de producción provinciales repasamos los altos niveles de actividad y empleo en todo el país: en septiembre de 24 provincias, 23 superan los niveles de empleo formal privado de diciembre de 2019. Las provincias están creciendo a partir del cambio de la estructura productiva y con pleno empleo.

Esta es la fuerza del interior productivo que vemos todos los días cuando recorremos las provincias, cuando conversamos con las y los trabajadores, con los empresarios, con las PyMEs. Las economías regionales tienen un rol fundamental; creemos en la integración territorial. Tenemos políticas claras para producir lejos de los centros de consumo, promoviendo la conectividad física y digital, y así aumentar las exportaciones y generar nuevos puestos de trabajo en todo el país.

El desarrollo no es solo un plan económico, es una decisión política y una cultura, porque hablamos del desarrollo del ser humano, en todos sus aspectos, y para todos los hombres y mujeres que habitan el suelo argentino. Tenemos que dar la pelea del desarrollo para no ser inquilinos de nuestros recursos sino propietarios y lograr destruir ese mantra que nos dice que tenemos que ser pobres en la abundancia. Por eso debemos transformar nuestra estructura productiva y desde la Secretaría implementamos todas las herramientas para que cada empresario y empresaria pueda invertir y crecer, porque eso redundará en el crecimiento que necesitamos para salir adelante. Nuestro objetivo como generación es claro: cerrar la brecha entre la Argentina real y la Argentina potencial para que el desarrollo nos permita tener hoy y sobre todo mañana una vida mejor.