Por Daniel Olivera

Las plataformas de streaming llevan años manteniéndonos embobados frente a las pantallas con un recurso simple y eficaz: capítulo tras capítulo disparan sobre nuestros cerebros estímulos (sensoriales) tan atractivos que la sorpresa de hoy queda siempre superada por la que vendrá mañana.

Pero desde el domingo 22 a la noche, a Netflix, HBO o Star + -por mencionar tres muy populares- les salió un competidor inesperado: la política argentina.

Desde que se conocieron los números implacables que dejaron a Sergio Massa como el candidato por lejos más votado, los guiones de las series más populares quedaron en franca desventaja frente al vendaval de estímulos emocionales que se derramaron desde los bunkers de campaña.

Enumerar las movidas no resulta en vano.

El velatorio a cielo abierto en que se convirtió el escenario de JxC en Costa Salguero fue el primer capítulo de la saga. Como en una pintura de Rembrandt, ver a Macri «consolar» a Bullrich bajo la mirada descompuesta de María Eugenia Vidal, fue una síntesis de la implosión que se vendría en el que supo ser el principal partido de oposición.

Las escenas bizarras (peleas en sordina, traiciones, morbosas confesiones) en la casa de Patricia Bullrich del lunes, se filtraron sin imágenes por los «extras» con acceso a la mesa chica. La letra del pacto «no tan secreto» vino pre cocida por los amanuenses de Mauricio y sólo el tiempo develará porqué Bullrich se vio forzada a aceptar y apoyar a la misma persona que la había acusado de poner bombas. Los guionistas de Hollywood la tendrían fácil con las «carpetas voladoras» que se habrían usado para convencer al Pato de la boda.

Y cuando parecía que ya no habría lugar para más emociones fuertes, tuvimos que ver a Luis Barrionuevo trazar límites morales para justificar su alejamiento de Milei. Dejándolo huérfano de fiscales, el insumo básico (junto con la barra de Chacarita) más a mano que tiene para ofrecer el gastronómico.

Pero que el vocero político más calificado del Círculo Rojo saliera a militar por Sergio Massa por la pantalla de C5N, el canal más kirchnerista de la televisión argentina, fue too much. Escuchar a Jorge Lanata decirle a Rial que Massa «es un gran candidato» y un «peronista» resultó más esotérico que la «ley de Atracción».

La primera conclusión es que la Argentina es un magma candente. ¿Tan cerca del Armagedon estaremos como para que Hector Magnetto haya autorizado a su Centauro (Lanata) a tender puentes con el enemigo íntimo?

Por ahora lo único que tenemos son incertezas. Y una corazonada: no podemos asegurar que en los próximos días los guionistas de esta historia no tengan nuevos y extraordinarios capítulos.