Debatirán en el Senado nombramientos de jueces, la Ley Lucio y Alcohol Cero
En una reunión llevada a cabo este mediodía en el Salón Gris del Palacio Legislativo, que forma parte del despacho de la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, los senadores del oficialismo y de la oposición decidieron sesionar mañana a las 12.
Los jefes de los interbloques que conforman el Frente de Todos (FdT), Juntos por el Cambio (JxC) y Unidad Federal (UF) acordaron hoy un temario que incluye la Ley Lucio y la Ley de Alcohol Cero para deliberar mañana en la primera sesión del año del Senado, tras el debate frustrado de hace dos semanas.
En una reunión llevada a cabo este mediodía en el Salón Gris del Palacio Legislativo, que forma parte del despacho de la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, los senadores del oficialismo y de la oposición decidieron sesionar mañana a las 12.
Al encuentro asistieron los titulares de los bloques que conforman el oficialismo, el formoseño José Mayans, la bonaerense Juliana Di Tullio y la mendocina Anabel Fernández Sagasti.
También sus pares de JxC Alfredo Cornejo, Luis Naidenoff y Humberto Schiavoni, y los conductores de UF, Guillermo Snopek y Alejandra Vigo.
En el encuentro se acordó tratar entre otros temas ascensos de jueces para las provincias de Santa Fe y Córdoba la ley Lucio de capacitación para personal de los distintos poderes del Estado sobre violencia contra la niñez y la adolescencia y la Ley que prohíbe el alcohol al conducir.
También se incluirá en el temario el proyecto de ley del senador Pablo Yedlin (Frente de Todos-Tucumán) que apunta a jerarquizar la carrera de enfermería con capacitación permanente y un nuevo régimen de becas.
La intención de todos los espacios fue avanzar en una sesión que termine con el paréntesis legislativo que se abrió a mediados de noviembre del año pasado y que se agudizó luego de que el oficialismo perdiera el quórum por la salida de cuatro senadores que ahora integran la bancada de UF.
El 31 de marzo oficialistas y opositores se trenzaron en una disputa sobre el temario que llevaron al recinto y, ante la decisión del oficialismo de hacer votar un apartamiento del reglamento para modificar el orden de los temas, JxC y UF se retiraron y dejaron sin quórum la sesión.
El argumento de los opositores fue que la presidenta provisional del cuerpo, Claudia Ledesma Abdala de Zamora, interpretó el reglamento y que no correspondía hacer votar un apartamiento del orden normativo, para lo cual se necesitaban los dos tercios de los votos de los presentes, sino una mera moción de orden, con mayoría simple.
Los investigadores británicos Will Stronge y Kyle Lewis, ponen en escena un debate urgente: bajar las horas de trabajo para mejorar la calidad de vida.
La jornada laboral de ocho horas y de cinco días semanales ha sido una conquista de los y las trabajadoras. Esto que ahora nos parece natural, debemos enmarcarlo en una lucha colectiva que tuvo al frente a las organizaciones sindicales. En la historia de la clase trabajadora de occidente, los momentos de mayor peso de los sindicatos coincidieron con mejoras sustanciales en la vida de la población trabajadora. No es casualidad, entonces, que el discurso de la derecha descalifique y condene a los gremios, y sus acciones, cualquiera sea el reclamo.
El libro “Horas extras. Por qué necesitamos reducir la semana laboral”, de los investigadores británicos Will Stronge y Kyle Lewis, pone en escena un debate urgente: bajar las horas de trabajo para mejorar la calidad de vida. Si bien los datos y ejemplos que utilizan los autores corresponden a los países de occidente central, sirven para debatir sobre el trabajo a nivel local.
Existen infelices coincidencias entre los países periféricos, y los centrales: No hay un reconocimiento económico de las tareas de cuidado que desarrollan mayormente las mujeres, el sector asalariado pierde frente al capital cuando se habla de la distribución de ganancias de un país, las formas de contratación son cada vez más flexibles, y una franja de trabajadores desarrolla labores totalmente informales.
Además, el nivel de sindicalización, década tras década, disminuye. En este contexto tan desfavorecedor para el sector que vive de su fuerza de trabajo, parece superficial preguntarse por el tiempo laboral, pero no lo es.
Desde el nacimiento del capitalismo surgieron las luchas por el tiempo libre. Los investigadores destacan que en 1856, los canteros australianos, abocados a la construcción de la ciudad de Melbourne, fueron los primeros en plantear y lograr la reducción de la jornada laboral de diez a ocho horas.
Es que, como dice el texto, el tiempo es dinero: “Los trabajadores reciben un salario a cambio de cierta cantidad de tiempo, y durante ese tiempo remunerando los empleadores esperan la mayor productividad”. De esta manera, para los patrones el tiempo no es más que un costo, en la búsqueda de la rentabilidad máxima.
Es decir, que se oponen dos concepciones: el tiempo como cimiento de la libertad humana, y el tiempo como índice de ganancia. Este es el punto de partido del ensayo, y en sus poco más de cien páginas, argumenta con solidez sobre la necesidad de reducir las horas laborales.
Toma experiencias recientes de países que aplicaron la medida y expone los resultados de las encuestas de opinión pública que ven con muy buenos ojos una iniciativa de ese calibre, inclusive entre empresarios. A la capciosa pregunta: “¿Qué es lo que realmente se resuelve trabajando menos?”, Stronge y Lewis responden que lo correcto sería preguntarse: “¿Hay algo que no se resuelva trabajando menos?”.
Debatir las actuales formas de trabajo y sus condiciones es ineludible. El trabajo nos implica desde la juventud hasta el final de la vida. En nuestro país, comienza a darse la discusión y, a poco de las elecciones presidenciales, debería tomar mayor impulso.
En el Congreso Nacional hay tres proyectos que proponen bajar las establecidas 48 horas de trabajo semanales. Los diputados del Frente de Todos, Hugo Yasky y Claudia Ormaechea presentaron iniciativas en este sentido.
La primera propone disminuir a 40 las horas de trabajo por semana y la segunda a 36. En tanto, en el Senado, Mariano Recalde, integrante de la misma fuerza política, plantea quitarle un día a la semana de trabajo. Todos estos proyectos aún están pendientes, sin fecha de tratamiento.